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Madre abadesa sor María Gracia junto a sor Irma Delgado. Arriba la Venerable.
Cantalapiedra recuerda a Ángela María en el 325 aniversario de su muerte

Cantalapiedra recuerda a Ángela María en el 325 aniversario de su muerte

Jorge Holguera Illera

Domingo, 19 de abril 2015, 15:27

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Con tan sólo 41 años de edad, hace 325 años, falleció en la localidad toledana de El Toboso la hoy Venerable Ángela María de la Concepción. Fue el día 13 de abril del año 1690.

Ángela Tabares y Martínez había nacido en Cantalapiedra y pasó su infancia en Villoria. El día que, «pasó de este mundo a la casa eterna de Dios Padre», ya era considerada santa entre las gentes de aquella localidad y de otros muchos lugares, allá donde era conocida.

Muestra de ello queda en las reseñas escritas del día de su entierro, oficiado por el padre Alonso Villarejo. El autor de Solamente quise a Dios, Reyes Castaño relata que «la gente tocaba objetos y rosario a su cuerpo, pedía las flores que adornaban el ataúd y la llamaban Santa, encomendándose a ella y pidiendo su intercesión».

Esta, tan sólo, es una frase de las muchas que ha inspirado a lo largo de los años que han pasado prácticamente desde el día que Ángela María «nació en la villa de Cantalapiedra, el día del Ángel de la Guarda, 1 de marzo de 1649, según oí decir muchas veces a mi madre», según relata ella misma en su autobiografía.

Esta es una de las virtudes de la Venerable Ángela María de la Concepción, la escritura, en la que deja relatada su intensa vida y sus otras capacidades humanas y espirituales.

Ángela María comenzó a escribir su biografía a partir del año 1674 así: «Doy comienzo, no sin grande confusión mía, al cumplimiento del precepto que me han impuesto mi padres espiritual y otras personas». Esta frase revela que lo hizo más por obediencia que por voluntad propia. De tal manera que escribe en tres etapas una autobiografía que consta de cinco libros. Tal y como explica Reyes Castaño, en ella nos cuenta su vida, sus revelaciones y los pasos que dio hasta conseguir la fundación del convento de El Toboso».

Ángela María fue la fundadora de la comunidad de Trinitarias que habita el monasterio situado en dicha localidad toledana. Las reliquias de Sor Ángela María reposan en una arqueta situada entre la Iglesia y el coro desde el que participan cada día en la eucaristía las Trinitarias de clausura que habitan ese edificio del siglo XVII declarado monumento histórico nacional y conocido como El pequeño escorial de la Mancha.

Virtudes

Son muchas las virtudes de esta Venerable en proceso de beatificación. En cuanto a sus escritos se refiere, también hay publicado un libro, que la Madre Ángela María escribió a petición de las monjas de su comunidad, cuyo título es Riego Espiritual para Nuevas Plantas. Este y su Vida fueron editados en varias ocasiones y en la actualidad todas ellas están agotadas por la intensa riqueza que atesoran sus escritos y por ser referencia para muchas mujeres y hombres que la han descubierto.

Sor Ángela María no sólo fue fundadora, sino que fue a más, al poner en marcha la raíz de las Trinitarias Recoletas, «que siendo más fieles a la primitiva Regla de San Juan de Mata, fundador de la Orden de la Santísima Trinidad, vivirían con mayor ahínco y plenitud la llamada de Dios». Esta frase se puede leer en una reciente mención a cargo del Ayuntamiento de El Toboso, cuna de la agraciada amada de Don Quijote de la Mancha. Esta institución nombró recientemente en un escrito a sor Ángela María de la Concepción, dulcinea del mes. Denominación que ya usaron previamente estudiosos pero con una ligera variación más apropiada a esta mujer santa, al denominarla Dulcinea de Dios. Comparación apropiada por el lugar donde fundó esta comunidad de Trinitarias, pero también por la belleza que la caracterizaba. «Era muy agraciada, guapa y simpática», según las palabras de Sor María Gracia, Madre abadesa actual de la comunidad de las Trinitarias de El Toboso. Este es uno de los muchos parecidos que la Venerable comparte con Santa Teresa de Jesús a la que llamaba su madre y con quien «poseía un calco excepcional», en vida, en obra, sufrimientos y producción mística, según la comparación hecha por Primitivo Zabaleta, de ahí que también sea tenida como la Segunda Teresa.

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