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A la espera del inicio de las obras, el parque de Garrido ya tiene instalado el vallado preventivo, lo que indica que empezarán cuanto antes.
Los aparcamientos encienden la chispa

Los aparcamientos encienden la chispa

francisco Gómez

Domingo, 21 de septiembre 2014, 11:53

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Como todas las ciudades que han sufrido en algún momento de su historia un crecimiento urbanístico desestructurado, Salamanca presenta hoy graves problemas estructurales que se evidencian en una clara dificultad para el tráfico y en la compleja ausencia de aparcamientos en determinadas zonas. Deficiencias diagnosticadas en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible aprobado por el Ayuntamiento en el mes de julio de 2013 y en el que se proponía como una de las posibles soluciones el impulso de aparcamiento subterráneos para residentes en espacios como el Victoria Adrados, el paseo de San Antonio o el parque de Garrido.

La construcción de estas infraestructuras vendría teóricamente a solventar una saturación de aparcamiento en superficie sobre las calles de barrios, como Comuneros o el propio Garrido, claramente insuficientes para dar cabida a los coches del vecindario.

Sin embargo, los aparcamientos bajo tierra tienen una doble cara. Por un lado, su capacidad para acoger en poco espacio y sin impacto visual gran cantidad de coches. Por otro, cuando se hacen sobre una trama urbana ya existente, generan importantes molestias durante las obras, alteraciones en el tráfico durante un periodo bastante prolongado y, sobre todo, condicionan claramente la futura superficie.

Es aquí, donde aparecen los problemas. Apreciable número de vecinos y residentes que no están dispuestos a pagar un precio que consideran muy elevado a cambio de solucionar el problema del aparcamiento con una excavación. Y pocas infraestructuras generan una reticencia social similar. Tanto es así que echando la vista atrás al actual mandato municipal, la construcción de estos aparcamientos subterráneos ha sido la principal causa de contestación al equipo de Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco.

El alcalde ha tenido que lidiar con la resistencia muy organizada de los vecinos de Comuneros a la construcción de un aparcamiento bajo el vial de este paseo, con importante afectación a una franja de siete metros del parque de La Alamedilla. Con ese proyecto en compás de espera, el Ayuntamiento se enfrenta ahora a las voces críticas que comienzan a crecer en torno al aparcamiento proyectado bajo el parque de Garrido.

Aunque lo parezca por una especie de vallado preventivo, lo cierto es que la obra en este aparcamiento todavía no es inminente, o al menos no inmediata, ya que se está a la espera de la resolución del trámite ambiental, previo forzosamente a la concesión de licencia de obra.

El Consistorio ha aprobado inicialmente la licencia ambiental, aunque actualmente está en fase de estudio la única alegación presentada al proyecto, firmada por Rafael Calzada. Una vez que se resolviera esta alegación, el Ayuntamiento podría otorgar la licencia. No obstante, y con la intención de «agilizar» lo más posible los trabajos, la empresa promotora, Santher, ha iniciado el vallado de todo el perímetro afectado por la futura infraestructura, lo que ha desatado un intenso malestar en parte de los vecinos de la zona, que han intentado parar «simbólicamente» el vallado en varias ocasiones, motivando la presencia de un importante despliegue policial.

Las peculiaridades de este aparcamiento son varias. En primer lugar, se incluye en el Plan de Movilidad como una infraestructura de uso para residentes. Es decir, su uso no será de rotación sino mediante el uso de plazas que los usuarios adquirirán en propiedad.

En teoría, la empresa promotora pensaba comenzar las obras cuando hubiera alcanzado la venta de al menos el 25% de las plazas futuras, aunque por el momento se han vendido apenas el 10% y se comenzará a excavar una vez que el Ayuntamiento conceda la licencia.

La segunda peculiaridad es que el aparcamiento no se construye ni de manera directa por el consistorio, ni a través de una concesión de obra pública, sino mediante la venta del subsuelo del parque de Garrido a la empresa promotora, que ha pagado 475.000 euros para hacerse con un espacio en el que construirá 812 plazas en tres plantas subterráneas que venderá a los vecinos a un precio de entre 15.000 y 21.000 euros.

Y aquí, de nuevo, comienzan los problemas. El proyecto elegido por el Ayuntamiento para conceder la obra y gestión del futuro aparcamiento duplica las plazas inicialmente previstas en el plan de movilidad (alrededor de 400) y son muchos los vecinos que consideran improbable que en un barrio como Garrido sea posible en estos momentos por un número significativo de residentes acometer la inversión en la plaza (si bien la promotora insiste en que costarán de media un 10% que el precio actual de mercado en la zona por un espacio de aparcamiento).

Además, la infraestructura conllevará la destrucción del actual parque de Garrido. El proyecto de urbanización contempla la reposición de la zona infantil aunque el colectivo contrario al subterráneo insiste en que los niños tendrán que jugar en una zona con seis chimeneas que evacuarán los gases generados por el movimiento de vehículos- y también el ajardinamiento. No obstante, el espesor de 1,5 metros previsto en los planes para la zona verde conllevará la plantación de especies arbustivas, siendo inviable el mantenimiento de los cerca de 160 árboles maduros del parque, fundamentalmente plátanos, acacias y aligustres.

Pérdida de una de las pocas zonas arboladas de un área urbana masificada y con nula planificación de espacios verdes en su día que es hoy uno de los grandes argumentos contra el aparcamiento.

Frente a ello, se suman otros repetidos en el caso de infraestructuras similares: temor al impacto en las edificaciones preexistentes con posibles deficiencias en su cimentación, problemas de filtraciones y humedades y condensación del tráfico en las zonas de estrada y salida de los coches.

Plataforma

Uniendo todos los argumentos, ha surgido una plataforma vecinal aglutinada bajo el lema Garrido sí, parking no, que reclama la mejora y adecuación del actual parque y la búsqueda de alternativas para el subterráneo. «Ni vamos contra nadie ni nos oponemos a que se busque una solución para el aparcamiento, pero no esta», señalan desde la plataforma.

Entre las alternativas, la edificación del subterráneo bajo la avenida de Federico Anaya o incluso llegar a un acuerdo con El Corte Inglés para que los residentes de la zona puedan utilizar las plazas de las últimas plantas subterráneas de aparcamiento, que permanecen vacías, según el colectivo vecinal.

Por el momento, el alcalde de Salamanca insiste en su voluntad inequívoca de llevar adelante una obra que considera que viene a «dar respuesta a una demanda histórica en la zona», subrayando además que cuenta con el apoyo de la asociación vecinal Navega, que maneja una encuesta que señala una ligera ventaja a la opción favorable al aparcamiento (73 vecinos partidarios del subterráneo de un total de 142 entrevistados).

Mientras, la plataforma insiste en su opción manifiesta por «la protesta absolutamente pacífica», pero insiste en que «vamos a intentar que se nos escuche, queremos dialogar y que se hable de argumentos, que ponen claramente de manifiesto que este no es el lugar adecuado para un parking».

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