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Pérez Alencart, Glasscock, Lugilde, Elías y el premiado Stuart Park.

Stuart Park: «Caminar por dentro de la Biblia ha sido y es mi máxima aspiración»

Isidro L. Serrano

Domingo, 26 de abril 2015, 13:49

Salamanca viene consolidándose como referencia de la Literatura Cristiana en cuanto a los reconocimientos que se hacen a destacadas figuras de Europa y América Latina. Ahora correspondió al escritor Stuart Park (Preston, Inglaterra, 1946), quien estuvo discretamente emocionado durante el acto de entrega del Premio Jorge Borrow 2015, celebrado ayer por la mañana en el Colegio Mayor Fonseca de la Universidad de Salamanca. Y esto porque según él, «el nombre que distingue al Premio Jorge Borrow de Difusión Bíblica coloca un listón muy alto para quien tiene el honor de recibir este prestigioso galardón». Su discurso de aceptación del Premio cerraba una intensa jornada de manifestaciones literarias, especialmente poéticas, pero también musicales y pictóricas, que habían tenido comienzo en el Salón de Recepciones del Ayuntamiento, con la acogida a los participantes del Encuentro por parte de Carmen Sánchez Bellota, Concejala de Educación del Consistorio, donde hubo intervenciones del premiado, de Timoteo Glasscok y de Alfredo Pérez Alencart, coordinador de estos encuentros.

Ya en el Fonseca, Park, en un perfecto castellano cultivado en Valladolid en sus cuatro décadas de vida española, agradeció el reconocimiento y trazó las líneas de su trabajo exegético a través de una intervención muy aplaudida por el numeroso público asistente.

Principios literarios

Para él, «al margen de interpretaciones dogmáticas o sectarias, la propia naturaleza de la narrativa bíblica exige una hermenéutica respetuosa con los principios literarios de sus autores originales, los cuales se expresan de manera escueta, sin prodigarse en el análisis psicológico de sus personajes o el enjuiciamiento moral de sus acciones. Esta aparente ingenuidad forma parte de un concepto de economía verbal único en el mundo, una tradición que llega a su máxima expresión en los relatos evangélicos que registran la vida, pasión y muerte de Cristo, donde el lector buscará en vano cualquier atisbo de adorno en la narración del suplicio al que fue sometido Jesús. La sencillez descriptiva manifestada por los evangelistas, muy alejada de la elaboración artificial propia del mito o de la leyenda piadosa, obedece a una finalidad concreta: la de implicar al lector en el relato, no con palabras persuasivas de humana sabiduría, como se señala en Corintios, sino mediante el poder de convicción que poseen en sí mismos los hechos brutos de la historia».

El Premio Jorge Borrow de Difusión Bíblica se viene concediendo desde hace seis años por la Asociación Cultural Evangélica Jorge Borrow, dependiente de la Iglesia Cristiana Evangélica de Salamanca, con sede en Paseo de la Estación, 32, y cuenta con la colaboración de la Alianza de Escritores y Comunicadores Evangélicos de España (Adece). Los anteriores premiados fueron el escritor Juan Antonio Monroy (2010), el teólogo Samuel Escobar (2011), el historiador Gabino Fernández (2012), los teólogos y misioneros José Grau, José María Martínez y Pablo Wickham (2013) y el biblista Plutarco Bonilla (2014).

Poetas, músicos y pintores

Previo al discurso del premiado, la parte primera tuvo intervenciones de destacados poetas cristianos (evangélicos y católicos), como José María Muñoz Quirós, Verónica Amat, José Antonio Valle Alonso, Juan Carlos López, Samuel Escobar, Isaura Díaz Figueiredo, Manuel Corral, Gloria Sánchez, José Amador Sánchez, Araceli Sagüillo, Sofía Montero, José María Sánchez Terrones, Elena Díaz Santana, Luis Frayle Delgado y Leopoldo López Samprón. Cabe destacar la magníficas interpretaciones musicales del grupo Concierto 3 (Ángel Luis Delgado, Luis Montero y Ángel Rodríguez), quienes versionaron poemas del Cantar de los Cantares, Teresa de Ávila y Neruda.

Correspondió a Rubén Lugilde, Presidente de la Asociación Cultural Jorge Borrow, el hacer entrega del pergamino que testimonia el Premio a Park, licenciado en Filología Románica por la Universidad de Cambridge y doctorado en la Temple University con una tesis sobre Don Cristalián de España (1545), novela inédita de la escritora vallisoletana Beatriz Bernal. Posteriormente, el notable pintor Miguel Elías, le hizo entrega de un cuadro pintado especialmente para el premiado, Icthus VIII, un Pez, como el que los primeros cristianos empleaban simbólicamente para significarse como seguidores de Cristo.

El escritor inglés, en su riguroso Discurso de aceptación, destacó que «el hilo conductor de la Biblia se encuentra, en su aspecto diacrónico, en el pueblo de Israel, cuya vocación en el mundo era preparar el camino del Deseado de las naciones, el esperado Mesías; y en su aspecto sincrónico la Escritura revela, a través de la ley, los profetas y los salmos, la Persona y Obra de Cristo. El Antiguo Testamento ha de leerse, por tanto, desde Cristo, de acuerdo con el célebre dictum de Agustín de Hipona: el Nuevo Testamento está latente en el Antiguo, y el Antiguo Testamento se hace patente en el Nuevo. El Antiguo Testamento cobra pleno sentido a partir de Cristo, cuya impronta está presente en toda la Escritura. Mi propia labor interpretativa ha procurado seguir con fidelidad las directrices marcadas por el magisterio del Señor en el camino de Emaús».

La emotiva parte final de su intervención, Park la dedico para recordar una carta que le escribió José Jiménez Lozano, Premio Cervantes de Literatura y Premio Nacional de las Letras, a propósito del Premio Borrow, diciéndole lo siguiente: «Querido Stuart, le pongo dos líneas para felicitarle por un premio que lleva un nombre tan amigo nuestro, como George Borrow, aunque yo creo que tuvo una tarea mucho más fácil que la suya, que fue la de mostrar España caminando por ella con sus biblias en la maleta, mientras usted camina por dentro de la Biblia y nos muestra lo que ve y que por sí solo el lector no vería. Y dicho como quien no quiere la cosa, y aquí no se trata de recontar una historia de una determinada manera; se trata de entender la Palabra de Dios, que es de otro orden de cosas infinitamente más serio, y a mí también me ha interrogado». Park, al respecto, concluyó diciendo que se trataba «del encomio más bonito que he recibido. Caminar por dentro de la Biblia para mostrar lo que por sí solo el lector no ve, e interrogarnos acerca de la Palabra de Dios, ha sido y es mi máxima aspiración».

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