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luis antonio curiel
Tariego
Sábado, 19 de agosto 2017, 21:23
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Tariego de Cerrato ha cumplido con el tradicional reparto de pan y quesillo regado del buen vino de la tierra. Un acto que el Ayuntamiento decidió recuperar hace cinco años, después de más de medio siglo sin celebrarse. La acogida cada año es más numerosa y congrega también a otros vecinos de pueblos cercanos. El acto festivo se celebra el día de San Roque (16 de agosto) o en una fecha cercana, enmarcado en la ‘Noche en Blanco’, impulsada también hace cinco años. De este modo, los taraquenses y cerrateños disfrutan de la tradición adaptada al siglo XXI, con una fiesta que cada año reúne a más participantes, muchos de ellos vestidos de blanco. Durante unas horas, la Plaza Mayor se convierte en un perfecto escenario para merendar y disfrutar de la música y los bailes en un ambiente festivo.
Como manda la tradición, los taraquenses aguardaron impacientes el reparto del pan de Venta de Baños, el quesillo de Cevico de la Torre y el vino de la tierra. De hecho, en media hora agotaron todos los productos, disfrutando de su degustación al aire libre. Una merienda que este año estuvo amenizada por la Banda de Música Comarcal de la Asociación Cultural Juvenil Baltanasiega. Antes del concierto, todo el pueblo se puso en pie y guardó un respetuoso minuto de silencio en homenaje a las víctimas del atentado terrorista en Cataluña. Después del emotivo silencio, los músicos realizaron un recorrido por diversos estilos musicales, desde boleros hasta pasodobles, pasando por bandas sonoras y marchas.
Canciones como ‘Educandos de Benejúzar’, de Aparicio; ‘Costa Brava’, de Eric Osterling; ‘Medley Boleros’, de Utrera, Menéndez, Laña, Barcelona; ‘My Way’, de Claude Francois; ‘Campanera’, de Genaro Monreal; ‘Tequila’, de Chuck Rio y ‘Mi Gran Noche’, de Raphael, fueron algunas de las piezas que interpretaron y que más gustaron al público, que se arrancó a bailar haciendo la velada más especial y prolongando los aplausos finales durante varios minutos.
Todo ello, en un ambiente predominado por el color pueblo, con la Plaza Mayor engalanada para la ocasión y la mayoría de los vecinos vestidos de color blanco o con alguna prenda blanca. El Ayuntamiento promueve esta ‘Noche en Blanco’ con un concurso con premios individual, de pareja o grupo, dando un ambiente especial con claro sabor a tradición. Otros años, además, los taraquenses suelen celebrar una cena compartida animada por un DJ, prolongando de este modo la fiesta. Este año, al coincidir con las fiestas patronales de Dueñas y Venta de Baños, el Ayuntamiento de Tariego ha optado por suprimirlo. Aun así, algunos vecinos optaron por cenar al aire libre.
«Estamos muy satisfechos con la acogida que cada año tiene esta tradición que recuperamos hace cinco años y que desde el principio fue respaldada por todos los vecinos. Es muy importante conservar las tradiciones de los pueblos y unir a ellas otros actos que las hagan más vistosas, como hacemos con la ‘Noche en Blanca’. Este año hemos contado con la Banda de Música Comarcal y la fiesta ha quedado muy bien y los vecinos han disfrutado de la velada, arrancándose a bailar en varios momentos», comentó María Isabel González Soler, alcaldesa de Tariego de Cerrato.
El reparto del pan, quesillo y vino es una tradición muy antigua de la localidad cerrateña, que se celebraba siempre el día de San Roque. En esta jornada, los pastores colaboraban con el queso, los panaderos con el pan y los vecinos con el vino, pues Tariego de Cerrato contaba con una importante tradición bodeguera y vitivinícola.
De este modo, se convertía en una fiesta para todo el pueblo y un día de asueto para los agosteros, que hacían un paréntesis en sus trabajos para disfrutar de este sabroso manjar. Una fiesta popular a la que se sumaban los ‘canastazos’, que solían darse a los de fuera y a las mujeres, en un ambiente divertido que se prolongaba hasta bien entrada la noche. Aún recuerdan los mayores de la localidad los ‘canastazos’ del señor Emiliano y lo mucho que disfrutaban con esta fiesta.
San Roque ha venido, un año más, con sabor a tradición y Tariego de Cerrato ha cumplido con el ritual del reparto del pan, quesillo y vino de la tierra.
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