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Vicente Sánchez en la presentación de su libro ‘Verde y Oro, ¡Coquilla!’. S.G.
«En el campo charro hay mil temas para sacar libros pero no le damos importancia»

«En el campo charro hay mil temas para sacar libros pero no le damos importancia»

CIUDAD RODRIGO ·

Acaba de publicar ‘Verde y oro, ¡Coquilla!’ que en apenas un mes se ha vuelto a reeditar ante la demanda de más ejemplares

Silvia G. Rojo

CIUDAD RODRIGO

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Martes, 30 de enero 2018, 11:57

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Es una de esas personas a la que el mundo del toro salmantino identifica a la perfección por su gran afición y compromiso. Han pasado seis años desde que publicara ‘El toro de Salamanca’ y ahora, Vicente Sánchez López maneja una nueva criatura entre sus manos: ‘Verde y oro, ¡Coquilla!’

-¿Cómo surgió este libro?

-Cuando escribí mi primer libro, ‘El toro de Salamanca’, casi quedó pendiente escribir sobre una persona que ha sido muy importante para el campo charro y la ganadería salmantina, aunque ella no fuera ganadera titular. Era una persona muy conocida por todos, que además tiene una canción dedicada, ‘Verde y oro’, de Concha Piquer, de ahí el título del libro, y es Pilarín Coquilla. Como escribir sobre ella, únicamente, es complicado porque no tenían familia directa, he tratado de plasmar en el libro la historia ganadera de su familia, que fue una de las ganaderías más importantes del primer tercio del siglo XX. Después los continuadores fueron los Sánchez Fabrés aquí en Salamanca, junto con los Sánchez Arjona, que están emparentados; y Raboso. Ese triángulo, a parte de un capítulo dedicado a ella, es de lo que trata el libro.

-¿Y cómo ha concentrado toda esa historia?

-Primero aparece la historia ganadera de su familia, Sánchez, que se remonta a mediados del siglo XVIII. La familia se hizo con la finca Coquilla de Juan Vázquez, que es de donde viene el nombre de Coquilla. A principios del siglo XX la nueva generación que se puso al frente de la ganadería cambió el rumbo comprando Santa Coloma y ahí es donde empieza el encaste Coquilla tal y como se conoce hoy en día. Antes de la guerra se arruinaron y por deudas que tenían con la familia Sánchez Fabrés por una de las fincas que tenían arrendada como pago, se quedaron con una parte de las vacas y ese es el inicio de los Sánchez Fabrés, que también estuvieron muchos años en primera línea y toreando las figuras. Los Sánchez Arjona están emparentados con los Sánchez Fabrés y, después, José Matías Bernardos, muy conocido como ‘El Raboso’, en el año 1951 se hizo con una parte de la ganadería de los Sánchez Fabrés y durante muchos años estuvo lidiando únicamente Coquilla. A lo último de los años 60, llegó a él una rama de Domecq, vía María Antonia Fonseca pero eso ya es otra historia. Durante casi 20 años estuvo lidiando exclusivamente con el encaste Coquilla y hasta casi su fallecimiento. A él, personalmente, le gustaba más el Coquilla que el Domecq pero, obviamente, los tiempos cambiaron y las modas.

-Me da la impresión de que en este libro hay mucho más, ¿cuántas historias han quedado pendientes?

-Exacto. Ahora hay mucha gente que me dice que tengo que escribir de Raboso pero de la otra rama. Han pasado seis años entre el primer libro y éste y quizás sea mucho tiempo pero prefiero hacer las cosas como creo que están bien hechas que no correr y sacar libros continuamente, porque hay que prepararlo bien. Pero desde luego, uno de Raboso fijo que saldrá aunque también están los ‘patas blancas’ o la familia Pérez Tabernero, que tiene mucha importancia y tampoco hay mucho escrito sobre ellos. En el campo charro hay mil temas para sacar libros, pero desgraciadamente no le damos la importancia que tuvo, que ya no la tiene pero que la tuvo y que si recoge en un libro, ahí queda.

-¿De qué salud goza este encaste hoy en día?

-Está reducido exclusivamente en 30 ó 35 vacas que tiene la familia Sánchez Fabrés a modo sentimental, fundamentalmente. Sánchez Arjona tiene 60 más o menos y lidia solo novilladas o novilladas sin picadores porque criar toros en este encaste es muy complicado según está el mercado; los toreros no los quieren mayormente. Luego está Antonio Martín de Casasola que deriva de la de José Matías Bernardos, que le vendió una parte de sus vacas y tendrá medio centenar y en Jaén que es donde se fue la ganadería casi entera cuando se vendió antes de la guerra, está El Añadío y la ganadería de Benito Mora, que tendrá 50 u 80 vacas y aquí en Salamanca Francisco Madrazo de la Vadima.

-¿Sería complicado recuperarlo?

-Casi imposible según está la situación actual, ya no ganadera. Chicuelo, que era un torero de la casa decía: «Son dulces como rosquillas y picantes como guindillas». Hoy en día, los toreros, si son dulces como rosquillas, perfecto, pero si te sale un picante como guindilla ya está el pero. Y en este encaste que tiene personalidad propia, con pitones normalitos, pues son muy generosos, y los kilos los justos; es la mirada la que hace que se hiele la sangre. En la actualidad están refugiados en las novilladas sin picadores y alguna con picadores. En el caso de Javier Sánchez Arjona lidia en Francia porque este país es el feudo y es donde ya no solo este encaste, sino todos, se refugian. La afición francesa entiende mucho más la forma y el tipo de cada encaste o lo que debe ser un novillo que nosotros los españoles, están más educados en ese sentido.

-Habla de seis años entre libro y libro pero, ¿cuándo se puso en serio con el trabajo?

-En serio, tras los carnavales de 2017.

-¿Le provocaron?

-Pues sí. Fue Rodrigo Plaza el que me dio la idea de hacer este círculo de la familia Sánchez de Coquilla, Sánchez Fabrés, Sánchez Arjona y Raboso como homenaje a Pilarín, que no es que sea la persona clave del libro, pero a modo sentimental al menos para mí, creo que es una persona que merecía no quedar en el olvido, aunque es conocida por todos sitios.

-Usted ha escrito el libro por pura afición.

-Todo lo que he hecho ha sido por afición, no como negocio. Todos los aficionados estamos en deuda con esa historia grandiosa que tuvimos y yo, personalmente, no quiero que se quede en el olvido y trato de hacerlo escribiéndolo en un libro. Los dos únicos familiares de los Coquillas que viven me han ayudado todo lo que han podido y más; Javier Sánchez Arjona me ha tratado de lujo, Juan Sánchez Fabrés de lujo, igualmente, y la viuda de Domingo Raboso me ha ayudado en todo lo que he podido así que estoy agradecidísimo por la ayuda que me han prestado con el libro.

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