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Las vistas desde el Parador Cruz de Tejada en Gran Canaria.
Amanecer entre las nubes

Amanecer entre las nubes

Enclavado entre el parque rural del Nublo y el paisaje protegido de Cumbres, casi como si quisiera esconderse del mundanal ruido, encontramos el único parador de Gran Canaria

GUÍA REPSOL

Viernes, 19 de junio 2015, 17:08

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Enclavado entre el parque rural del Nublo y el paisaje protegido de Cumbres, casi como si quisiera esconderse del mundanal ruido, encontramos el único parador de Gran Canaria. Mucho más que un alojamiento, el hotel de Cruz de Tejeda es uno de los mejores miradores que podemos encontrar en la isla y, a la vez, el enclave perfecto para desconectar del mundo y renovar nuestro cuerpo y mente. Estancias con vistas a la naturaleza, gastronomía tradicional y una impresionante oferta de spa y tratamientos termales, hacen casi imposible pasar aquí solo una noche.

Una ubicación de lujo

Gracias a la geografía del archipiélago, casi cualquier lugar en las Islas Canarias está rodeado de naturaleza. Sin embargo, en pocos enclaves conseguimos, como aquí, tener una panorámica tan buena del entorno. El Parador de Cruz de Tejeda está situado a 1.500 metros de altitud, rodeado de bosques y barrancos y, en el horizonte, un sinfín de acantilados frente a la inmensidad del Atlántico.

Tradición isleña

El Parador sigue la estética de las edificaciones típicas canarias y aunque se construyó en 1937, ha sido completamente reformado recientemente. En total, cuenta 43 habitaciones con capacidad para 86 personas. Todas las estancias tienen vistas para que podamos disfrutar de la llamada caldera de Tejeda, un hundimiento en el terreno labrado por los volcanes de la zona y la acción del agua a través de los siglos. Frente al parador se encuentra la Cruz de Tejeda que le da nombre, una enorme cruz de piedra que marca el centro geográfico de la isla de Gran Canaria.

Con vistas al infinito

Todas las habitaciones del hotel disponen de terraza por lo que tenemos garantizadas las vistas, sin embargo, es recomendable solicitar una de las estancias del segundo piso, donde la panorámica es todavía mejor si cabe. Si el bolsillo nos lo permite, nada como alojarse en la suite, con una impresionante terraza donde tomar el sol y enamorarse de la isla de Gran Canaria.

Habitaciones para quedarse a vivir

23 de la habitaciones del hotel son dobles, 17 disponen de cama de matrimonio y dos de ellas están adaptadas para huéspedes con movilidad reducida. Todas ellas son estancias amplias, con grandes ventanales y terraza, algunas incluso cuentan con jacuzzi propio en su interior. En la última planta del Parador encontramos también habitaciones abuhardilladas que, aunque no tienen tan buenas vistas como el resto, tienen un gran encanto gracias a sus techos de madera y vigas.

Gastronomía tradicional

La oferta gastronómica es uno de los puntos fuertes de este hotel, no solo por la calidad de los productos sino por la revisión que hacen del recetario tradicional isleño. El potaje de berros, las papas arrugadas y el mojo, son algunos de los platos que no podemos dejar de probar, además de los exquisitos quesos locales. Este hotel, además, es uno de los de la cadena Paradores que cuenta con menú especial para celíacos.

Renovar cuerpo y mente

La estancia en este hotel nos permite renovar cuerpo y mente, no solo por la paz que se respira sino porque cuenta con spa propio donde podemos recibir una completa oferta de tratamientos termales. Además del circuito de piscinas y chorros, podemos probar el masaje aromasoul, una propuesta anti estrés para todo el cuerpo con aceites esenciales; también el envolvimiento con Aloe Vera, una exfoliación completa para regenerar la piel; o el masaje bioenergético, que incluye una sesión de reflexología.

Una piscina que no tiene precio

La joya del spa y, por extensión del hotel, es su espectacular piscina hidrotermal, que sale de la estructura del edificio para terminar prácticamente inmersa en el bosque. Además de unas vistas de infarto, esta estructura nos permite también disfrutar del placer de darnos un chapuzón incluso en invierno, ya que el agua está climatizada.

A la orilla de la chimenea

Aunque el tiempo en las islas es mucho más agradable que en la península, lo cierto es que invierno también hace frío, sobre todo teniendo en cuenta que estamos a 1.500 metros de altitud. Para esas ocasiones, el hotel cuenta con la estancias perfectas: sus salones con chimenea. Disfrutar del paisaje a la luz de la lumbre, no tiene precio.

El aburrimiento no existe

Sentarse a contemplar las vistas es uno de los mejores entretenimientos de este hotel pero no el único. La ubicación del Parador es perfecta para disfrutar de otros placeres de la isla, como visitar el pueblo de Tejeda, con una interesante oferta cultural y paisajística. Es imprescindible ver de cerca el roque Bentayga, una espectacular y singular formación rocosa considerada como lugar sagrado y de culto para el pueblo aborigen. En su interior encontramos las Cuevas del Rey, donde podemos incluso ver pinturas rupestres. A los pies del Bentayga existe un Centro de Interpretación, ideal para conocer la zona.

Amanecer entre las nubes

Este hotel está pensado para descansar pero aún así debemos hacer el esfuerzo de levantarnos un día al alba porque los amaneceres son aquí espectaculares, con la bruma levantando entre barrancos, dándonos la sensación de que tenemos las nubes a nuestros pies. Aunque parece mentira por la tranquilidad que aquí se respira, se encuentra a solo 30km de Las Palmas de Gran Canaria, con su gran oferta de ocio.

Fuente: Guía Repsol

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