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El obispo descubre el busto dedicado a Rodríguez Fabrés durante los actos de ayer.
Cien años de un buen legado

Cien años de un buen legado

El obispo descubrió el busto del fundador en el primer centenario de su obra

Jorge Holguera Illera

Sábado, 7 de junio 2014, 11:26

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Vicente Rodríguez Fabrés vuelve a su obra en forma de busto de bronce. Ayer y con motivo de la conmemoración del centenario de la fundación del mismo nombre, se inauguró una escultura en bronce de este emblemático industrial, comercial y banquero salmantino, que guardaba en su testamento un legado para toda la ciudad.

El descubrimiento del busto de Vicente Rodriguez Fabrés ocupó el segundo lugar de los solemnes actos que tuvieron lugar ayer en el recinto donde se asienta la sede de esta fundación. Esta escultura en bronce sobre un bloque de granito, obra de Antonio Malmierca, viene a hacer más fácil el poner cara a una persona que tanto bien ha hecho por la ciudad de Salamanca. Hay que tener en cuenta que el escultor sólo ha contado con dos fotografías de Vicente Rodríguez Fabrés, para poder inmortalizarlo en este metal.

El acto comenzó con la celebración de una reunión extraordinaria y pública del Patronato. Abierta al público, emitida por los diferentes medios de comunicación e inmortalizada para la posterioridad.

En ella estuvieron presentes los siete patronos de la misma a excepción del rector de la Universidad de Salamanca, que delegó en el vicerrector, José Ángel Domínguez. Esta figura, la del representante de la entidad académica, jugó un papel importante en el acto, pues, el vicerrector se encargó de leer el primer acta fundacional, al igual que lo hiciera en 1914, el que fuera rector de la Universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno.

Palabras de reconocimiento

Posteriormente,uno a uno, los vocales del patronato fueron poniendo en palabras las repercusiones positivas que el legado de Vicente Rodríguez Fabrés ha ido dejando en la ciudad de Salamanca.

Jesús Terradillos, deán de la Catedral, en calidad de vicepresidente, habló de esta obra como un beso de este patronato a la ciudad. Un beso que llegó a la ciudad en un momento de cambios y de bastantes problemas, a los que atendía esta obra incidiendo directamente en los más necesitados, los niños y ancianos pobres.

El alcalde de Salamanca y el presidente de la Diputación realizaron dos discursos cargados de contenidos interesantes, el primero se centró en el impulso que esta fundación ha dado a la educación como motor de progreso, mientras que el segundo realizó un recorrido histórico donde recogía las influencias positivas de distintos presidentes de la Diputación para evitar que la obra de Fabrés cayera en saco roto.

El discurso del antiguo alumno, Juan José Peralta Gutiérrez fue aplaudido con ganas por el público asistente, porque portaba palabras de agradecimiento. Un agradecimiento que se hacía extensible en primer lugar al fundador de esta gran obra y iba pasando por diferentes estamentos. En el panorama educativo aludió a la Dirección General de Educación y a la Consejería del mismo ramo, haciendo hincapié en el apoyo prestado por Bienvenido Mena. Recordó a maestros y directores, como creadores de los cimientos de la sociedad, destacó entre los primeros de esta fundación a Hilario Goyenechea y García Bernal. A los suyos en su época de estudiante, Vicente, Leoncio y Manuel, y al actual, Santiago Vidal. También quiso agradecer al vigente presidente de la residencia, Jerónimo Marín Rodríguez, quien lleva ejerciendo esta profesión desde hace 43 años.

En representación de los agricultores de la provincia, Juan del Pozo, vocal de este patronato, quiso aludir a la voluntad de mejora que los renteros de las fincas de esta fundación realizan en las mismas desde hace 90 años en que vienen trabajándolas.

La guinda del evento, fue puesta con una eucaristía, presidida por Carlos López, obispo de Salamanca y presidente de este patronato. En la homilía recordó que el ideal de vida cristiano seguido por Vicente Rodríguez Fabrés inspiró esta obra fruto del amor. «La vida de toda persona sólo alcanza su plenitud cuando se convierte en una realización del amor», explicó López y dijo, «somos amor porque Dios es amor». Este mensaje venía unido a las lecturas escuchadas en la ceremonia.

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