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Castilla y León romántica

Castilla y León romántica

Una comunidad plagada de romances históricos en lugares idílicos para enamorarse en fin de semana

Sonia Quintana

Viernes, 13 de febrero 2015, 20:44

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La trágica historia de amor que el dramaturgo Fernando de Rojas ambientó en la capital charra a finales del siglo XV ha convertido Salamanca en la ciudad castellana y leonesa, por excelencia, de los enamorados. El jardín romántico sobre la muralla, que evoca el lugar como uno de los probables escenarios de La Celestina, ahora conocido como el Huerto de Calixto y Melibea, es punto de peregrinaje de amantes que, seis siglos después, imitando desde hace unos años a los protagonistas de otra novela Tengo ganas de ti, del italiano Federico Moccia enganchan sus candados del amor al arco del pozo que se encuentra en el centro del jardín y arrojan la llave a su fondo como símbolo de amor eterno. Desde su privilegiado enclave, permanentemente observado por las torres de las catedrales, se divisa una de las más hermosas vistas del otro lado del río El Tormes.

Aunque sí los más famosos, Calixto y Melibea no son los únicos célebres enamorados que vivieron su historia de amor (o desamor) en algunos de los extraordinarios parajes de Castilla y León. También en tierras charras, a una hora hacia el oeste en coche desde la capital salmantina, se halla una asombrosa casa palacio, hoy reconvertida en posada boutique, donde la extravagante Inés Luna, la hija rica de los patrones de El Cuartón, vivió a sus 16 años su primer amor, apasionado y adolescente, con el apuesto y pobre Froilán Velasco, hijo de sus renteros. Las huellas imborrables de ese amor, cortado de cuajo por sus padres, dicen que fue la causa de que este enigmático personaje de principios del siglo XX en la comarca de Vitigudino nunca abandonase este palacete del XIX, hoy llamado El Cuartón de Inés Luna. Un hotel de lujo con 13 habitaciones, situado a unos treinta kilómetros del Parque Natural Arribes del Duero, impresionante paisaje donde el Duero se encajona formando los cañones más profundos y extensos de toda la Península.

¿Y qué hubiera sido de Antonio Machado sin Soria? Allí el poeta conoció a Leonor, el gran amor de su vida. ¿Y de Gustavo Adolfo Bécquer? ¿Qué es poesía?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas? Poesía eres tú. Soria es romántica por naturaleza... y por su Naturaleza. Al norte de la capital, la comarca del Valle, bañada por los ríos Duero, Merdancho, Razón y Tera, y resguardada por las sierras de Cebollera, Tabanera y Carcaña, esconde uno de los parajes más espectaculares de esta provincia castellanay leonesa: la laguna glaciar de Sierra Cebollera.

Al sur, en plena Tierra de Medinaceli, en mitad de un recodo del río Jalón y rodeado de altos cerros, se extiende un anfiteatro de casas rojizas que se escalonan a los pies de un castillo del siglo XI: es Somaén, localidad que alberga uno de los hoteles más románticos de la provincia: la Posada Real Santa Quiteria. Comentan los lugareños que allí se citaron en varias ocasiones otra pareja de enamorados famosos antes de hacer público su noviazgo: los Reyes Felipe y Letizia.

Burgos también cuenta con su famosa pareja de amantes: Rodrigo Díaz de Vivar, cuyos restos reposan juntos en el crucero de la Catedral de Burgos. Una de las zonas más románticas de la provincia burgalesa es, sin duda, Las Merindades, presidida por Frías, el bucólico pueblo medieval de casas colgadas. Saltos de agua, caminos entre los bosques y callejuelas singulares de otras localidades de alrededor como Medina de Pomar, Villarcayo, Tobalina o Espinosa de los Monteros de donde cuenta la historia que son oriundos los legendarios Monteros Reales, los Guardias de la Cámara Real componen una de las rutas más hermosas. Su paisaje enamora. El complejo kárstico de Ojo Guareña es indispensable. Esta gran gruta natural, de casi cien kilómetros de extensión, está considerada como uno de los diez mayores conjuntos de cuevas del mundo.

Castilla y León ha sido testigo de grandes amores y desamores a lo largo de la Historia. ¿Hay algo más tremendo que enloquecer por amor? Eso fue lo que le ocurrió a Juana I de Castilla, tercera hija de los Reyes Católicos, y que ha pasado a la Historia como Juana la loca. Esta reina, de quien se cuenta que no derramó ni una sola lágrima al recibir la noticia del fallecimiento de su amado Felipe el hermoso, enloqueció de amor y celos hacia su marido, a quien, según la leyenda, acariciaba a diario una vez muerto, durante los tres meses que estuvo el ataúd en la cripta de la Cartuja de Miraflores (Burgos). Juana falleció en la localidad vallisoletana de Tordesillas el 12 de abril de 1555 tras 46 años de cautiverio, encerrada por su locura de amor.

Entre viñedos

Además de Tordesillas, Valladolid esconde pequeños rincones románticos que harán al viajero enamorarse de la provincia. El paisaje de los viñedos que jalonan el río Duero, la senda del río Cuco o la Villa del Libro de Urueña, cuyos libreros velan muchas historias de amor escritas con papel y tinta. Si se opta por recorrer la zona de la Ribera del Duero conviene hacer una parada gastronómica a Le Domaine, el alma de la bodega Abadía Retuerta, una antigua abadía del siglo XII, reconvertida hoy en un hotel de lujo, y cuyo restaurante, El refectorio, cuenta con una estrella Michelin. Romanticismo por los cuatro costados.

Sin historias de amor tan trágicas como las de Calixto y Melibea, el poeta Antonio Machado y Leonor, o la mismísima reina Juana, Segovia, Palencia, Ávila, Zamora y León también muestran su lado más romántico con paisajes como el Parque Natural segoviano de las Hoces del Río Duratón, Las Médulas leonesas, el lago de Sanabria zamorano, la ruta del románico palentino o, simplemente, la muralla de Ávila. Cada castellano y leonés (y cada visitante) tendrán su propio rincón romántico en una región que, testigo de tanta Historia, ha albergado grandes avanturas de amores y desamores. Tu pupila es azul, y cuando ríes, su claridad suave me recuerda.... ¿Es o no Castilla y León un lugar para enamorarse?

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