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Juan Alberto García Santos. Antonio Quintero
EL ROCK SE REVITALIZA EN PALENCIA

EL ROCK SE REVITALIZA

EN PALENCIA

Juan Alberto García Santos fomenta este estilo entre los niños

pablo m. puente

Pale3ncia

Domingo, 10 de septiembre 2017, 12:09

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En el barrio de San Antonio, en el edificio que alberga el Espacio Joven, se encuentra la Escuela de Rock. Las instalaciones, que han sido cedidas por el área de Juventud del Ayuntamiento de Palencia, albergan los instrumentos y la oferta formativa.

Juan Alberto García Santos es el responsable de la iniciativa. Músico profesional desde hace años que comenzó el proyecto de la Escuela de Rock en Barcelona, y luego lo traslado a Madrid, afincándose finalmente en Palencia por ser su madre de un pueblo de la provincia. El rock era el estilo que más le gustaba y, además, también es un estilo que suele llamar más la atención. Pero en la escuela no solo aprenden a tocar rock, se introducen en todos los estilos musicales como el pop, reggae o clásico. «Se llama escuela de rock porque es el nombre original del proyecto, pero aquí en realidad enseñamos música en general, con todo tipo de estilos musicales», asegura Juan Alberto García.

Una de las bases más importantes del centro es la psicomotricidad infantil, que imparte Ester Valera. A ravés de ella se acercan e inician los niños en la música, aprendiendo todos los estilos de música y experimentando con un sinfín de instrumentos profesionales que no tienen nada que ver necesariamente con el rock. También aprenden a leer partituras y a seguir el ritmo de una manera sencilla, con juegos de colores, que para los más pequeños es más fácil y entretenido. «Lo principal es que tengan un primer contacto con los instrumentos, pero instrumentos profesionales, para que ellos puedan elegir cuál es el que más les gusta o se les da mejor», explica Juan Alberto García, que ofrecen una formación «seria, casi profesional, pero a la vez divertida». «Aquí lo que intentamos es que aprendan música de forma divertida y que no sea una formación tan rigurosa como el Conservatorio, pero que tenga calidad para los que sí decidan dar el paso de ir al Conservatorio», apostilla el promotor.

Con los brazos abiertos en la provincia

La actividad de la escuela se detiene durante el verano, pero eso no quiere decir que Juan Alberto García y sus compañeros dejen de lado la música. Ya durante varios años, la Diputación organiza con ellos una gira por la provincia. En ella, la escuela se traslada por un día a alguna localidad palentina para que los chicos que se encuentran en el medio rural también puedan acercarse a la música. Durante este verano han visitados pueblos como Aguilar de Campoo, Husillos, Venta de Baños, Itero de la Vega o Astudillo, donde les han recibido con los brazos abiertos, según García Santos.

Se puede apuntar a la escuela cualquier persona entre los dos y veinticuatro años, pero el perfil del alumnado es hasta ahora más infantil: la mayoría de los grupos están entre los dos y los diez años. Hay un grupo avanzado de guitarra que cuenta con quince alumnos de edades más altas, entre los 18 y 20 años.

Este año será el tercero que funciona la escuela, y según dejan ver las inscripciones, tiene gran aceptación. «Cada vez se apuntan más. Este año tenemos listas de espera, lo que quiere decir que es una propuesta que gusta y cada vez tiene más acogida», explica el promotor.

Las clases son de una hora, con un horario de lunes a sábado, y se van intercalando modalidades. Guitarra y percusión hay prácticamente toda la semana, psicomotricidad musical, cuatro días, y canto, dos días a la semana. La alta afluencia de matrícula ha hecho que el mismo alumno solo pueda ir a clase de la misma materia una vez por semana. Pueden ir a clase de guitarra y de batería la misma semana, por ejemplo, pero solo una hora. Cuando abrió la escuela Garcvía Santos preveía que se ofrecieran unas diez horas de formación y en la actualidad, por la aceptación y cantidad de personas que se apuntan, están dando 21 horas. «Al ver la gente que se apuntaba y que se quedaba fuera de las clases, fuimos aumentando hasta las 21 horas que damos ahora de lunes a sábado», detalla Ester Valero. En la actualidad cuentan con un total de 278 estudiantes, de los que 170 son niños entre los dos y seis años.

Juan Alberto García asegura que una de las mejores dependencias del edificio cedido es una pecera de grabación donde pueda desarrollar muchas actividades, ya que enseñan producción y a realizar grabaciones. «Se intenta que los alumnos vean todos los aspectos relacionados con la música, porque a los niños también les gusta tocar los botones, les llama más la atención, yo soy músico de toda la vida y ojalá hubiera tenido esta oportunidad cuando era pequeño», continua Juan Alberto.

Además, los más pequeños están muy entregados. «Algún niño, cuando me ve, lo primero que me hace es el gesto de los metaleros poniendo los cuernos con la mano, sin haberles yo enseñado nada», agrega Ester Valera.

Todas estas clases se intercalan con alguna ‘master class’. «Aprovechando que soy músico y tengo contactos de músicos profesionales intento traer gente que pueda aportar su experiencia», explica. Entre los invitadosdestaca el guitarrista de renombre internacional Jorge Salán.

Otra de las actividades que realizan es visibilizar el trabajo de los niños en la escuela y cada trimestre rorganizan una actuación. Este año, los alumnos han actuado en Los Jardinillos y en la Shopping Night. Para finalizar el año, realizaron un festival infantil en Las Huertas del Obispo, donde convivieron con actividades, juegos, pintacaras e hinchables, para acabar con la actuación de los alumnos de la escuela.

También colaboran con organizaciones sociales de atención de personas como San Cebrián. En las clases participan con total normalidad alumnos que pueden tener autismo o Síndrome de Asperger. «Además, estas actividades les sientan estupendamente y en la escuela son uno más. Los niños acogen muy bien a estos chicos y eso hace que más niños de este tipo puedan acercarse a disfrutar de la música», explica Juan Alberto García.

La clases se desarrollan durante el curso normal, desde octubre hasta junio, y en verano cierran. No siguen exactamente el calendario escolar porque a veces las fiestas o puentes pueden dejar sin clase durante buen periodo de tiempo. «Este año han coincidido tres lunes seguidos de fiesta. Si lo hubiéramos seguido, los chicos que vienen el lunes hubieran estado casi un mes sin poder asistir a clase», resume Juan Alberto.

El trámite para apuntarse ha sido hasta ahora realizar una inscripción y después, por orden de inscripción, se les va llamando para que realicen el pago en el banco. El importe es de 8,50 euros al trimestre. «El ayuntamiento en este aspecto si está haciendo un buen trabajo y ayudando a acercar la cultura musical a los jóvenes cediendo estas instalaciones que estaban abandonadas», según Juan Alberto. Este método ha ocasionado algunos problemas, como largas colas en los sitios donde se hacia la solicitud, por lo que este año se va a realizar una leve modificación del trámite con la intención de acabar con las molestias causadas.

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