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El homenajeado en el Día de la Provincia, Antonio Romo, junto a toda la Corporación provincial, ayer en el patio de La Salina.
El discurso de Javier Iglesias ofende a diputados, alcaldes y concejales

El discurso de Javier Iglesias ofende a diputados, alcaldes y concejales

maría Jesús Gutiérrez

Jueves, 22 de septiembre 2016, 12:06

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Como cada año, una parte importante de la celebración del Día de la Provincia es el discurso del presidente de la Diputación, un discurso que siempre se ha caracterizado por hablar de la provincia, de sus problemas y posibles soluciones desde la institución provincial, anunciándose -muchas de las veces- nuevas partidas económicas y medidas que se destinarían en los siguientes presupuestos para beneficiar a los habitantes del mundo rural.

Ésta era la tónica general de un discurso institucional destinado a alcaldes y concejales que cada año asisten a la celebración del Día de la Provincia, en la festividad de San Mateo. Un día que para ellos supone una jornada de fiesta, «en la que nos arreglamos y vamos a compartir unas horas con nuestros compañeros y la sorpresa es que llegamos aquí y recibimos un rapapolvo del presidente, que nos ha echado un mitin político», señalaba la alcaldesa socialista de Mogarraz, Concha Hernández, muy enfadada tras escuchar las palabras de Javier Iglesias, tanto que decidió abandonar el patio de La Salina, porque «me ha quitado las ganas de celebración alguna, veníamos a homenajear a Antonio Romo y a compartir, no a que nos echen una bronca». Y concluyó señalando que «carece del sentido de la oportunidad, no era el momento ni el lugar» para hacer dichas declaraciones.

Y es que el presidente de la Diputación en su discurso hizo dos partes bien diferenciadas: una, en la que alabó la personalidad y la labor desarrollada por el homenajeado con la Medalla de Oro de la Provincia, el sacerdote Antonio Romo, de quien señaló que «ejemplificas lo mejor de la sociedad» y que es «en personas como tú en quien debemos fijarnos» ; y una segunda en la que se refirió a la situación política nacional, al «bloqueo que hay en España», señalando que «en mi opinión, es incomprensible la celebración de unas terceras elecciones».

En este sentido, manifestó que «está plenamente justificado el hartazgo y la incomprensión de los ciudadanos, que no acertamos a entender porqué no valen los resultados electorales. Los españoles ya hemos expresado nuestra opinión en dos ocasiones diferentes, en un periodo de seis meses».

Y añadió que «los electores no estamos equivocados y nuestro sistema funciona. Lo que no funciona es la actitud cortoplacista y miope de los que buscan, después de celebrar los segundos comicios, un interés distinto al interés general de España. Si se persiste en obcecaciones estériles perderemos todos; se resentirá la calidad democrática; mermará la credibilidad de los partidos políticos; y lo que es peor, perderán más las personas vulnerables».

Asimismo, indicó que «hoy a pesar de todo, debemos huir de la frivolidad de análisis interesados, de opiniones sesgadas y de aquellos que pretenden hacer de la inestabilidad su propia fortaleza».

Para concluir, destacó que «personalmente me niego a pensar que no hay otra posibilidad. Hay tiempo y hay remedio. España debe formar Gobierno ya. Y hay mimbres y razones múltiples para hacerlo».

Y añadió que «este reto puede convertirse en una oportunidad. Una oportunidad para alcanzar grandes acuerdos estables y perdurables en el tiempo. Porque si se llega a conformar Gobierno, éste necesariamente deberá contar con la oposición» y apostilló que «ni España ni los españoles nos podemos permitir continuar con espectáculos poco edificantes que sólo contribuyen al empobrecimiento moral y material de la propia sociedad española. No existen las dos Españas irreconciliables. La sociedad española actual es flexible, creativa y pragmática. Tomemos nota de esta realidad».

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