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La arqueóloga Cristina Alario explica las características del edificio construido sobre los restos del convento de San Vicente.
La historia se abre paso en el Cerro

La historia se abre paso en el Cerro

Las visitas guiadas a los nuevos espacios visitables reúnen a salmantinos y turistas en un paseo por las huellas de otro tiempo

Cecilia Hernández

Lunes, 25 de julio 2016, 11:48

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Decenas de personas visitaron ayer el Cerro de San Vicente, lugar que ofrece desde la pasada semana nuevos atractivos turísticos gracias a la apertura del edificio que se construyó sobre los restos del convento benedictino. Guiados por Cristina Alario, una de las responsables del estudio y excavaciones arqueológicas del cerro junto a Carlos Macarro, los visitantes descubrieron cómo era la vida de los primeros pobladores de lo que se convertiría en la ciudad de Salamanca. Y es que en el cerro, a pocos pasos del edificio, se encuentran los restos del poblado de la I Edad de Hierro que se considera origen de Salamanca.

Allí se asentaron aquellos primeros salmantinos, buscando un terreno protegido gracias a la altitud y con fácil suministro de agua al hallarse al lado del río. Siglos después, cuando este espacio se quedó pequeño, los habitantes se trasladaron al cercano cerro de las catedrales, quedando el de San Vicente vacío hasta que se asentó allí una comunidad de monjes, germen del futuro convento benedictino que fue uno de los emblemas de Salamanca centurias.

La invasión napoleónica y la Guerra de la Independencia, junto a la desamortización de Mendizábal, se llevaron por delante este monumental inmueble, del que ahora se pueden contemplar apenas algunos muros, suelos y las bodegas.

Asimismo, en el edificio, que se construyó de cara a la Capitalidad Cultural Europea de 2002, se ha recuperado parte de la historia de la ciudad, a través de una exposición organizada por la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León en la que se pueden ver algunas piezas procedentes de ese convento de San Vicente destruido o contemplar una reproducción a gran escala del grabado de la panorámica de Salamanca en 1570 que hizo Anton van den Wyngarde. La muestra se dedica especialmente a la Calzada de la Plata, como vía de comunicación esencial en la historia de la Península Ibérica y de Salamanca.

Además la estructura metálica del inmueble permite disfrutar de espectaculares vistas sobre la zona histórica de Salamanca, con las catedrales y la Clerecía como grandes protagonistas en el horizonte, por un lado, y el Puente Romano y las obras del Complejo Hospitalario por otro. El paseo permite también pasear por el interior de los sótanos de lo que fuera el monasterio benedictino, y visionar un documental sobre los lugares históricos que se visitan.

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