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«Los hombres y las mujeres deben tener en este siglo XXI los mismos derechos y obligaciones»

Ricardo Rábade

Viernes, 6 de febrero 2015, 11:48

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La concejala de Familia e Igualdad de Oportunidades y segunda teniente de alcalde del Ayuntamiento de Salamanca, Cristina Klimowitz, hizo ayer de maestra de ceremonias durante el simbólico traspaso del bastón de mando en el Ayuntamiento. A lo largo de su alocución, que concitó el entusiasmo de la riada de águedas presentes, la edil del Partido Popular recordó que «se ha dicho que este sigloXXIsería el siglo de las mujeres», de manera que progresivamente las féminas están accediendo a puestos que, tradicionalmente, eran ocupados solo por los hombres.

En sus consideraciones, Klimowitz subrayó que «los hombres y las mujeres deben tener en este siglo XXI los mismos derechos y obligaciones». La edil explicó la enorme carga simbólica que conlleva el bastón de mando que ayer entregó a Clara PérezMesonero, de la asociación Buenas Amigas de Buenos Aires, y se congratuló especialmente de que «este bastón de mando represente los derechos de todas las mujeres».

Tras el acto desarrollado en el salón de recepciones del Ayuntamiento, las águedas descendieron por las escaleras del Consistorio y se encaminaron hacia la Plaza Mayor, donde mostraron su entusiasmo festivo con bailes folclóricos, amenizados al inconfundible son de la gaita y el tamboril.

Pero no solo Salamanca festejó Santa Águeda por todo lo alto. En los diferentes municipios del alfoz las águedas también salieron a las calles y plazas para dejar constancia de que, al menos por un día, las mujeres son las reinas absolutas de la sociedad. De esta forma, Carbajosa, Santa Marta de Tormes, Villamayor y El Encinar (Terradillos) también fueron testigos de cómo las mujeres se suman a una fiesta que representa, en clave metafórica, la oportunidad de conquistar los tronos que, históricamente, ha sido ocupados por los hombres. El caso más llamativo se vislumbró enSanta Marta de Tormes, donde las águedas salieron a la travesía del municipio, instando incluso a los conductores a que detuvieran por unos instantes sus vehículos y solicitarles un pequeño donativo. Las reacciones de los automovilistas fueron de lo más variopintas ante al bullicioso acoso de las águedas.

La historia atestigua que la fiesta de Santa Águeda encuentra sus orígenes en el recuerdo a una santa italiana que vivió en Sicilia hacia el año 230. La santa en cuestión ofreció su virginidad a Dios, pero el procónsul Quinciano se enamoró profundamente de ella y como Águeda no se cansaba de rechazarlo, él decidió que si no era por las buenas sería por las malas. Por todo ello, desató su cólera en la pobre mujer dándole un martirio sin piedad. No solo le bastó cortarle los pechos, sino que mandó que la quemaran en la hoguera.

Además, si se bucea en la leyenda nos podemos encontrar, según reza el relato, que de los cielos bajo una gran nube negra que protegió a la desnuda Águeda, y mientras esto ocurría un rayo certero mató al procónsul Quinciano.

Por todo lo anterior, el 5 de febrero ha sido consagrado como el día donde las mujeres toman el mando, reciben el simbólico bastón, y donde el hombre pasa a un segundo lugar y deben realizar las tareas asignadas a la mujer en el hogar. Al menos, esta estampa era habitual en décadas pasadas, cuando la mujer no había cosechado las cotas de presencia y participación que tiene hoy en importantes capas y estamentos de la sociedad. Y es que, pese al terremoto de los cambios, la tradicional fiesta de las águedas ha sabido perdurar en el tiempo.

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