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Mendoza triunfó una vez más en La Glorieta. La del año pasado no vale, era de prueba.
¡Será por orejas, mire usted…!

¡Será por orejas, mire usted…!

Brillante Hermoso, espectacular Galán, desigual Vicens. Los tres salieron a hombros en una entretenida y soleada tarde

toño blázquez

Jueves, 22 de septiembre 2016, 12:01

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En la zona cultureta de la plaza me apeo cada día de feria para parlotear con los artistas amigos; Ricardo Sánchez Marcos, matador de toros y excelente pintor, Jesús Chertudi, taurino de ley y buen artista del pincel también o José Manuel García, ojo clínico para la foto genial, que este año expone imágenes muy visuales de gran formato. En esto se va dando uno cuenta de cómo pasa el tiempo cuando saluda de forma ininterrumpida a gente de mi época de mayor trajín taurino (los 80-90), el matador de toros y banderillero recientemente jubilado Tomás Pallín, al banderillero José Luis Zuri, o al legendario Francisco Campos 'El Lobo', ¿se acuerdan?. Aquel tipo que se tiraba a los campos de fútbol en las competiciones europeas con una pancarta en la que ponía 'El Lobo, un torero para España'. Hombre curioso, sí. Una panda de jurisconsultos taurinos para habernos hecho un selfi de tintes melancólicamente dramáticos. En fin, vamos al tajo. Ya sabe, el 21 se acaba la fiesta definitivamente, queda ahí un puentecito largo entre que acaban las corridas de toros y el rabo final, que dicho sea de paso, antaño la cosa lucía con más lujo y rumbo. Yo me acuerdo, primero que era fiesta todo el día, segundo que la provincia nos conquistaba con avaricia, tercero, que había hasta carrozas vencida la tarde y cuarto, la plaza a tope con aquellas corridas mixtas con toros de cuerna exuberante. Hierros, como Guardiola Fantoni, Cura de Valverde, Conde de la Corte, eran habituales ese día. Corridas duras, inquietantes y muy atractivas para el público. Otros tiempos, evidentemente.

El año pasado el señor Mendoza vino un poco apático y así se fue pero como ésta es su casa (le lleva la empresa) pues tampoco peligraba su repetición. Nos llamarán pesados pero seguimos esperando que algún año se deje acompañar en Salamanca por Diego Ventura. Ayer estuvo brillante Pablo. Normalmente siempre lo está. Sorteó el lote más vivo y adecuado para su arte. Brilló con Zeldar y Donateli. Galopes de costado, templando la embestida con suavidad, quiebros, vueltas en la cara del toro.. En el cuarto más de lo mismo, con un feo metisaca final que ahogó la posibilidad de trofeo. En fin, Hermoso sigue en su trono, tan pancho él.

Cositas nuevas y simpáticas nos trajo el joven veterano Sergio Galán. Rompió la inercia del siempre lo mismo en el rejoneo. Tuvo su gracia como hacía bailar los caballos al son del pasodoble en los cites en corto, con el público entregadísimo porque luego hacía los quiebros perfectos, eso si, sin mucho agobio en los embroques, que le salían más que al estribo, a la grupa, lo que merma pureza y encandila el circo. El caso es que el rejoneo de hoy, desde Hermoso para acá, ha ganado en espectáculo pero sustentado en la doma increíble más que en hacer las suertes buscando los cánones clásicos. Quizá tenga que ser, no digo que no, pero yo echo de menos el quiebro sin aspavientos, ofreciendo el pecho del caballo y saliendo limpio por centímetros de gente como Vidrié, por ejemplo. En fin, me estaré haciendo viejo.

Con Ojeda, Titán, Óleo, Galán brilló en lo espectacular y se templó a la hora jugar en una armonía de mariposeos ante el toro de forma admirable. Y cosa que yo hacía mucho tiempo no veía: poner banderillas a dos manos, sujetándose el rejoneador las bridas a la cintura para llevar al caballo con las piernas. Galán lo hizo perfecto en dos ocasiones, quebrando desde muy cerca y consiguiendo las mayores ovaciones de la tarde. Tarde, pues feliz, para Sergio Galán, que es casi paisano pues tiene la finca en Valdelosa.

Lea Vicens, joven y guapa francesa, pero de débil muñeca ("¡pero si no aprieta la jodía!", gritaba uno tres asientos más allá) es buena amazona y posee un interesante sentido del temple a caballo. Se la veía mejor con caballos más ligeros porque un tal Capricho¡vaya caballón!, te caes de ahí, como de un tercer piso.lento el caballo. Con Guitarra o Bético fue otra cosa. El caso es que en su primero erró en dos ocasiones con el rejón, se lo llevó puesto el animal, y saludaba a la concurrencia. Yo creía que era un fallo. Y cuanto más fallaba más la aplaudían. Es este público tan nuestro que a veces necesita unas cuantas sesiones de Jorge Bucay para aclararse un poco. Muy maja Lea, con poquita fuerza en las manos, ya digo. La verdad es que salvo un criterio de clasicismo bien resuelto y buena monta, no aporta gran cosa. En su primero, de buenas a primeras, le largaron dos orejas. Y en el sexto, tras dos rosas, otra. ¡Ocho orejas! Pásmense. Y porque no había Perrito Piloto que si no

Y abríguense que llega el otoño. Ha sido un placer.

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