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Una guardia civil podría ir a la cárcel por no ponerse un chaleco antibalas

Se negó a usar la prenda masculina reglamentaria que le ordenó su superior porque le quedaba grande y prefirió utilizar uno chaleco que compró ella

REDACCIÓN / WORD

Martes, 30 de agosto 2016, 11:44

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La Asociación Unificada de Guardias Civiles ha desvelado que una compañera podría ir a una cárcel militar por insubordinación tras negarse a usar un chaleco reglamentario que le queda grande y no le permite usar su arma ni sus grilletes, y en su lugar vestir uno propio que es más seguro.

En un comunicado, la asociación mayoritaria en el instituto armado informó que la agente está a la espera de la apertura de una instrucción de un delito militar por insubordinación, lo que supone la apertura de unas diligencias por las que podría acabar en una prisión militar.

Los hechos ocurrieron el pasado 4 de agosto en la provincia de Salamanca, cuando la guardia civil fue a prestar servicio en un control en la A-62 «y ante la carencia de chaleco antibalas femenino de dotación oficial, solicitó hacer uso del suyo propio que había adquirido por unos 500 euros y que lleva usando sin más problemas desde hace unos años», relata la AUGC.

Sin embargo, el oficial al mando denegó su uso y le ordenó que utilizara uno masculino «a sabiendas de que el mismo le impedía el acceso a su arma reglamentaria y a los grilletes debido a su excesivo tamaño», a lo que la agente se negó «por el riesgo que suponía para su seguridad».

Su jefe decidió, en lugar de abrirle un expediente disciplinario, proponer la apertura de una instrucción por un delito de insubordinación, según critica la asociación, que subraya que la agente «puede acabar pagando su osadía en una prisión militar donde acudan sus dos hijos a visitarla, incrédulos al enfrentarse a una situación por la que su madre, una buena policía desde hace 24 años, podría acabar en la cárcel como una vulgar delincuente».

AUGC sostiene que el actual Gobierno, como los anteriores, «sabe que la carencia más básica en seguridad de los guardias civiles no es otra que la falta de dotación personal de chalecos antibalas», lo que se agrava en lo referido a las mujeres. Destaca que tras la incorporación de la mujer a la Guardia Civil en el año 1988, «pocas han sido las ocasiones en que se han tenido en cuenta las necesidades adjuntas al género a la hora de adquirir material y uniformidad» y recuerda que la Fiscalía ha abierto diligencias por investigación ante la posible existencia de chalecos femeninos sin repartir.

Fuentes de la Dirección General de la Guardia Civil explicaron a Efe que los agentes están obligados a usar la indumentaria reglamentaria porque es la que cumple los requisitos de seguridad estipulados, algo que no se puede garantizar si cada agente lo compra según su criterio.

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