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El delegado de la Junta, Javier López-Escobar, y el arquitecto Jesús Castillo, en el patio del Palacio de Enrique IV con la estructura que protege las ruinas consolidadas.
Cultura abrirá las ruinas del Palacio de Enrique IV solo a las visitas cualificadas

Cultura abrirá las ruinas del Palacio de Enrique IV solo a las visitas cualificadas

Termina la intervención realizada por la Consejería con una inversión de 412.609 euros para consolidar los restos del edificio

Miguel Ángel López

Martes, 21 de octubre 2014, 14:28

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Las obras de consolidación han terminado y la Consejería de Cultura y Turismo las recibirá en unos días. La inversión de 412.609 euros realizada por la Consejería de Cultura y Turismo en las ruinas del antiguo Palacio de Enrique IV ha permitido salvar de la ruina total lo que queda del edificio del siglo XV y que sea visitable, aunque en un principio las visitas serán restringidas, solo para colectivos «cualificados». Descartado por el momento, y sin fecha, ha quedado el proyecto redactado en 2006 para la rehabilitación integral del edificio, que tampoco tiene ya definido su uso, por lo que ya no hay previsión de que pueda acoger la ampliación del Museo Esteban Vicente.

Un edificio que ha sufrido muchas obras desde el siglo XVI

  • Del palacio de verano original que hizo construir Enrique IV para alejarse de la Corte instalada en el Alcázar queda poco. El edificio original del siglo XV fue transformado a lo largo del tiempo desde que fuera puesto a la venta y adquirido en 1499 por tres familias de la nobleza segoviana, los Campo, los Mercado y los Peñalosa, que iniciaron ya entonces una serie de reformas importantes en la parte que compró cada clan.

  • Una parte sustancial del palacio, el ala que ocupaba la actual plaza de los Espejos, ya no existe, y de lo que sobrevivió al abandono y la piqueta se conserva la parte que ocupa el Museo Esteban Vicente, con la capilla habilitada como auditorio, y los restos de la edificación que tienen fachada a la plaza de la reina Doña Juana y la calle Ildefonso Rodríguez.

  • En el lateral de esta calle se levantaba la torre de la reina, cuyos gruesos muros permiten adivinar su porte en el interior, en la parte del edificio que fue la última en estar ocupada, donde hubo una vetusta tienda de antigüedades. En realidad, la edificación consolidada corresponde al palacio de la reina, de estructura mudéjar y organizado en torno al patio interior. La austeridad de la construcción, propia del siglo XV, está reflejada en las fachadas, de materiales pobres (tierra, cal, ladrillo y trozos de teja), porque la riqueza se reservaba para el interior, en las espléndidas yeserías y las alfarjías policromadas (alguna utilizada no hace mucho para apuntalar muros). Ahora, con esta intervención, se puede hacer una lectura completa de las sucesivas transformaciones.

La intervención ha devuelto la fachada al primer plano de la plaza de la Reina Doña Juana. Oculta desde 2006 tras un trampantojo y unos grandes estabilizadores colocados en la actuación de urgencia emprendida entonces a la vez que se redactaba el proyecto de rehabilitación integral y tras la adquisición del edificio por la Junta, la portada de granito del palacio luce de nuevo los escudos de los Campo, los Mercado y los Peñalosa, las familias que compraron el edificio en 1499, aunque los muros han sido tratados con materiales del siglo XXI.

El delegado territorial de la Junta de Castilla y León, Javier López-Escobar, y el arquitecto autor del proyecto y director de las obras, Jesús Castillo, explicaron ayer la intervención. «El proceso para recuperar las ruinas ha dado paso a la puesta en valor de la riqueza cultural del edificio», comentó el delegado, con unas obras que «no condicionan una actuación futura».

Pero esta, la rehabilitación completa del edificio, para la que en 2006 se calculó un presupuesto de 5 millones de euros, deberá esperar mejores tiempos y la definición del uso, una vez descartada la ampliación del Museo Esteban Vicente. «Será un edificio a rehabilitar en el futuro, pero a mi juicio sería un error asignarle ahora un fin, no nos debemos atar las manos al vincularlo al museo o a cualquier otra institución», porque «no sabemos ni cuántos ni cuándo habrá recursos», declaró López Escobar.

