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Carlos Álvaro
Viernes, 3 de abril 2015, 09:34
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Devoción, fe... y orgullo. Orgullo de tener dos de las imágenes más hermosas de la Semana Santa castellano y leonesa: la Soledad al pie de la Cruz y el Santísimo Cristo en su Última Palabra. Fue el legado que el escultor Aniceto Marinas (1866-1953) dejó en su queridísimo barrio de San Millán, donde nació. El artista donó la Virgen en 1930, el mismo año en que se fundó su cofradía titular, y el Cristo en 1947. Ambas imágenes desfilan escoltadas por miembros del Cuerpo Nacional de Policía.
Es un privilegio ver estas dos joyas del arte religioso desfilar por las calles de Segovia. Y ayer tuvimos la oportunidad.
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