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Carlos Inestal, gerente de Rondaoeste Energía.
Ponen en marcha la primera comercialiadora eléctrica de origen salmantino

Ponen en marcha la primera comercialiadora eléctrica de origen salmantino

Rondaoeste Energía echa a andar después de tres años de trámites administrativos con la intención de ofrecer una atención cercana

redacción / word

Sábado, 24 de septiembre 2016, 11:54

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En 2009 comenzó a liberalizarse la comercialización de energía eléctrica, desde entonces se abrió un nuevo campo de negocio para empresas atrevidas, dispuestas a competir con las grandes multinacionales, Iberdrola, Endesa, Gas Natural o Unión Fenosa, y capaces de generar mejores condiciones para el cliente.

Con la intención de ofrecer un servicio marcado por la cercanía Carlos Inestal, ha puesto en marcha recientemente la primera empresa comercializadora de energía con origen salmantino. Se llama Rondaoeste Energía, tomando el nombre de la estación de servicio que la familia Inestal tiene en la capital desde hace 16 años. Precisamente la base que sustenta la gasolinera situada en calle Luis de Camoens es la misma que quieran aplicar a esta nueva actividad, que pretenden desarrollar «con trabajo, la experiencia previa y humildad», según declara el joven empresario.

El nuevo proyecto denominado Rondaoeste Energía consiste en la comercialización de energía a nivel nacional, tanto para empresas como para cualquier vivienda. En palabras de Carlos Inestal, se trata de «algo muy interesante y totalmente nuevo», por un lado porque en el lado promocional quieren distinguirse por la atención cercana al cliente, por la dar un servicio de calidad con una plantilla de profesionales entre los que destacan ingenieros especializados para ofrecer la mejor opción a cada realidad. Por otro lado, cabe destacar la valentía del empresario y el empeño, pues llevan tres años trabajando para conseguir las licencias necesarias para regularizar esta actividad. Carlos Inestal considera que los requisitos técnicos son elevados y los tiempos se demoran demasiado, teniendo en cuenta que en otros países poner en marcha una actividad de estas características es posible en 24 o 48 horas, y aquí han tenido que esperar hasta tres años.

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