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Sarcófago instalado en La Huerta de Guadián con el monumento funerario detrás. Antonio Quintero
Un sarcófago arropa el monumento funerario de La Huerta de Guadián

Un sarcófago arropa el monumento funerario de La Huerta de Guadián

El sepulcro formó parte del conjunto que levantó en el antiguo cementerio el palentino Daniel Infante para enterrar a su mujer, fallecida en 1917

Lunes, 6 de noviembre 2017, 08:16

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El monumento funerario que decora La Huerta de Guadián, instalado a la entrada del parque por la rotonda, ha incorporado un elemento más, un sarcófago que formó parte del conjunto en el antiguo cementerio y que se desmontó con la apertura del actual. El sepulcro –de piedra y datado a finales del siglo XIX– se encontraba en la cripta del panteón –que esculpió Pelayo Rivas, un catalán que residió y trabajó en Palencia y que es autor también de los capiteles de las columnas del colegio Villandrando–, y cuando fue desmontado a mediados de los años sesenta del siglo pasado, la familia propietaria donó la parte superior, el conjunto escultórico, al Ayuntamiento, que lo instaló en La Huerta de Guadián.

El sarcófago, por su parte, se lo quedó Justiniano Alonso, cuya empresa fue la que desmontó la obra, permaneciendo en sus almacenes durante todos estos años. Hasta que ahora, los hijos de aquel, los hermanos Alonso Muñoz, han decidido «donarlo al Ayuntamiento para que lo disfruten los palentinos», según ha señalado uno de ellos, el escultor Luis Alonso, que confía en que se respete el sepulcro y quede al margen de gamberradas y otras agresiones urbanas. Asimismo, también señala que, aprovechando la colocación de esta pieza, que refuerza la decoración de La Huerta de Guadián como parque de reminiscencias románticas, se arregle el monumento funerario, que se encuentra algo deteriorado, especialmente en los rostros de mujer que están esculpidos, uno de los cuales representa a la esposa de un palentino que falleció en Argentina, Julián Daniel Infante Santos, para quien se construyó el mausoleo, que reproduce entre sus adornos el escudo de Argentina.

Los hermanos Alonso Muñoz son también los que han sugerido que el sarcófago se instale junto al monumento funerario «porque es el emplazamiento más adecuado para contemplar otro elemento más del conjunto». Luis Alonso asegura que el sarcófago nunca se llegó a utilizar, es decir, que no recibido enterramiento alguno. Luis Alonso desconoce por qué su padre se quedó con el sarcófago. «Pudo ser por una donación o el pago por los trabajos realizados en el desmontaje del panteón», señala.

El panteón fue un encargo de Julián Daniel Infante Santos para enterrar a su mujer, Matilde Valcarcel, que falleció en Argentina en 1917, trece años antes que su marido, matrimonio del que nacieron seis hijos.

Daniel Infante fue un personaje peculiar con una intensa vida en Palencia y en Argentina. Nació en Osorno en 1863. A los 16 años era maestro en Palencia, en las escuelas de San Miguel, que es el actual colegio Jorge Manrique. Más tarde estudió Derecho en Valladolid, ejerciendo de abogado y también de periodista en El Diario Palentino, según señala el periodista e historiador Julián García Torrellas. «Fue republicano seguidor de la corriente progresista de Ruiz Zorrilla. En 1889 participó en un mitin republicano en Torquemada, cuya intervención le hizo sospechar de un posible procesamiento por la jurisdicción militar. Por esta razón, ese mismo año emigró a Argentina», relata García Torrellas.

En el país latinoamericano trabajó para otro palentino, Carlos Casado del Alisal, hermano del pintor, como asesor jurídico. «También fue el responsable de la educación de uno de sus hijos», apostilla el historiador y periodista.

Daniel Infante se doctoró en Derecho en Argentina y consiguió la cátedra de Lógica de la Universidad Argentina del Litoral. Entre otros cargos, fue intendente, similar a alcalde, de la provincia de Santa Fe, donde fundó la Cruz Roja. Falleció en Argentina el 4 de noviembre de 1930 y allí fue enterrado.

Este personaje, además de su ideología republicana, también pertenecía a la masonería –era miembro de la Logia La Unión–. Es autor del libro ‘¡Por España! Reflexiones de un reexpatriado’, publicado en 1920 después de realizar un viaje por España con su familia a los pocos días de haber fallecido su esposa. «En este libro realiza una profunda comparación de la realidad española con la argentina y americana, y vierte duras críticas a España, ya que debía aprender de lo hecho por los americanos en condiciones mucho más adversas de las que tenía España en esos años», explica Julián García Torrellas.

El abogado palentino defiende en este texto, en palabras del historiador, que «para la salida del retraso de España y del sistema político basado en el caciquismo no bastaría solo con la reforma electoral y el reemplazo de la monarquía por la república». «Solo podría hacerlo, a largo plazo, la educación», apostilla García Torrellas. De ideología anticlerical, Daniel Infante consideraba la religión en general y el catolicismo en particular «como obstáculos para el progreso», insiste el historiador.

El Ayuntamiento de Palencia dio su nombre en 1933 a la plaza de los Doctrinos, junto a la iglesia sacramental de San Miguel. La colocación de la placa se celebró con la presencia de una de sus hijas, Rufina.

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