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Nicolás Gómez Iglesias.
'El pequeño Nicolás' desplegó sus exquisitos modales en Cándido

'El pequeño Nicolás' desplegó sus exquisitos modales en Cándido

El joven de 20 años detenido por suplantación de identidad y estafa llamó la atención del célebre restaurador por sus dotes de simpatía y persuasión

carlos álvaro

Viernes, 24 de octubre 2014, 14:11

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Llevaba una vida de cuento y frecuentaba los lugares más selectos y restringidos. Dicen que le gustaba invitar en clubs y casinos y que, para impresionar, hacía lo imposible por fotografiarse junto a personajes influyentes, con poder: José María Aznar, Juan Manuel Villar Mir, Miguel Arias Cañete... La foto en la que aparece saludando al rey Felipe, en el Palacio Real, el día de la proclamación del monarca, ha dado la vuelta al mundo. Sus interlocutores lo tomaban en serio porque, a pesar de su juventud, daba la impresión de que tenía mano entre las altas esferas del Partido Popular. Incluso a veces se hizo pasar por enlace de la mismísima Casa Real. El protagonista de esta increíble historia se llama Nicolás Gómez Iglesias, tiene 20 años y ha sido detenido por suplantación de identidad, falsedad y estafa.

Los periódicos y las televisiones comenzaron a divulgar la fotografía del 'pequeño Nicolás' a raíz de su detención e ingreso en prisión, y ahí fue cuando en el segoviano Mesón de Cándido se percataron de que Gómez Iglesias había comido en el establecimiento días atrás. «Ni me dijo quién era ni a qué se dedicaba, pero sí me llamó la atención la corrección de sus modales, que era una persona agradable y educada. De hecho, si me acuerdo de él es por eso, porque no me dejó indiferente», cuenta Cándido López. 'El pequeño Nicolás' acudió a Cándido acompañado de dos personas; comieron en una de las salas y después bajaron a la terraza del Azoguejo para tomar un café y un licor. Con Cándido intercambió Nicolás unas palabras, pues se interesó por el cochinillo asado y su preparación. «Hablé con él lo mismo que hablo con otros clientes que me preguntan. Yo, por supuesto, no le reconocí, pero me llamó la atención su simpatía. Era un tipo muy simpático. Luego, cuando lo vi en los periódicos me acordé rápidamente de que había pasado por aquí».

Toda una muestra de las dotes de encanto y persuasión que desplegaba el individuo. Como para fiarse.

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