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olimpismo

El transporte, talón de Aquiles de Londres 2012

Faltan 100 días para el comienzo de los Juegos Olímpicos

COLPISA

Miércoles, 18 de abril 2012, 12:28

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Pese a siete años de planificación y un presupuesto colosal, el transporte continúa siendo el talón de Aquiles de los Juegos Olímpicos de Londres. Aunque los organizadores insisten en que todo estará listo llegado el momento, no han conseguido disipar los temores. «Lograr que la capital siga moviéndose sin problemas durante los Juegos será un trabajo de Hércules. Dada la magnitud del reto, algunos trastornos en la red de transportes son inevitables», advirtió recientemente el Consejo municipal.

El sistema de transporte público londinense está saturado y tiene ya dificultades para hacer frente a los 12 millones de desplazamientos que se efectúan a diario en la capital. En el caso del metro, los retrasos y averías se multiplican debido a la falta de inversión. Durante los Juegos, del 27 julio al 12 de agosto, la red deberá digerir hasta tres millones de trayectos suplementarios cuando 10.500 deportistas, 9.000 dirigentes, jueces y otro personal técnico, 20.000 periodistas y millones de espectadores recorran la capital, y las 13 sedes diseminadas por ella. Y eso sin contar con los problemas a los que hacer frente el aeropuerto de Heathrow, que ya es uno de los más transitados del mundo, debido al flujo inhabitual de pasajeros.

Ante este panorama, en los últimos años se han invirtido 6.500 millones de libras (7.500 millones de euros) -el equivalente de dos tercios del presupuesto de la organización de los Juegos- en un ambicioso programa de modernización que el organismo público encargado del transporte londinense, TfL, espera que dé sus frutos. «Empezamos a prepararnos al día siguiente de la atribución de los Juegos y tenemos confianza en que la red de transporte podrá sobrellevarlo», asegura Mark Evers, encargado de los Juegos en TfL.

Se han reorganizado cruces, se ha agrandado la estación de Stratford, por la que se accede al parque olímpico, se han abierto nuevas líneas y se han renovado estaciones. Habrá autobuses, trenes y metros suplementarios y una lanzadera rápida -The Javelin- entre el parque y el centro. El esfuerzo sigue siendo doloroso para los londinenses, sometidos cada fin de semana a cierres parciales de líneas.

El problema no se limita únicamente a la capacidad. Para evitar la catastrófica hipótesis de una huelga, hay negociaciones con los sindicatos sobre las primas concedidas para el acontecimiento. Si bien es poco habitual recomendar a sus propios clientes que prescindan de sus servicios, para ganar esta batalla TfL trata de disuadir también a una parte de los usuarios de que utilicen la red.

Un 33% más de atascos

El organismo han lanzado una campaña pidiéndoles que reduzcan sus trayectos, retrasen sus desplazamientos u opten preferiblemente por andar o ir en bicicleta. Las empresas han sido del mismo modo alentadas a acomodar sus horarios, replantear las entregas y favorecer el teletrabajo.

Para transportar a la gran familia olímpica, que tendrá a su disposición 4.000 automóviles y 1.500 autocares, se habilitarán 48 kilómetros de carriles especiales. El plan ha sido duramente criticado, especialmente por los taxistas, que no podrán utilizarlos, aunque las autoridades municipales insisten en que el 70% de la red urbana no estará afectada por los Juegos. John Thomas, presidente de la Asociación de Taxistas Londinenses, se preguntó por qué los VIP no se alojan en hoteles cercanos a las sedes olímpicas para evitar este tipo de medidas «Londres estará totalmente paralizado durante los Juegos», afirma.

El alcalde de Londres, Boris Johnson, rechazó estos temores y los calificó como «un disparate total», pero la empresa Inrix, especializada en mediciones de tráfico, pronosticó un aumento del 33% de los embotellamientos a finales de julio y principios de agosto. Tony Travers, un experto en transporte de la London School of Economics (LSE), asegura que es muy difícil predecir cómo soportará el sistema la presión: «TfL ha trabajado mucho, pero solo lo sabremos cuando ocurra».

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