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Hamilton y Rosberg, con el mono de Mercedes, junto con Ricciardo, de Red Bull. / EFE
fórmula 1

La victoria del alemán en Mónaco ha provocado una erupción en el seno de Mercedes por ver quién es el líder del equipo

PPLL

Lunes, 26 de mayo 2014, 20:51

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Lewis Hamilton no está dispuesto a dejarse comer terreno por su compañero, que vuelve a ser líder del campeonato Nico Rosberg sumó este domingo en Mónaco su segunda victoria de la temporada, segunda consecutiva en 'su casa' y consiguió mantener su particular pleno en el podio en lo que llevamos de temporada. Dos victorias y cuatro segundos puestos que le han aupado, de nuevo, a la primera posición de la clasificación general, con sólo tres puntos de ventaja sobre el otro piloto Mercedes, Lewis Hamilton, que llegaba al Gran Premio más famoso de la Fórmula 1 con ganas de mantener su racha ganadora y confirmarse como el único candidato posible a levantar el trofeo de campeón. No obstante, y aunque no se llevó la victoria, el británico sale del Principado en una óptima segunda posición y Mercedes con la misma etiqueta de favoritos que antes de aterrizar en la costa azul.

En cualquier otra escudería firmarían cambiarse el lugar con los de la estrella. Pero la alegría no es tal desde este fin de semana. La ruptura entre Rosberg y Hamilton, otrora íntimos amigos, se hizo patente por un aparcamiento del alemán que no fue tal, según la telemetría, los comisarios y el propio Nico. Lewis, destetado en Fórmula 1 con una sonora pelea con su compañero en McLaren en 2007, no oculta su enfado a quien le pregunta.

En la rueda de prensa del domingo, junto al propio Rosberg, aseguró que ya habían hablado todo lo que tenían que hablar, y que su pensamiento está ya en Canadá. No sin antes dejar el poso de la duda en el aire: «Vi algunas cosas el sábado ante las que sólo pude sonreír. Me gustaría que hubierais podido ver los datos», dijo a los periodistas. Lo que no explicó es por qué ni siquiera le estrechó la mano cuando Rosberg se proclamó vencedor el domingo, algo que no pasó desapercibido para Niki Lauda, uno de los muchos responsables que tiene la escudería. Como un abuelo cuando sus nietos se pelean, riñó al rebelde Hamilton ante los medios: «Me reuniré con ambos en Montreal o antes, o quizá sólo con Lewis y le preguntaré que cuál es el problema. Es un piloto muy visceral, pero que no le tendiera la mano tras la carrera a su compañero no es correcto. Debe felicitar a Nico, porque él siempre le ha felicitado. Incluso le abrazó en Baréin, donde ambos estuvieron luchando duramente el uno contra el otro».

Las reglas del juego

De una sana rivalidad a una enemistad histórica no suele haber más de un paso, y los pilotos de Mercedes están a punto de darlo. Dos pilotos que se conocen desde hace más tiempo del que recuerdan, dos hombres hechos y derechos -uno ya campeón del mundo-, que se están tirando los trastos a la cabeza. Nico, en retaguardia, se ha colocado en la posición de víctima mientras que Lewis, gustosamente, adopta el rol de villano en esta historia que tiene visos de ser un auténtico culebrón de esos que tanto gustan en la Fórmula 1.

¿Qué encendió la mecha? ¿Qué cambió desde el Gran Premio de Baréin, cuando ambos pelearon rueda a rueda y acabaron abrazándose por el espectáculo que habían dado? El punto de partida aparece en Montmeló. El trazado barcelonés, primero de la ronda europea, sirvió de escenario para una de las primeras reglas que estableció Mercedes, ante el miedo de una posible lucha fratricida que ya parece en marcha.

Aquel domingo ambos recibieron una instrucción clara: nada de usar el modo más extremo del motor para adelantarse. Hamilton lo obvió, como respuesta a sus sospechas de que Rosberg lo había hecho en la carrera anterior. Esta chinita en el zapato se acabó convirtiendo en algo insostenible cuando el alemán se coló el sábado de Mónaco en Mirabeau, dejando al inglés sin la 'pole' en un circuito donde es prácticamente imposible adelantar.

Toto Wolff, el director ejecutivo de la escudería, ha pedido calma. No quieren un nuevo caso Prost-Senna, o un Alonso-Hamilton. «En las últimas carreras hemos tenido algunas pequeñas tonterías aquí y allá, pero no va a volver a suceder de nuevo. Este tipo de situaciones van en contra del espíritu de Mercedes-Benz, por lo que actuaremos de acorde a ello. Somos competitivos, y queremos que compitan entre ellos pero hay ciertos límites a los que deben ceñirse», afirmó después de la carrera del domingo.

La solución más fácil para el equipo sería colocar a un piloto por encima del otro. Tener a un piloto número 1 y a otro como escudero. Sin embargo, ¿a quién elegir? Hamilton ha ganado cuatro carreras, y Rosberg dos. Sin embargo, el británico ha abandonado una vez, y el alemán ninguna. Tarde o temprano tendrán que tomar esa decisión, y Canadá no parece el mejor escenario posible para hacerlo. Y es que, si Mónaco es territorio Rosberg, sin duda Canadá se adapta más a las características de Hamilton. No en vano fue aquí donde logró su primera victoria en Fórmula 1, y para él siempre es una motivación extra llegar al Circuito Gilles Villeneuve.

Todo sería más fácil si, realmente, un piloto fuera claramente superior al otro. De momento, sólo hay un hombre en la parrilla que puede mirar por encima del hombro a su compañero: Fernando Alonso. El español es el único que ha ganado las seis carreras disputadas a su vecino de box. Pero claro: ni Fernando Alonso ni Kimi Räikkönen están peleando por el Mundial. Y desde atrás, por desgracia para los tifosi, todo se vive con más calma.

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