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Las clásicas puntillitas. /
Cazón, puntillitas, pescaíto frito... Sevilla y sus freidurías

Cazón, puntillitas, pescaíto frito... Sevilla y sus freidurías

La freiduría es la comida rápida (que no basura) de Sevilla. Siempre han existido puestos callejeros, en pequeños locales de los bajos de los edificios, donde se servían chanquetes, boquerones, gambas…

Guía Repsol

Viernes, 3 de julio 2015, 12:33

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La freiduría es la comida rápida (que no basura) de Sevilla. Siempre han existido puestos callejeros, en pequeños locales de los bajos de los edificios, donde se servían chanquetes, boquerones, gambas todo frito y envuelto en un cucurucho de papel que absorbía el aceite sobrante. La llegada de cadenas de alimentación internacionales no supuso su cierre. Es más, los sevillanos hacen buen uso de estos locales tradicionales a diario, estando siempre más concurridos en las noches de verano.

Recorriendo la capital hispalense encontramos algunas ya clásicas. La Moneda la regentan los Inchausti que, junto al Arco del Postigo, ofrece pescaíto pero también puntillitas (unos cefalópodos de no más de 5 cm de longitud) y sopa de galeras (un crustáceo bastante plano, con poca carne, pero muy sabroso). Desde 1904 lleva la misma familia dirigiendo El Arenal, cerca de la plaza de toros de La Maestranza. Aquí la especialidad son los adobos y los chocos (sepias) fritos.

Junto a la catedral se pueden tomar huevas de merluza fritas, muy populares en esta zona andaluza, si nos acercamos a la freiduría La Isla. A tener en cuenta también las gambas rebozadas y los precios, bastante económicos si los comparamos con el resto de establecimientos de este centro neurálgico de la ciudad.

Muy cerca de la entrada del Barrio de la Judería habría que visitar la freiduría Puerta de la Carne, fundada en 1928. Gambas fritas, rebozadas o cocidas o bacalao son algunas de sus especialidades. Además, el local abre hasta la media noche, alargándose la hora del cierre en los meses de verano.

Acabamos con Triana, probablemente uno de los más populares de toda la ciudad y punto de reunión de amantes de la tradición y también de turistas. Cruzando el puente de Isabel II (popularmente llamado puente de Triana) llegamos a la Freiduría Reina Victoria. Su interior recuerda al comedor de un colegio, o al local de una cofradía, pero que no nos desencante el aspecto porque este establecimiento fundado por emigrantes gallegos cuenta con una oferta de merluza, bacalao o calamares servidos por pocos pero muy efectivos camareros. Antes de volver al centro deberíamos también visitar Alboreá, con una amplia terraza y una taberna, pared con pared, en donde tomar embutidos al peso. No salgamos de aquí sin catar sus tortillitas de camarones, tan comunes en Sevilla pero tan difícil de encontrar de buena calidad.

Fuente: Guía Repsol

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