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Michael Phelps, en los Juegos Olímpicos de 2012. / Archivo
NATACIÓN

Michael Phelps, el deportista con más medallas olímpicas de la historia con 22 metales, regresa el 24 de abril a la competición

PPLL

Sábado, 19 de abril 2014, 09:36

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Dicen que el tiburón es un depredador nato, uno de esos animales que nunca está saciado y que no se cansa de coleccionar víctimas. Eso parece haberle pasado a Michael Phelps , el 'tiburón de Baltimore', que después de estar año y medio alejado de las piscinas ha decidido descolgar el bañador, volverse a poner el gorro y las gafas y lanzarse a la piscina en busca de nuevos retos.

Parece que ya se ha cansado de conocer mundo. Su sueño cuando se salió de la piscina por última vez en los Juegos de Londres era viajar. Era su sueño tras muchos años recorriendo mundo y sólo conociendo los aeropuertos, los hoteles y las piscinas. Quería conocer el mundo tal y como es. Pero ya se ha cansado. Ya echa de menos su verdadero mundo, el de la piscina. Y resulta normal si es donde mejor se ha sentido desde los 7 años.

Las 'culpables' fueron sus hermanas Hilary y Whitney y, como ha desvelado en su biografía, las continuas discusiones entre sus padres. La piscina era el mejor refugio para evadirse de los gritos de casa. Allí encontró a su otro padre, Bob Bowman, el entrenador que ha guiado sus pasos desde entonces.

Su primera experiencia en unos Juegos fue en Australia, en Sidney'2000. Con sólo 15 años se convirtió en el nadador más joven en representar a su país en una competición olímpica. Entonces se marchó de vacío, pero dejó claro que había llegado para devorar todos los récords. Su primera medalla llegó en 2001, en los Mundiales de Fukuoka (Japón) y aquello supuso el pistoletazo de salida.

En 2003 explotó en los Mundiales de Barcelona con cuatro oros, pero su primer gran reto lo superó en los Juegos Olímpicos de Atenas, donde conquistó 8 medallas -seis oros, en los 200 estilos y 400 estilos, los 100 y los 200 mariposa, y dos bronces en el 200 libre y el relevo 4x100-. Pero su gran hito lo certificó en las piscinas de Pekín, donde superó las siete medallas de oro que tenía su compatriota Mark Spitz desde Múnich en 1972 subiendo hasta ocho veces a lo más alto del podio.

En 2010 Phelps vivió su momento más amargo cuando un tabloide británico publicó una foto suya fumando marihuana en una fiesta. La foto, tomada por un móvil y fechada en noviembre de 2008, provocó que varios de sus patrocinadores le quitaran su apoyo (los cereales Kelloggs, los relojes Omega y los trajes de baño Speedo) y que fuera sancionado tres meses por la Federación estadounidenses de natación. Aprendida la lección, Phelps volvió con más fuerza que nunca.

En Londres, donde anunció su retirada, se despidió tras ganar seis medallas en el Centro Acuático, cuatro oros y dos platas. Parecía que era el punto y final a una carrera meteórica. Ya no habría más puño derecho al cielo, ni más flores para su madre (siempre tras recoger la medalla se dirigía donde estaba su madre para entregarle el ramo de flores del podio), ni más medallas olímpicas, ni más récords

Pero el tiempo pasa y la dependencia de la piscina ha hecho que Michael Phelps vuelva a lanzarse al agua este jueves en el Arena Mesa, Arizona. Seguro que este próximo jueves volveremos a ver el puño derecho apuntando al cielo. Un gesto de victoria ya característico que vimos por última vez en la piscina de Londres. El 'tiburón' ha vuelto y lo hace 'oliendo sangre' de medallas en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, donde tendrá 31 años. De conseguirlo, su estratosférico récord de 22 medallas (18 de oro, 2 de plata y 2 de bronces) seguro que pasa a la historia.

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