Borrar
crisis financiera

La semana que vivimos al borde del abismo

El ataque de los mercados a Grecia y al resto de periféricos, la incapacidad de Europa para cerrar una solución unitaria y la debilidad económica nacional complican la situación

M. J. ALEGRE

Domingo, 17 de julio 2011, 09:27

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

No se pueden pedir emociones más fuertes en tan poco tiempo. España acaba de vivir siete días de vértigo, una semana en la que los países europeos ya rescatados -Grecia, Portugal e Irlanda-, se han visto arrastrados sin piedad hasta el vertedero de las notas 'basura' por las descalificaciones de las agencias de evaluación; las tensiones políticas extendieron a Italia la desconfianza de los inversores y los líderes comunitarios, otra vez divididos, se han mostrado incapaces de consensuar una iniciativa generadora de confianza.

Con el sector bancario en vilo, pendiente de los resultados de unas pruebas de solvencia cuyos criterios han suscitado duras críticas y que se ha saldado con cinco suspensos en la banca española, la puntilla la dio, una vez más, la agencia Moodys, al lanzar la advertencia de que ni siquiera el gigante norteamericano puede sentirse a salvo de las turbulencias. Como Portugal y Grecia -y también Bélgica y seguramente España-los EEUU precisan del consenso de los políticos para seguir adelante.

En este panorama de turbulencias mundiales, España vio encarecido el coste de su financiación a los máximos históricos en la existencia que del euro, y rozó la dramática frontera de los 400 puntos de diferencial con el bono alemán. Los efectos se dejarán sentir poco a poco, pero ese nivel resulta insostenible para un país de pulso económico débil y tasa de paro muy elevada, forzado a renunciar a todo tipo de estímulos porque los ingresos le aportan lo justo para atender los gastos de funcionamiento y las políticas de protección. Está obligado, además, a volcar sus esfuerzos en recortar el abultado déficit que la fase aguda de la crisis ha dejado como herencia.

Hubo contagio de los colegas en dificultades, y el panorama interior no aportó tranquilidad. No se puede contar con un despegue económico en fecha -de hecho, todo apunta a una ligera desaceleración en el segundo trimestre- y preocupa cuanto de verdad pueda haber tras las denuncias de los políticos autonómicos que, recién ganadas las elecciones, se han dedicado a "levantar las alfombras". Desde el Banco de España a los institutos privados, pasando por los analistas y las agencias calificadoras, los desequilibrios de las autonomías ya están en primera línea de las inquietudes reflejadas en los informes macroeconómicos.

-¿Por qué ha vuelto la preocupación sobre Grecia?

La economía griega apenas supone el 2,5% del PIB europeo y ya ha recibido ayudas por 110.000 millones de euros de la UE y el FMI. En agosto le vencerán préstamos por 20.000 millones que no hubiera podido devolver si no llega a cobrar el último desembolso de estos auxilios. Pero necesita muchos más recursos y no podrá acudir al mercado hasta 2014. Ahora solo obtiene financiación a corto plazo y con muy elevados tipos de interés.

-¿Qué causas colocaron a Italia en el foco de la especulación?

Italia tiene una deuda equivalente al 120% del PIB -casi toda en manos de los propios italianos- y lleva una década de estancamiento económico. Los ataques que han surgido la pasada semana los provocó la inestabilidad política y la posibilidad de que sus planes de ajuste se quedaran en papel mojado. Tras la implicación del ministro de Economía, Giulio Tremonti, en un escándalo de corrupción, el castigo de los inversores hizo que el Gobierno reactivara en pocas horas su programa de ahorros.

-¿Por qué los países europeos no se ponen de acuerdo para el segundo rescate griego?

-Alemania, apoyada por Holanda, Austria y Finlandia, quiere que los inversores privados (bancos, en su mayoría) asuman parte del coste. Otros países, España entre ellos, consideran que si esa contribución es forzosa, las agencias de calificación la considerarán en la práctica como un impago. Por fin, el próximo 21 de julio volverá a reunirse el Eurogrupo. Lástima que la cita llega tarde para los dos grupos de cajas españoles que han 'cocinado' su salida a Bolsa en plena turbulencia de los mercados.

-¿Cuánto debe España?

-La deuda del Estado en circulación ascendía el pasado mayo a 566.000 millones, y la del conjunto de las administraciones públicas a 680.000 millones (67,2% del PIB). Es menos del promedio europeo, pero ha aumentado con gran rapidez. La deuda del sector privado supera el billón, y si el Estado tiene vencimientos anuales de 80.000 millones, los del sector financiero rondan los 97.000 millones. La prima de riesgo ha llegado a rozar los 4 puntos porcentuales, y España no se puede permitir que el diferencial con Alemania sea tan elevado cuando el tipo de interés oficial está en el 1,5%. Pagar un 6% por las obligaciones a diez años se considera insostenible, más aún cuando el débil crecimiento aleja a los inversores dispuestos a prestar dinero. Cada punto de aumento de la prima de riesgo encarece la factura anual de los intereses en 12.400 millones.

-¿Corremos riesgo de un rescate?

-Grecia y Portugal tuvieron que tirar la toalla con diferenciales entre 600 y 700 puntos básicos. La deuda española es menos abultada que la de Grecia o Italia, y otra poderosa razón que nos mantiene a salvo es el tamaño de la economía española. Pero tenemos otros riesgos igualmente graves. Junto a un crecimiento lento y unas reformas a medio implantar, está resultando muy complicado cumplir la reducción del déficit de las administraciones públicas hasta dejarlo en el 6% del Producto Interior Bruto. Y algunas comunidades y muchos ayuntamientos están al borde de la asfixia económica.

-¿Es cierto que Estados Unidos puede suspender pagos?

-El secretario de Tesoro, Timothy Geithner, disparó las alarmas al sugerir que el Estado dejaría de pagar si el 2 de agosto no se llega a un acuerdo para autorizar el aumento del límite de deuda establecido en 14,3 billones de dólares. El presidente Obama le corrigió. "Eso no ha ocurrido ni ocurrirá", dijo. Obama quiere acompañar ese permiso con un plan de recorte de 4 billones del déficit en diez años. Los republicanos se oponen porque creen que ese ajuste se traducirá en subidas de impuestos.

-¿Cómo hacer que la actuación de las agencias calificadoras sirva realmente a los intereses generales?

-Los llamamientos sirven de poco. El comisario europeo Michel Barnier les pidió que no calificaran a los países rescatados y las calificadoras se apresuraron a comunicar la rebaja de su deuda al nivel de bonos basura. Grecia, con la peor nota del mundo, ya no tiene con quien compararse. La creación de una agencia europea de evaluación podría servir de contrapeso, pero ¿lograrán los socios de la UE ponerse de acuerdo?.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios