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Rodríguez-San Pedro posa en una de las salas de la Universidad Menéndez Melayo.
«La figura de Santa Teresa es populista y seductora, hoy sería empresaria»

«La figura de Santa Teresa es populista y seductora, hoy sería empresaria»

Destaca en el Encuentro de Teología de la Menéndez Pelayo su condición emprendedora, «¡no fundó un convento sino una red!»

Luis Miguel de Pablos

Viernes, 31 de julio 2015, 12:26

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Catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Salamanca, Luis Enrique Rodríguez-San Pedro participa estos días en tierras cántabras en el XIVEncuentro de Teología programado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, donde ha ofrecido su particular análisis sobre la figura de Teresa de Jesús. Y para ello ha situado a la Santa frente a San Juan de la Cruz, un escenario del que sale vencedora en todas las comparaciones posibles. Su carisma arrasaba allá por donde pasaba. «Siempre tuvo un gran tirón. Ya en el siglo XVII,los Reyes de España pretendieron hacerla patrona de España. Un afecto que no solo disminuyó sino que trascendió a Europa, ya que varias reinas empezaron a llamarse Teresa, y no solo en España. Por ejemplo, las peregrinaciones a Alba de Tormes ya están contabilizadas a finales del siglo XVIpara visitar el cuerpo», destaca este catedrático vasco afincado en Salamanca. «Era una mujer fuera de lo normal que no paraba de leer y escribir cuando solo el 2 por ciento de la población femenina sabía leer y escribir», señala, extrayendo dos teresas dentro de la misma figura. «Existe una primera Teresa más ermitaña y monástica, la que funda San José, y otra progresiva hacia la fundadora, activa y apostólica que crea toda una red de conventos», añade.

Un magnetismo que el propio Rodríguez-San Pedro traslada al ámbito empresarial. «Es populista y con un capacidad de seducción muy acentuada, hoy sin duda sería una empresaria muy potente porque tenía un gran conocimiento de inversiones, lo que en la época se llamaban juros y censos. No es que fundara un convento, ¡es que fundó una red de casi dicisiete conventos! Y lo hizo al modo empresarial porque los conventos son una especie de franquicias que ella dirigía y ejercía de presidenta», explica, incidiendo en el carisma que desprendía.

A juicio del catedrático de la Usal, las órdenes religiosas son «partidos políticos y tienen unos iconos», por ello «los historiadores desmontamos la peana mística» y aunque la «historiografía oficial dice que cuando Santa Teresa murió estaba en ansias de amor de Dios, nosotros decimos que se suma a un cáncer de útero». En esta línea, señala que existe «mucho debate psicológico y psiquiátrico que choca contra los modelos clásicos» y, por este motivo, en la Iglesia «saltaron chispas cuando se descubrió que Santa Teresa no era una hidalga noble, sino judeoconversa». En su intervención en la Menéndez Pelayo vino a ofrecer una construcción de las personalidades de Santa Teresa y San Juan, desde la consideración de que son la suma de «una sucesión de cosas contradictorias que no se pueden definir en un molde». Aunque pertenecen al «mismo tronco espiritual -la orden de los Carmelitas-» hay diferencias entre ambos que derivaron en dos «caminos» y «formas de vivir la espiritualidad».

La primera diferencia, matiza Rodríguez-San Pedro, es la de «género» entendida desde «los estereotipos y no desde un prisma genital». Además de un distinto origen, formación y temperamento que conllevan que «las espiritualidades y sus formas de manifestación sean diferentes», añade el historiador, que asegura que mientras «Santa Teresa, a través de la mediación de Cristo y la oración vinculada a hablas y visiones, tiene una mística más encarnativa, San Juan de la Cruz logra la purificación desde el desapego, una mística de quitar cosas, sin visiones ni palabras, más cercana al zen».

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