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El profesor Elías Rodríguez, la directora de INPROVO, Mar Fernández, y la veterinaria Beatriz Ramos.
El huevo fue antes...

El huevo fue antes...

La campaña ‘El huevo, de etiqueta’ promueve la calidad de este producto e informa al consumidor sobre los sistemas de producción, el etiquetado y marcado

Luis Miguel de Pablos

Viernes, 13 de febrero 2015, 14:30

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¿Sabía usted que una gallina pone alrededor de trescientos huevos a lo largo de su vida, que solo pone uno cada veinticuatro horas o que las blancas son más nerviosas que las morenas? ¿Que los cardiólogos no ven inconveniente en tomar un huevo diario? ¿Que además de para cosmética, el huevo se puede utilizar para hacer pegamento, que con su membrana se puede elaborar ácido hialurónico casero o que a partir de su cáscara se realizan envases biodegradables?

El huevo esconde en sí mismo un submundo desconocido para la gran mayoría de los mortales que abarca mucho más que leyendas como la que afecta al colesterol o a su fecha de caducidad. Su protagonismo es tan intenso y constante en nuestras vidas que ha merecido una campaña en solitario, y sin la compañía de terceros, para explicar todas sus propiedades y bondades. INPROVO (Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos) inició el pasado mes de julio una simpática campaña que informará al consumidor de distintas ciudades españolas hasta verano de 2016. El huevo, de etiqueta es una iniciativa cofinanciada por la Unión Europea y el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente que responde a todas cuantas dudas plantea un producto tan consumido como poco conocido. No en vano, la estadística sitúa a Castilla y León como la segunda comunidad más productora -solo por detrás de Castilla La Mancha- y como una de las más consumidoras. Mientras la media en España se sitúa en 138 huevos al año por persona, los castellanos y leoneses engullimos la nada despreciable cantidad de 163 cada año, lo que equivale a uno cada dos días y medio. Perdone el lector pero a uno le viene a la memoria el protagonismo cinéfilo del huevo en La leyenda del indomable, donde el irreductible de Paul Newman llegó a ingerir por una apuesta nada menos que 50 huevos duros en una hora. También en este caso el exceso tiene sus consecuencias, aunque a una distancia considerable de esa otra leyenda que afecta al colesterol y que tanto nos preocupa a los consumidores que hemos cumplido los cuarenta. Los cardiólogos recomiendan comer un huevo diario porque ni mucho menos aumenta el riesgo cardiovascular, afirmación que respalda Mar Fernández, directora de INPROVO, durante la presentación de la campaña en Salamanca.

La gira que han iniciado por todo el país pretende abrir los ojos al consumidor sobre aspectos tan banales como el etiquetado que tanta confusión genera. Precisamente la encuesta que han venido a denominar Huevómetro revela que solo el 3% de los castellanos y leoneses conocen el significado del código impreso en la cáscara, que el 76% lo relaciona con la fecha de consumo preferencial y el 20% con la fecha de puesta. Una etiqueta que indica la fecha de consumo preferente, que no de caducidad. «Cuando se retira de los estantes no es porque sea malo sino porque ya no es fresco», puntualizó ayer Mar Fernández sobre una parte del proceso que conocen mejor los veterinarios, caso de Beatriz Ramos. «Desde que pone la gallina el huevo, apenas pasan 24 horas hasta que es envasado, y desde que pone hasta que se retira el huevo del estante pasan 28 días», explica. Una información que se procesa hoy día mucho mejor gracias a la trazabilidad del producto. «Indica todos los pasos que sigue este alimento desde la granja hasta que llega a la mesa del consumidor», apunta Elías Rodríguez Ferri, catedrático de la Universidad de León y especialista alimentario. «El avicultor es hoy un profesional formado que sabe lo que se juega», añade sobre la metamorfosis que ha sufrido el trabajo de los granjeros en las últimas décadas.

Normas exigentes

En este punto se cuela otro dato estadístico que maneja INPROVO, y que dice que el 68% de los consumidores desconocen que la Unión Europea garantiza una producción de huevos sostenible mediante un conjunto de normas muy exigente que el propio productor tiene que respetar y cumplir a rajatabla.

No se puede decir lo mismo cuando el huevo llega a determinados restaurantes, donde puede sufrir todo tipo de manipulaciones erróneas. «El 99% de los casos de salmonelosis que se producen proceden de la cáscara y de un mal manejo en la cocina», matiza la directora de INPROVO, organización que promueve la calidad del producto y da respuesta a las necesidades del consumidor.

La lista de dudas que surgen en torno al huevo es tan larga que la campaña se prolongará hasta el mes de julio de 2016 para dar cumplida respuesta a todas ellas. También a esa que está pensando y que despeja Mar de forma tajante. «El huevo fue antes», sostiene. Por lo visto la gallina vino detrás... Amén.

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