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El Canal de Castilla, una aventura en bicicleta

El Canal de Castilla, una aventura en bicicleta

La nueva guía de Ignacio Sáez descubre una nueva forma de ver la emblemática obra de ingeniería

Enrique Berzal

Viernes, 29 de mayo 2015, 17:04

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«Recorrer el Canal de Castilla en bicicleta es una experiencia absolutamente gratificante. No se trata de una ruta en la que el componente lúdico o deportivo pueda ser la única motivación. Quien se acerque a los caminos de sirga, quien recorra la parva de la ría, no podrá permanecer ajeno a la cantidad de elementos que reclaman nuestra atención». Así resume Ignacio Sáez Hidalgo el objetivo principal de la guía El Canal de Castilla. Una ruta con mucha historia, publicada por la Editorial Desnivel.

Director de los Servicios Jurídicos de la Junta de Castilla y León y gran aficionado a las rutas de senderismo y montaña, Sáez ya dio a la imprenta, en 1994, la obra Canal de Castilla. Guía para caminantes, que ya conoce una segunda edición. Pero la singularidad de este nuevo trabajo es que se trata de una guía para recorrer el Canal de Castilla en bicicleta, una actividad que no exige una gran infraestructura, reconoce el autor, pero que «tampoco excluye que podamos organizar nuestro recorrido como una aventura». En efecto, sus 144 páginas, salpicadas de mapas y gráficos y repletas de fotografías que aúnan el presente y el pasado del Canal, persiguen una finalidad eminentemente práctica y didáctica. Para ello, la obra se estructura en tres capítulos básicos, que responden a los tres Ramales: Norte, Sur y de Campos; a su vez, cada uno de ellos se divide en tramos que, descritos al detalle, permiten un seguimiento puntual del trayecto.

La guía también incide en la relevancia histórica de esta gran obra de ingeniería del siglo XVIII, iniciada en 1753 con objeto de mejorar el tráfico de mercancías por el interior peninsular y dar salida a los cereales y harinas castellanos por los puertos del Cantábrico. Todo ello sin olvidar los importantes enclaves industriales que fueron creándose a orillas del Canal y que explican, entre otras circunstancias, el auge decimonónico de la potente burguesía harinera.

Por tramos

Pero el grueso de la publicación se centra en la ruta a seguir en cada uno de los tres Ramales, 207 kilómetros en total. El Ramal Norte, desde Alar del Rey a Calahorra de Ribas, lo divide Sáez en cuatro tramos que suman un total de 74,5 kilómetros. Es el capítulo más extenso, pues recoge acontecimientos y huellas históricas como el origen de la propia localidad de Alar, creada ex profeso para y por el Canal, el famoso Batán del Rey de Herrera de Pisuerga, la empresa El Papel, en Olmos de Pisuerga, el Acueducto de Abánades en Melgar de Fernamental y, por supuesto, el emblemático enclave de Calahorra de Ribas, donde en 1791 se logró el enlace definitivo entre el tramo construido del Ramal de Campos y este del Ramal del Norte. Los 78 kilómetros que ocupa el Ramal de Campos, entre Calahorra de Ribas y Medina de Rioseco, se estructuran en tres etapas y dan cuenta de aspectos como el auténtico origen de la construcción, iniciada en 1753 en Calahorra de Ribas merced a las ventajas orográficas que presentaba, el punto clave de la Loma del Serrón con la moderna actividad industrial que albergó, el origen de Sahagún el Real como enclave de población vinculado al Canal, y las enormes dificultades, sobre todo económicas, que retrasaron su construcción, no en vano las obras finalizaron en Medina de Rioseco en 1849.

Por último, el Ramal Sur, que ocupa 54 kilómetros que van de El Serrón a Valladolid y que Ignacio Sáez divide en dos etapas.

Cada tramo de la guía se acompaña de recomendaciones con los requisitos necesarios para facilitar su recorrido en bicicleta, y expone los principales tesoros patrimoniales para visitar en las diferentes localidades por las que discurre el Canal.

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