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José Luis Puerto durante su intervención. M. J. G.
José Luis Puerto descubre su carácter curioso en una charla

José Luis Puerto descubre su carácter curioso en una charla

San Esteban de la Sierra ·

El escritor albercano presentó ayer su obra ‘Romances y cantares narrativos de tradición oral en la Sierra de Francia’

m. jesús gutiérrez

San Esteban de la Sierra

Domingo, 31 de diciembre 2017, 11:09

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El escritor albercano José Luis Puerto se acercó ayer hasta San Esteban de la Sierra para compartir comida con sus vecinos y presentarles después su obra ‘Romances y cantares narrativos de tradición oral en la Sierra de Francia’, una publicación que incluye algunos romances y también cantares obtenidos en dicho municipio, donde tuvo muy buenos informantes, como por ejemplo Agustina Espinosa, entre otras mujeres.

Fue una charla en la que otros serranos como él descubrieron su carácter curioso, que le ha llevado a recorrer pueblos y a conocer ciento y una historia de cada uno de ellos.

La presentación de José Luis Puerto corrió a cargo de Josefa Martín, de la Asociación El Álamo que, junto al Ayuntamiento, habían promovido esta actividad. En la presentación, lejos de relatar todo el currículum del escritor, Martín prefirió hablar de las palabras, muchas en desuso o desconocidas para la mayoría, y así describió a José Luis Puerto como una persona «jurata», es decir, interesada por todo.

Algo que certificó el escritor y poeta, quien señaló que «soy una persona jurata desde niño, con una inclinación a dejarme sorprender por todo». Y así comenzó una amena charla en la que contó vivencias de su niñez, cuando observaba las casas y veía que todas no eran iguales, porque había una que le fascinaba: la iglesia, y en cuanto tenía ocasión entraba a mirarlo todo. Su curiosidad le llevó a ser monaguillo y a conocer el mundo de la liturgia, de las fiestas religiosas...

Esa curiosidad también le llevó a conocer y amar el patrimonio y la riqueza de los romances y cantares, los cuales aprendió también de niño, cuando dormía con su abuelo Pablo, con el que todas las noches rezaban las oraciones. Fue él, su abuelo, quien lo inició en el mundo de la poesía; porque esas oraciones no eran otra cosa que «historias fascinantes, que contaban cosas que yo no conocía y palabras que yo no había oído»; historias que lo introdujeron en la poesía, porque «lo que rezábamos eran romances del siglo XVI».

Tras esta introducción, José Luis Puerto continuó contando anécdotas de su niñez y leyendo algunos de los romances o cantares que se incluyen en el libro; pero también habló de todo aquello que había recopilado en San Esteban de la Sierra.

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