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Miércoles, 16 de noviembre 2016, 11:59
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La violencia de género no es un suceso, porque un suceso es un hecho inexplicable y fortuito. Y la violencia de género tiene explicación. María Gallego, vocal de la junta directiva de la Academia de la Televisión y experta en cuestiones de género, lo dejó ayer claro en la jornada organizada por la asociación Beatriz de Suabia. Durante su intervención, que fue la primera de la mañana, la también periodista se esforzó en definir a la violencia de género como una clase de terrorismo, o, en términos que utiliza la Organización Mundial de la Salud, una «epidemia».
«Las mujeres no mueren, como se puede leer muchas veces; las mujeres son asesinadas», afirmó categórica Gallego en el Colegio Arzobispo Fonseca. Lo que falta en la mayoría de los casos, añadió, es el «relato histórico» que permita no considerar a los asesinatos como hechos aislados a los que el gran público termina por acostumbrarse, sino como ejemplos de un problema mucho más profundo y arraigado en la sociedad, aquel que se ha dado ante «el cambio radical en las relaciones entre hombres y mujeres».
«Las mujeres reclaman su libertad y su independencia y los hombres padecen el síndrome del rey destronado», explicó, no sin antes reclamar que la violencia machista será considerada un tema político y tratada como un problema social por los medios de comunicación. «La violencia contra las mujeres es un patrón de conducta social y hasta hace poco tiempo estaba institucionalizada en las costumbres, en las leyes y en la jurisprudencia, basta recordar que la infidelidad de la mujer era atenuante en caso de asesinato por parte del marido», apuntó Gallego, que pidió, asimismo, que el foco, siempre, se ponga en el agresor, y no en la víctima, que se haga una «batalla educativa» y que en cada noticia sobre casos de violencia de género se incluya el teléfono 016, de atención a las víctimas.
Por otro lado, en la inauguraciónde la jornada intervino el gerente de Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León, Carlos Raúl de Pablos, quien incidió en la necesidad de mejorar la coordinación de todas las instituciones implicadas, esquematizando la acción en tres ámbitos. En primer lugar, la atención a la víctima, imprescindible en estas cuestiones. Pero, en segundo lugar, también hay que tener en cuenta la situación del agresor, ya que es «muy complicado» realizar un perfil del maltratador para poder abordar el problema. En este sentido, los Servicios Sociales de la Junta trabajan también con los agresores, para que «comprendan otro modo de relacionarse con las mujeres». Una forma también de proteger a las víctimas y a sus hijos. Son estos, los niños, la tercera parte de ese esquema. «Hay que trabajar con los menores que han sido víctimas o han contemplado violencia porque ese suele ser un primer paso para que se repitan los comportamientos agresivos en la edad adulta».
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