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Juan Francisco Arenillas Lara se dirige al auditorio en la residencia sociosanitaria Sauvia.
«Sanidad no pone recursos para ayudar al paciente de ictus tras darle el alta»

«Sanidad no pone recursos para ayudar al paciente de ictus tras darle el alta»

sandra baz

Sábado, 1 de noviembre 2014, 13:01

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«Un porcentaje importante de las personas que sufren un ictus quedan con discapacidad», afirmó ayer Juan Antonio Arenillas Lara, jefe de Neurología y director de la Unidad de Ictus del Hospital Clínico de Valladolid, en las I Jornadas de Daño Cerebral Adquirido organizadas por la Residencia Sauvia.

El ictus sucede de una manera «brusca», como «un terremoto o un cataclismo» y a las familias nos les da tiempo a adaptarse a una nueva situación «para la que, además, cada día hay menos recursos por parte del sistema público». En los ataques cerebrovasculares se está avanzando mucho en prevención y en el tratamiento agudo, «lo que implica que se están reduciendo la mortalidad y las secuelas pero aún hay un porcentaje importante de pacientes que queda con secuelas graves».

«En el sistema hay una falta de rumbo, sobre todo en la parte inicial, en la que aún no se puede hablar de secuelas, y depende de lo que hagamos en ese momento para que la persona quede con un mayor o un menor grado de discapacidad a largo plazo», asegura el neurólogo.

La rehabilitación individualizada -logopedia-, que ofrece el sistema público sanitario, «en muchas ocasiones se da poco, tarde y mal. Si se diese de otra manera, tendríamos mejores pronósticos porque el cerebro tiene plasticidad y puede recuperar funciones que estaban perdidas», explica Arenillas.

El tiempo juega un papel clave en todas las etapas de la enfermedad. En primer lugar, «cuando a una persona le da un ataque cerebral, el equipo del 112 pone en marcha el Código Ictus para que la atención sea lo más precoz posible y mejoren las posibilidades de pronóstico:el tiempo es cerebro», asegura el jefe de Neurología. En segundo lugar, «en la rehabilitación también sucede así, se obtienen mejores resultados si se comienza la primera semana. Igual que hay un proceso de Código Ictus, se necesita otro protocolo a la salida del hospital», afirma el jefe de neurología y continua diciendo, «resulta que a una persona se le salva la vida y queda con una secuelas que, en gran parte se podrían recuperar, y le tenemos que decir: este es el final del trayecto. A partir de aquí búsquese la vida».

Emiliano Díez Villoria

El profesor de psicología USAL y subdirector del Instituto Universitario de Integración en la Comunidad (INICO), Emilio Diez Villoria, participó en las jornadas en calidad de experto en la fase crónica de la discapacidad. Es decir, «cuando ya se ha agotado el modelo de rehabilitación clásico y a la persona se le ha dado el alta y tiene que volver a ubicarse en la sociedad», afirma. El Inico ha iniciado un proyecto con Cedace para evaluar la calidad de vida de las personas que han padecido daño cerebral y ha desarrollado apoyos e instrumentos para facilitar su día a día y su integración. «El objetivo final de la rehabilitación es que pueda participar de manera activa en el contexto que le rodea», apunta.

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