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Niños y adultos, con sus cencerros, antes de entrar ayer en la iglesia para asistir a la eucaristía, tras la cual sería la rebatina.
El tañido de los cencerros en Tamames

El tañido de los cencerros en Tamames

maría jesús gutiérrez

Domingo, 25 de enero 2015, 12:37

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Hablar de la Santa Infancia, festividad que tiene lugar el último domingo del mes de enero, es decir, hoy, en Tamames, es hablar de una celebración que desde hace 70 años está ligada a la cencerrada. Una tradición que ideó en 1954 quien fuera párroco por entonces, Juan Hernández Alonso, para motivar a niños y niñas a acudir a misa durante tres días seguidos.

Esta treta consistía en que los niños, por un lado, y las niñas, por otro, todos provistos de cencerros, tenían que ir despertándose unos a otros para acudir a misa, que solía tener lugar sobre las nueve y media de la mañana, al término de la cual se contaba a ver cuál era el grupo más numeroso, si el de los niños o el de las niñas. Y tras contabilizar a los integrantes de cada grupo y ver cuál había ganado, rebatina para todos en la puerta de la iglesia.

Esto se realizaba durante tres días, el jueves, el viernes y el sábado, y después el domingo, el párroco invitaba a todos -niños y niñas- a una merienda en la Dehesa.

Desde entonces esta tradición no se ha perdido y los niños/as, cada año, al final de enero reviven la costumbre de la cencerrada. Una tradición a la que, desde el año pasado se han unido los mayores, aquellos que en su infancia fueron partícipes de esta celebración y que con el paso de los años seguían añorándola. Jesús Fonseca y Luis de Arriba fueron el año pasado los promotores de que los adultos se sumaran a esta tradición pero «haciendo lo que los niños/as nos dicen, no vamos por nuestra cuenta, sino que los acompañamos a las casas que ellos van indicando», señala Fonseca, a quien le gustaría que cada año se implicaran más personas, «sobre todo, más personas de 40-50 años y también alguna de 30, que no se les ve», para que esta tradición no caiga nunca en el olvido, a pesar de que el año pasado esta iniciativa -la de salir los adultos- fue criticada por algunas personas. Aún así, este año han sido un buen número de adultos -padres de los participantes y otros que querían revivir su niñez- los que se sumaron a esta propuesta.

Así, ayer, niños y adultos, algunos durante toda la noche, otros a partir de las cinco, las seis o las siete de la mañana, salieron a las calles de Tamames provistos de cencerros para ir despertando a todos los niños y niñas que había en el pueblo, en dos grupos bien diferenciados, para reunirse todos a las nueve de la mañana y disfrutar de un buen chocolate caliente.

Después, a las diez de la mañana, todos acudieron a misa, donde las niñas y mujeres, a un lado, y los niños y hombres, al otro, ocuparon los primeros bancos de la iglesia.

Fue una eucaristía en la que no faltó el sonido de los cencerros y en la que los niños/as participaron en el rezo del Padre Nuestro haciendo un gran círculo junto al párroco actual -don Ernesto-, quien al término de la eucaristía pidió que se contaran a los participantes . En la misa de ayer había 19 niñas y 14 niños, por lo que ganaron las féminas. Mientras que en la misa del día anterior hubo 18 niñas y 19 niños, por lo que el triunfo fue para ellos.

Hay que señalar que en la actualidad, la cencerrada se ha reducido a dos días, a la noche y madrugada del viernes y a la del sábado.

Tras la misa, en ambas jornadas, rebatina de caramelos en la puerta de la iglesia.

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