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El Cristo de los Doctrinos finaliza la calle Compañía, ante la presencia del numeroso público congregado en la Clerecía y en los alrededores de la Casa de las Conchas.
El Cristo de los Doctrinos invita al silencio en su desfile penitencial del Lunes Santo

El Cristo de los Doctrinos invita al silencio en su desfile penitencial del Lunes Santo

Cecilia Hernández

Martes, 31 de marzo 2015, 12:49

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Con un susto que, por fortuna, se quedó solo en eso, comenzó ayer la procesión del Cristo de los Doctrinos desde la capilla de la Vera Cruz. Un balanceo demasiado fuerte de la imagen al traspasar la puerta del templo provocó que los corazones se encogieran al principio de esta procesión, marcada, como siempre, por el silencio y el recogimiento. Sin más música que el tañer de las campanas y el arrastre de las cadenas de un penitente, el Santísimo Cristo de los Doctrinos transitó por unas concurridas calles de Salamanca, que paraban su actividad para observar con solemnidad el paso del Cristo en la cruz y su madre, la Virgen de la Amargura.

Instantes antes de que el Señor de los cardos y la tristeza de la Virgen se hicieran presentes en la ciudad, en el interior de la emita de la Vera Cruz se vivía una intensa actividad. Momentos de los que quisieron ser partícipes el alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco, el concejal de Cultura, Julio López Revuelta, y el presidente de la Junta de Cofradías y Hermandades de Salamanca, José Adrián Cornejo.

Precisamente en los momentos de recogimiento y rezo previos a la procesión, el hermano mayor de la Vera Cruz, Antonio Santos, se dirigió a sus cofrades para instarles a dedicar la estación de penitencia que iban a realizar a la Asamblea Diocesana en la que se encuentra inmersa la Diócesis de Salamanca. Aires de renovación y cambio que muy bien pueden venir desde el seno de las cofradías, asociaciones públicas de fieles que concentran devociones y fraternidades, así como juventud y ganas, en torno a la fe. Como ejemplo de lo que puede surgir de una hermandad, ayer se encontraba presente en la Vera Cruz Daniel Rojo, un cofrade que sintió, ejerciendo su devoción, la vocación que le ha llevado a ser diácono y que le llevará a ordenarse sacerdote el próximo 12 de octubre en el Cerro de los Ángeles, en Getafe. Así se lo explicó a sus hermanos de la Vera Cruz instantes antes de comenzar la procesión, en la que participó acompañando al consiliario de la cofradía, Pedro López.

Y así, entre rezos y discursos, llegó el momento de la salida de la ermita. En el parque de San Francisco y la calle Dominguez Berrueta se agolpaban cientos de personas para observar el paso del Cristo y la Virgen por la puerta del templo. Tras el susto inicial que comentábamos al principio -que pronto llegó a las redes sociales y que incluso el alcalde confesaba haber grabado con su teléfono móvil- la procesión transcurrió sin más problemas, por el centro iluminado de una Salamanca radiante de primavera y público.

Cabe destacar que para esta procesión, las hermanas de la Vera Cruz donaron una diadema nueva para la Virgen de la Amargura, de plata, que la imagen estrenó ayer. Portada por mujeres, la talla de Pedro Hernández acompañó en silencio a su hijo, presagiando lo que se rememorará en el Viernes Santo. Día en el que, por otro lado, la cofradía de la Vera Cruz celebrará los 400 años del acto del Descendimiento y de la procesión del Santo Entierro, que se celebrarán a las 16 y 16:30 horas respectivamente en el campo de San Francisco.

Desde la ermita de la Vera Cruz, el cortejo procesional partió por la calle Compañía hasta llegar a la Catedral, donde los cofrades realizaron su estación de penitencia y renovaron sus promesas ante el Santísimo. Desde la Catedral y ya enfilando la madrugada, la procesión regresó, por calles más vacías de público, a su ermita, pasando por Libreros, Traviesa, Serranos, Rúa Antigua, Compañía, Monterrey y Úrsulas.

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