Contactos

El estado actual del inmueble tras las obras de consolidación, y el de las finanzas del Gobierno regional, tampoco permite «establecer un régimen de visitas al uso». El delegado indicó que hay contactos con el Colegio de Arquitectos, con la Escuela de Diseño de la Casa de los Picos y con otras instituciones para «organizar actividades conjuntas», pero advirtió de que serán «de cierta calidad», de interés por ejemplo para estudiantes de arquitectura, «un régimen de visitas cualificado para sacar todo el jugo a la riqueza patrimonial del palacio».

Mencionó López-Escobar la posibilidad de establecer visitas para el público en general más adelante, pero esta opción estará supeditada a que mejore la disponibilidad de fondos de la Consejería, es decir, «si hay presupuesto» o si se llega a «un acuerdo con otras instituciones».

La actuación

En este proyecto de consolidación, según comentó Jesús Castillo, el primer problema a resolver ha sido la retirada de los estabilizadores que sujetaban la fachada, instalados en 2006 para frenar el proceso de ruina, y su sustitución por una estructura realizada en madera y policarbonato que sostiene los muros sin necesidad de apeos. Es una instalación interior de carácter temporal que sigue la traza perimetral del patio de la antigua edificación, que protege los muros y forjados originales del palacio y los preservará hasta que se acometa una futura restauración o rehabilitación completa del edificio.

La limpieza de la abundante vegetación que saturaba el patio interior y la instalación de un nuevo sistema de cubiertas para proteger las fábricas y alfarjías del monumento ha sido otra de las partes del proyecto. Castillo habló de la imagen que vieron al llegar al fondo del edificio, en un pequeño patio colindante con el muro del mercado de Los Huertos, varias basas de columna literalmente abrazadas por las raíces de dos árboles que se habían adueñado del espacio.

Antes de la intervención, explicó Castillo, fueron necesarios estudios y análisis del estado de los muros, sobre los que cargaban en exceso los apeos de refuerzo puestos años atrás. Ahora han quedado sujetos en la cabeza, agarrados desde arriba para no llevar las cargas al suelo, con la estructura estabilizada y reforzada mediante el nuevo sistema de madera laminada y policarbonato, materiales y soluciones constructivas fácilmente identificables.

Es una estructura que «no condiciona actuaciones futuras», pues garantiza que la actuación sea reversible y se pueda retirar con facilidad para reutilizar en otros proyectos, y con la que se consigue también que no entre el agua y que todos los elementos, muros y decoración, queden protegidos. Las yeserías, que son originales del siglo XV y tienen un gran valor artístico están ahora totalmente preservadas de humedad.

La obra ha servido, además de para «dignificar las ruinas y la imagen de cara a la ciudad», para resolver la manera de contar al visitante cómo era la tipología de la edificación, de modo que tras las obras se puede realizar, con los restos de todas las estructuras a la vista, «una lectura completa de todo el edificio». Ahora, con la ruina adecentada, se puede realizar un recorrido muy agradable.

Información técnica

Castillo señaló que para la intervención se dio muchas vueltas al tratamiento de las fachadas, y durante la actuación se ha obtenido abundante y valios información técnica sobre la historia de las tipologías constructivas y el uso de materiales desde el siglo XV, y se ha podido documentar, por las distintas fábricas de los muros (con hasta cinco capas de revoco), la evolución de las formas de construcción desde hace más de quinientos años. Los revocos más profundos, los originales, «han salido bastante bien y son muy interesantes para el día de mañana realizar una restauración más pormenorizada», indicó el arquitecto.

El Palacio de Enrique IV ha sufrido importantes transformaciones a lo largo de la historia, recogidas en diferentes escritos. Sin embargo, el abandono del edificio desde finales del siglo pasado provocó el hundimiento de la cubierta, que al desaparecer con parte de los muros, dejó la composición del inmueble tal y como se encontraba antes de estas obras, en un estado ruinoso acrecentado por el viento y las lluvias.

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