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Una nueva biografía de Mozart narra una vida entera dedicada a la música
250 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO

Una nueva biografía de Mozart narra una vida entera dedicada a la música

"Mozart. Su vida y época" se aleja de la cursilería para adentrarse en la psicología de un genio que creía que querían envenenarle

EFE | VIENA

Jueves, 12 de enero 2006, 01:00

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Cuando poco a poco se acerca el 27 de enero, día en el que se conmemora el 250 aniversario del nacimiento del genial compositor austriaco Mozart, una nueva biografía de Brigitte Hamann pretende justificar todos los desmanes que tuvo el músico y sus comportamientos casi infantiles en su obsesión continua por crear melodías a cualquier hora del día.

La historiadora Brigitte Hamann, conocida por su obra biográfica sobre la emperatriz Sisí, pretende combatir en su nuevo libro "Mozart. Su vida y época", publicado ya en versión audio, un mar de cursilerías, verdades a medias y estereotipos para dar relieve a la figura de un genio que no lo aparentaba. Según relatos de su cuñada Sofía, Mozart ideaba melodías nuevas sin parar, mientras jugaba al billar o a los bolos, mientras cenaba, le arreglaban el pelo o tomaban medidas para un traje nuevo, cuando iba en coche de caballos o estaba paseando, lo que le convirtió en lo que hoy conocemos como un personaje hiperactivo.

Hamann comenta que Mozart siempre llevaba música en la cabeza y se centraba tanto en ella que a los extraños daba la impresión de ser un sonámbulo. Según la historiadora, el compositor estaba siempre en movimiento y jugaba continuamente con objetos que llevaba entre manos, un sombrero, un bolso, el cordón del reloj, mesas y sillas que parecían servirle a modo de piano. Cuanto más intensamente trabajaba, más infantil parecía su comportamiento, más relajado y tonto se puso en sus bromas, mientras cambiaba rápidamente de talante psíquico.

La escritora coetánea Carolina Pichler describió una velada de música en su casa en la que estuvo Mozart y ella tocó música del genial compositor. Este susurraba las melodías y le marcaba el compás con golpes en los hombros, para de repente coger una silla, sentarse a su lado y pedirle que continuara tocando los bajos en el piano mientras él empezó a variar la melodía improvisando tan maravillosamente que todos los presentes quedaron boquiabiertos. Pero de pronto se hartó del juego, se levantó y, como solía hacer a menudo, comenzó a saltar sobre mesas y sillas y a maullar como un gato.

La biografía describe también las trágicas circunstancias de los últimos meses de su vida, en los que pesaba sobre la familia una demanda judicial por deudas de unos 1.435 florines (hoy en día casi 30.000 euros) y por las que amenazaba un embargo de sus muebles. Al mismo tiempo, Mozart padeció de un estado de salud deteriorado y estaba "poseído por la idea de que querían envenenarle", como relató su esposa Konstanze. Pocos días después de haber dirigido el 18 de noviembre 1791 la "Pequeña Cantata de los Francmasones", con motivo de la inauguración de un nuevo templo de esa asociación, tuvo que acostarse con fiebre, con los pies y manos inmovilizados y dolientes.

Mientras tanto, esperaba con ansias las noticias sobre los éxitos de la "Flauta Mágica" y deseaba oír una y otra vez la canción del pajarero de Papageno, que le tranquilizaba durante unos momentos. Dado que había muerto su médico de cabecera, Sigmund Barisani, amigo suyo desde la juventud, el 4 de diciembre de 1791 llamaron al médico del director de teatro Emmanuel Schickaneder. Este vino tarde de noche, le puso unos paños mojados en vinagre en la frente ardiente y la practicó una sangría en el cuerpo debilitado, que según la opinión de muchos pudo haberle provocado la muerte a la una de la madrugada del 5 de diciembre.

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