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Julio López, junto con el director de Espacio Nuca, Eduardo Sánchez, la comisaria de la muestra, Noemí Méndez y la directora del DA2, Tate Díez
Ocho fotógrafos invitan a viajar como en ‘Alicia en el país de las Maravillas’

Ocho fotógrafos invitan a viajar como en ‘Alicia en el país de las Maravillas’

redacción / word

Viernes, 17 de julio 2015, 13:22

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El concejal de Cultura de Salamanca, Julio López, presentó ayer una nueva exposición en el centro de arte contemporáneo de Salamanca, Drink me. Le acompañó Eduardo Sánchez, director de Espacio Nuca, uno de los centros adheridos al programa Cultura en Red y colaborador en este proyecto expositivo; y la comisaria de la muestra, Noemí Méndez.

Drink me reúne en el DA2 39 obras de ocho fotógrafos contemporáneos: Paula Anta, Fernando Bayona, Juan Baraja, Soledad Córdoba, Julia Fullerton-Batten, Cecilia de Val, Rocío Verdejo y Carlos Irijalba. Esta muestra se podrá visitar desde hoy hasta el 18 de octubre.

En estas mismas fechas, Espacio Nuca expondrá obras con la misma temática de los artistas: Paula Anta, Juan Baraja, Soledad Córdoba, Antonio Guerra y Fernando Bayona.

Drink me o Bébeme es lo que pone en el bote del que bebe Alicia en el cuento de Lewis Carroll para variar su tamaño y poder acceder a lugares desconocidos. Al igual que Alicia, cualquier individuo debe tomar la decisión de hacerse grande o pequeño ante las situaciones, ante sus propios miedos, sueños y anhelos.

La muestra nos sumerge, mediante las obras de fotógrafos contemporáneos, en todos esos paraísos artificiales, arquitectónicos o naturales por los que se mueve el individuo. Introduce al visitante en el planteamiento psicológico humano en el que decidir sentirse superior, expandido o realmente una miniatura ante la grandeza que le acoge.

El carácter «escenografiado», casi teatral, de todas las imágenes de la exposición es un nexo común a una gran parte de los fotógrafos contemporáneos. Pero la escenografía, a pesar de ser imaginada, existe en la mente del creador y en la realidad común, y es capaz de materializarse bajo las composiciones-instalaciones de todos ellos.

Las imágenes de Paula Anta son poéticas, por un lado están cargadas de ausencia y por otro potencian la presencia del individuo-espectador, que se siente parte de ella. En las fotografías de Soledad Córdoba, ella misma protagoniza sus inquietudes, casi paranormales, en las que los tintes de magia y misterio se mezclan con lo poético. Nos induce a pensar que en el todo colectivo existe siempre esa línea de ausencia y presencia que roza casi con el tormento humano, el ser o no ser, el formar parte o no, el sentirse dentro o fuera.

Rocío Verdejo expone algunas de sus escenas misteriosas, que inquietan y exprimen los más profundos deseos o emociones de sus protagonistas. Personajes como los que cualquiera de nosotros nos cruzamos en nuestra vida sin ser conscientes de la importancia que tomarán en la historia que escribimos. Las obras de Fernando Bayona recrean al detalle las escenas que protagonizan estos seres del peregrinar inconsciente, que mágicos y enigmáticos, a veces nos dan miedo y otras nos otorgan la visión infantil y motivadora de lo nuevo, lo fresco, despertando casi siempre alguna emoción en cada uno de nosotros. Algo parecido ocurre con los de Cecilia de Val o Julia Fullerton-Batten y los escenarios de Juan Baraja, que creados por el hombre y aparentemente fríos e inertes, transmiten una historia y vida propia.

Por último, se expone una fotografía de Carlos Irijalba, que pertenece a la colección Coca-Cola, depositada en el DA2.

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