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Eduardo Doldán Sebastián, en su comercio de la calle San Francisco.
Cinco generaciones tras el mostrador

Cinco generaciones tras el mostrador

La especialización y la calidad son la clave de la pervivencia de Candamo, abierto en la calle San Francisco desde hace 160 años

virginia gómez

Martes, 21 de octubre 2014, 12:25

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Entrar en el comercio de Eduardo Doldán es como un viaje al ayer. Sus estanterías de madera, con su vorágine de productos apetecibles, le traen a uno a la memoria aquellas tiendas de comestibles de barrio hoy casi extinguidas.

Candamo fue fundada hace más de 160 años y se mantiene estoica en su emplazamiento de siempre, en el número 2 de la calle San Francisco, a unos pasos del Acueducto. Es probablemente el comercio tradicional más antiguo que pervive en la capital.

Su actual propietario, quinta generación de este negocio familiar que abrió por primera vez Antonio Candamo, un gallego destinado a Segovia para cumplir el servicio militar, cuenta que la calidad y la especialización es la esencia de su establecimiento, lo que ha hecho que este pequeño local haya salido adelante contra viento y marea.

En sus mostradores se encuentran productos que no comercializan las grandes superficies, como cola de pescado, bacalao de Islandia, Armisén para hacer madalenas o levaduras, legumbres y embutidos específicos que en la ciudad solo pueden encontrarse en esta tienda. Incluso, resalta Eduardo Doldán, hay pedidos que salen hacia otras ciudades españolas, entre ellas Valencia, Mallorca y Madrid.

Como en el resto de los comercios tradicionales segovianos, la llegada en masa de los grandes supermercados y la crisis económica han hecho mella en este negocio, que recuerda el 2013 como uno de los peores a nivel de ventas. «Fue horrible», lamenta Doldán. En ese año, además, sufrió hasta tres inundaciones por la rotura de las tuberías de la calle.

La situación de los últimos años le ha impedido renovar el contrato a algún empleado, pero el propietario de Candamo se reconoce optimista de cara al futuro de su comercio. Él ha optado por mantener esa apuesta por la especialización y la calidadque le ha hecho perdurar desde el siglo pasado. «Está difícil, pero hay que mirar siempre adelante, evitar las autopistas y escoger carreteras secundarias», recomienda este tendero, cuyo negocio se nutre del cliente de toda la vida, aunque también de gente de paso que, atraída por la exclusividad de los productos, termina convirtiéndose en compradora habitual. Como parte de su estrategia, Candamo trata de renovar su catálogo de productos con regularidad, lo que consigue a base de buscar y escoger mucho entre distintos proveedores.

En los últimos años, muchos comerciantes han intentado consolidarse sin éxito en la calle San Francisco. Doldán dice que los locales han ido cambiando de manos, que muchos han abierto tan pronto como han tenido que cerrar, pero que eso no ha tenido efectos en su tienda. «Nosotros somos una cosa rara», admite con satisfacción.

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