«Jamás abusé de la niña y la quise más que a mi hija de 9 años que vive en Marruecos»

El súbdito marroquí B.B. afronta una petición de 12 de años de cárcel por un presunto delito de abusos sexuales continuados contra su hijastra. Durante el juicio, que se celebró en la sala de vistas de la Audiencia Provincial y quedó visto para sentencia, el fiscal y la acusación particular pidieron para él, no solo estos 12 años de reclusión en un centro penitenciario, sino también una indemnización de 25.000 euros y la prohibición de cualquier tipo de comunicación con la menor, que es hija de su esposa, con la que convivía desde hace cinco años y con la que contrajo matrimonio en 2012.

«Nunca le dije que se pusiera encima mía», «jamás abusé de ella», «es mentira que yo la penetrara», «por ella tengo más cariño que por mi propia hija de 9 años que vive en Marruecos» y la denuncia obedeció a «celos de la madre».Frases de este estilo fueron pronunciadas ayer por el acusado, quien negó tajantemente que hubiera realizado tocamientos en las partes genitales a su hijastra, o que se hubiera bajado el pantalón y se hubiera desnudado delante de ella. También desmintió que hubiera violado a la chica, motivo por el que fue denunciado por su todavía esposa, quien actualmente se encuentra en trámites de divorcio.

Estos abusos acaecieron presuntamente a lo largo de cuatro años y de forma reiterada. Comenzaron cuando la menor tenía 7 años y se prolongaron hasta los 11 o los 12 años.Fue entonces cuando la menor decidió contar todo lo que estaba sucediendo en el hogar, revelando los presuntos abusos sexuales a una amiga. Según declararon los testigos, no desveló la verdad antes, por miedo a que su madre se enojara con ella por la relación que mantenía con su padrastro. B.B. tampoco arrojó luz en relación a los restos de semen localizados y que han resultado ser compatibles con su ADN.

Además, el varón desmintió que entrara por las noches en la habitación de la niña, salvo para arroparla en algunas ocasiones. Reconoció, no obstante, que sí se quedó alguna noche durante los fines de semana en el salón del piso con ella para ver la televisión. Además, matizó que, de haberse producido el grave delito que se le imputa, se habría sabido, dado que en la vivienda se escucha todo lo que ocurre en cada habitación.También recordó que durante la época del Ramadán, periodo en el que presuntamente también se cometieron los abusos sexuales, los estrictos postulados religiosos le impedían hasta dormir con su mujer. «Si no puedo hacerlo con mi mujer, ¿lo voy a hacer con la niña?», proclamó a preguntas de la acusación.

La madre recalcó que nunca vio tocamientos en su presencia y tampoco apreció un cambio en la personalidad de su hija. Solo se enteró cuando el novio de su otra hija, también menor de edad, le informó sobre el delicado asunto.