Borrar
Los vecinos de Cantalapiedra compartieron un guiso de paella en la Plaza Mayor de la villa.
La paella popular reunió en la Plaza Mayor a las gentes de Cantalapiedra

La paella popular reunió en la Plaza Mayor a las gentes de Cantalapiedra

Jorge Holguera Illera

Martes, 8 de septiembre 2015, 12:54

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Cantalapiedra vive hoy su último día de fiestas. Un 8 de septiembre que por caer en martes marca el final de cinco días de intensa actividad en la buena villa y ha propiciado que las fiestas de los novillos duren un día más que en los últimos años.

Los festejos taurinos han sido y serán hoy de los ingredientes que atraen a más personas a disfrutar de este menú festivo.

Ayer comenzó la jornada con el encierro campero. Los hermanos Celador Zurdo soltaron a dos bravos novillos desde uno de los altos que bordean Cantalapiedra. Cerca del aquel paraje que llaman Berzas a Dios o Verás a Dios. Allí, en aquel alto que se ve desde la propia plaza de toros, pero con dificultad por la lejanía, soltaron las reses bravas que iban acompañadas de tres cabestros o bueyes.

Numerosos caballos y, en mayor cantidad aún, vehículos motorizados arrancaron en el momento en que lanzaron el cohete. Seguro que Manuel Benito encargado de este menester, fue el que dio el aviso. Y en cuestión de segundos se levantó una polvareda que se distinguía desde el propio casco urbano de Cantalapiedra. Unos esperaban en la boca del encierro, es decir, por donde deberían de entrar las reses conducidas por los caballos. Pero, como suele ser habitual en Cantalapiedra, un novillo se desvía, y como el trayecto es largo, se cansa y hay que dormirlo para volverlo a llevar a los corrales. Otro, al parecer tampoco llegó a la plaza por su propio pie y también tuvo que ser inyectado para dormirlo.

Paella

No había prisa, pues hasta las tres de la tarde no tendría lugar la paella. Un momento para la reunión de todos los vecinos y como decía una de las mujeres en la reunión previa a las fiestas, evitar que las amas de casa tengan que hacer comida o los amos de casa.

La paella, este año elaborada por una empresa y en dos grandes paelleras, en vez de en una como en anteriores ocasiones, tenía entre 1.500 y 1.800 raciones, según explicó ayer para estas líneas Juana González, alcaldesa de Cantalapiedra.

También señalaba que de momento las fiestas van bien, «al menos es lo que la gente comenta», anotó. Eso sí, «salvo los heridos que nadie queríamos que hubiese pasado», dijo. Ayer, afortunadamente no hubo heridos ni en el encierro campero ni en el vespertino. Este segundo con tres vacas y el novillo que causó el herido grave del primer encierro, el del sábado a las doce del mediodía.

Los más jóvenes tuvieron entretenimiento tanto por la mañana como por la tarde, con descanso a la hora de comer, para que compartieran el momento de unión de la paella con sus padres y familiares. Hubo parque infantil y a la una, encierro con carretones. Éste último para que los más jóvenes vayan aficionándose al mundo de los toros de manera divertida. También se pudo ver un tren por las calles de Cantalapiedra.

Como no, las terrazas hasta arriba. Estos días en Cantalapiedra los bares hacen su agosto. Cada establecimiento tiene sus alicientes para atraer clientes. Unos los pinchos, otros el buen trato al cliente, otros la situación o todos en conjunto.

Hay un negocio situado en la Plaza Mayor, el Horno Canalejas, que organiza una programación exclusiva para estos días. En su carpa han actuado como estrellas principales Reyes Galocha y Julio Vega, hijos de Cantalapiedra. El primero brillante cantaor de flamenco y el segundo, excelente bailador. Ambos muy apreciados y queridos en la localidad.

Ayer, por la noche en concreto, hubo fiesta flamenca con la actuación conjunta de Julio Vega y Reyes Galocha. Y a partir de las 00:30 horas verbena a cargo del grupo Malibú Show.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios