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Juan Carlos Álvarez, con el uniforme de la década de 1950, muestra a los invitados las secciones del Museo Forestal.
El Museo Nacional Forestal abre sus instalaciones en Coca

El Museo Nacional Forestal abre sus instalaciones en Coca

El centro situado en el edificio del antiguo Almacén Nacional de Semillas muestra la evolución de la administración y el sector forestal, la maquinaria, los equipos, uniformes y las especies de los montes

Miguel Ángel López

Lunes, 8 de junio 2015, 18:19

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El color rojo en el suelo y las paredes recuerda el fuego. «Es el peligro para los agentes forestales y medioambientales», señala Juan Carlos Álvarez. Vestido con un uniforme histórico, de mediados del siglo XX, el alcalde de Coca y presidente de la Comunidad de Villa y Tierra de Coca en funciones da la bienvenida a los invitados a la inaguración del Museo Nacional Forestal, un centro situado a dos kilómetros del pueblo, en la carretera de Villagonzalo, donde tuvo su sede el Almacén Nacional de Semillas Forestales. El uniforme que viste Álvarez es el que tenía el servicio de guardería de Pesca Continental y Parques Nacionales, uno de los que contiene el nuevo museo. Ha tardado más de veinte años en hacerlo realidad, y Álvarez lo presenta, orgulloso, antes de dejar la Alcaldía de Coca.

En la inauguración del Museo Forestal, Álvarez ha reunido a representantes de todo el sector forestal y de todas las administraciones, y estos reconocieron su labor «callada, anónima», para poner en marcha un centro que «viene a recordar la labor de muchos años del sector forestal, que con sus aprovechamientos forestales, de resina, piñones y micológicos es un motor económico» en el medio rural, comentó el director general del Medio Natural de la Junta de Castilla y León, José Ángel Arranz.

Así, la nómina de invitados al acto inaugural la formaron las autoridades locales, la subdelegada del Gobierno, Pilar Sanz; el director general de Calidad y Sostenibilidad Ambiental de la Junta, José Manuel Jiménez Blázquez y el del Medio Natural, José Ángel Arranz Sanz; el decano del Colegio de Ingenieros de Montes de España, Carlos del Álamo; la decana presidenta del Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales, María del Pilar Avizanda; el subdirector general de Silvicultura y Montes del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, José Manuel Jaquotot; el delegado territorial de la Junta, Javier Lopez-Escobar; el teniente coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Segovia, Fernando Gil, y muchos agentes medioambientales y forestales que trabajan o han trabajado en los montes de la comarca.

El edificio de más de 2.000 metros cuadrados del antiguo Almacén Nacional de Semillas Forestales (utilizado entre 1952 y 1985, desde el que salieron para repoblar toda España semillas de pinos pinaster, pinea o pastizales) es ahora museo y centro de interpretación del sector. Está dedicado a la administración forestal desde su origen en el siglo XIX y a los cuerpos de guardería forestal y medioambiental, a los ingenieros y trabajadores «artífices de esta desconocida labor en el medio», pues según Álvarez el «gran defecto» de todo este colectivo es «haber hecho mucho pero no haberlo sabido contar a la sociedad».

Un trabajo de muchos años

El discurso inaugural lo hizo en el exterior del centro, sobre la plataforma de una torreta de vigilancia que forma parte de los fondos del museo, acompañado de los representantes de las administraciones y los colegios profesionales. Después de él, Carlos del Álamo resaltó la importancia y la oportunidad de este museo de Coca, una localidad que ha sido «referencia en la selección de semillas y la mejora genética del los montes», y José Ángel Arranz subrayó el apoyo de la Junta para mantenerlo y exponer al público la historia del sector forestal que muestra este centro a través de un convenio entre la Dirección General del Medio Natural y la Comunidad de Ciudad y Tierra de Coca. Tendrá el apoyo también del Ministerio pues, como dijo Jaquotot, «no hay un museo como este en ningún sitio».

El museo está situado en una finca de cuatro hectáreas ubicada en un monte de utilidad pública que gestiona la Junta de Castilla y León y ha sido financiado con fondos propios de la Comunidad de Villa y Tierra de Coca, de la Administración regional, del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, de la Unión Europea y del Ayuntamiento de Coca, con un coste final de alrededor de 380.000 euros. Aunque si hubiera que valorar el trabajo empleado desde hace casi treinta años la suma final sería superior a un millón de euros, calcula Álvarez.

Todo este tiempo lo han invertido Álvarez y sus colaboradores en «recuperar y guardar cosas» para el museo. Él «veía» el centro hace años. Comenzó a trabajar en él en 1992, y en 1998 se empeñó en arreglar la parte hundida del tejado, luego el impulso definitivo llegó hace poco n forma de una ayuda de la Consejería de Presidencia de la Junta para consolidar todo el edificio, levantar la torre y las estancias interiores. El propio Álvarez se ha ocupado del diseño que han puesto en planos los arquitectos y de escribir todos los textos de los paneles y de las distintas secciones.

La primera planta ocupa la nave del antiguo almacén, y cada una de las celdas o compartimentos que se utilizaban para guardar las semillas han sido utilizados para dividir esta parte del museo en secciones, tres dedicados a los árboles forestales y otras para la resina, las fábricas y laboratorios resineros, semillas, pesca continental, plagas forestales, fauna ibérica, hongos, otras plantas y la administración forestal.

Visitas y becas

Las instalaciones contienen especies forestales, vehículos, maquinaria, equipos, uniformes, paneles que explican los medios humanos, las superficies repobladas y los montes gestionados en distintas épocas por la administración forestal; y su objetivo es que su actividad «se traduzca en beneficio de los bosques y del sector forestal español».

De hecho, el centro está preparado para las visitas de los colegios y ya tiene programadas las de los alumnos de sexto de Primaria de toda la comarca gracias a un convenio con la Comunidad de Villa y Tierra de Coca, por un lado, y también, por medio de otro convenio con la Escuela Superior de Ingenieros de Montes de Madrid para que en las doce habitaciones con que cuenta el museo puedan alojarse alumnos becados mientras realizan en los montes de Coca las prácticas de sus estudios, de resina, de plagas o de hongos «porque aquí tienen todo un catálogo del monte para que les ayude en su trabajo».

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