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Pablo de Bustos sostiene una Boga del Tajo (Pseudochondrostoma polylepis), una especie protegida y exclusiva de la Península Ibérica. JESÚS FORMIGO / ICAL
Pezqueñines… sí, gracias

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La Casa del Parque de las Batuecas tiene un espacio para divulgar el proyecto ‘Life Cipríber’ para la conservación de peces como la colmilleja del Alagón

BEATRIZ JIMÉNEZ / ICAL

SALAMANCA

Lunes, 22 de enero 2018, 13:09

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Apenas alcanzan los diez centímetros de longitud, por lo que pasan casi desapercibidas. A lo largo de su cuerpo y aletas poseen cuatro líneas de manchas negras que las diferencian del resto, además de tres pares de barbillones en la boca y una espina retráctil en la cabeza para defenderse de los depredadores. Resulta curioso observar cómo las hembras suelen ser de mayor tamaño que los machos, lo que denominan «dimorfismo sexual». Se trata de la colmilleja del Alagón, un ciprínido que únicamente se da en la cuenca de este río en la provincia de Salamanca y que actualmente se encuentra en peligro de extinción.

Su nombre científico es ‘Cobitis vettonica’, porque hacía referencia a los habitantes prerromanos que ocupan las tierras, como eran los vetones. Antes se consideraba una subespecie de ‘Cobitis paludica’ pero desde finales del siglo XX se trató como una especie diferenciada.

Las colmillejas son peces sedentarios que se reproducen en la época de primavera, entre los meses de abril y junio, y depositan sus huevos en la grava. Suelen vivir en tramos medios y medio-altos del río Alagón y son consideradas como una especie única en peligro de extinción, de manera que está protegida.

En la Casa del Parque de las Batuecas cuentan con un espacio propio dedicado a la divulgación del proyecto ‘Life Cipríber’ encargado de la conservación de ciprínidos ibéricos. Se trata de siete especies de peces de río presentes en esta zona salmantina, entre los que destacan la colmilleja del Alagón junto a las bogas o las sardas. El educador ambiental de la Casa, Pablo de Bustos Cruz, explica cómo esta diminuta especie capta la mayor parte de la atención de los visitantes que se acercan a este espacio por sus peculiaridades.

Pequeña y curiosa

Esta pequeña especie está presente en casi todas las zonas del río Alagón, aunque en las zonas bajas es menos frecuente debido a que estos tramos son los más degradados. Entre sus costumbres destaca su carácter crepuscular o nocturno. Pasa mucho tiempo escondida entre la vegetación o enterrada bajo el fango y además, puede respirar el aire de la atmósfera mediante parte del intestino.

La alimentación de la colmilleja del Alagón es bentónica, es decir, se compone de materia orgánica y pequeños organismos que habitan en el fondo de los ecosistemas acuáticos. Respecto a su reproducción, las hembras según su tamaño, pueden poner un número variable de huevos blanquecinos, entre 400 y 2.000.

Estos peces prefieren aguas claras con sustratos duros de roca y grava, así como aguas estancadas o de corriente no muy fuerte en los cursos medios y bajos de los ríos, embalses, lagunas, lagos, charcas y acequias.

El proyecto ‘Life Cipríber’

Durante los últimos años se llevaron a cabo varios estudios en los que se puso de manifiesto el retroceso de las poblaciones de algunos peces de la Cuenca del Duero y del Tajo, así como el aumento de especies exóticas. A raíz de esto, se llegó a la conclusión de la necesidad de tomar medidas frente a la regresión de estas poblaciones y se consideró la zona de Salamanca como una de las principales áreas de interés, en la que se pueden encontrar algunas comunidades piscícolas autóctonas y endémicas que están en peligro o amenazadas.

Como explica Pablo de Bustos, con el objetivo de proteger dichas especies, la Confederación Hidrográfica del Duero junto a la Junta de Castilla y León, la Fundación Patrimonio Natural y la Confederación Hidrográfica del Tajo, presentaron el proyecto denominado ‘Life Cipríber’.

Su finalidad se basa en proteger y establecer protocolos para la recuperación de estas poblaciones endémicas en el suroeste de la provincia de Salamanca, además de conservar y restaurar los hábitats naturales en los que se encuentran.

En ese sentido, el educador ambiental de la Casa del Parque de las Batuecas, asegura que muchas personas “desconocen el alcance del peligro en el que viven estos peces y no son conscientes de la labor de protección”. Cuenta cómo cuando aparecen las especies, éstas tienen que hacer una migración para la reproducción de aguas bajas a zonas en aguas altas, por eso, “hay veces en las que a su paso dan con obstáculos como las presas, que no son capaces de remontar para llegar a las zonas óptimas de reproducción”. Por ello, una de las acciones que se llevan a cabo para evitarlo pasa por “romper esas barreras y captar peces que puedan remontar esos obstáculos”.

Desde este proyecto se apuesta por buscar la forma ideal para que los ciprínidos puedan llegar a las zonas óptimas, que suelen ser los cursos altos de los ríos, además de ser capaces de criarlos en cautividad como ocurre en el centro del municipio salmantino de Galisancho, de manera que estas especies se puedan reproducir y así “hacer repoblaciones si llegaran a desaparecer”.

Asimismo, es importante trabajar con especies vulnerables como la colmilleja del Alagón, que está en peligro de extinción, “por la población tan reducida” y conseguir ambientes fluviales que permitan la mejor distribución y situación de las poblaciones mediante la eliminación de los impactos en los cauces.

Primera fase

En la primera fase del proyecto ‘Life Cipríber’ se construyeron tres rampas para peces en el río Águeda, en el término de Navasfrías; tres más en el Uces, con dos en Cabeza del Caballo y una en La Zarza de Pumareda; además de cuatro en el río Huebra, a la altura de Pozos de Hinojo, Moronta, Barbalos y Berrocal de Huebra. A ellas se suman diez rampas más en el Yeltes, entre las que destacan siete en el término de Villares, dos en Yecla y una en Puebla.

Estas rampas se llevaron a cabo en azudes y presas tradicionales, que favorecen el movimiento a lo largo de los cursos fluviales, destinadas a varios usos como el riego, abrevado de ganado, abastecimiento, recreativo o industrial, donde una rampa de peces permite mantener el uso, al mismo tiempo que se imita la secuencia natural de un cauce de un río para facilitar el remonte de las especies.

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