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El pregonero, a la derecha, recibe una placa como recuerdo por el presidente de la Hermandad de Cofradías. Marta Moras

El pregonero de la Semana Santa de Palencia invita a vivirla con auténtica fe

Javier García Escudero llama a la unidad de las cofradías para enriquecer las procesiones

fernando caballero

Palencia

Viernes, 16 de marzo 2018

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«La Semana Santa se aproxima y Palencia nos reclama». Esta frase se repitió este viernes en varias ocasiones para reforzar la celebración en la que se representa en las calles de Palencia la pasión, muerte y resurrección de Cristo. La frase la pronunció el pregonero, el periodista Javier García Escudero, que ofreció un poético recorrido por cada uno de los días que la ciudad celebra procesiones.

El título del pregón es significativo: ‘El triunfo de la vida’, porque la Semana Santa simboliza una «mezcla de sufrimiento y gozo, de muerte y vida», según destacó su autor.

Javier García Escudero, que fue delegado de El Norte de Castilla en Palencia entre 1988 y 2016, impregnó su intervención de referencias locales, geográficas y del mundo cofrade –incluyendo nombres propios de hermanos de las nueve penitenciales, gesto que fue aplaudido–, evidenciando esa vivencia a pie de calle que ha tenido de la Semana Santa durante sus 35 años de ejercicio profesional, pero también de poesía, con textos de «nuestro recordado» José María Fernández Nieto sobre la Virgen de la Calle; Góngora para hablar del Cristo de la Misericordia; el sacerdote jesuita y periodista gaditano Pedro Miguel Lamet sobre la La Borroquilla; el también recordado periodista palentino Félix Buisán Cítores sobre el nazareno de Tomás de Sierra; José Ángel Valente sobre la soledad en referencia a esta advocación mariana y el diplomático argentino Francisco Luis Bernárdez sobre la resurrección de Cristo.

El pregonero definió la Semana Santa como «la manera de ser de un pueblo, de un pueblo sobrio, adusto, pero a la vez capaz de echarse a la calle para mostrar su orgullo por lo propio, un pueblo palentino sencillo, pero también sabedor de que debe compartir siempre lo que se celebra con la autenticidad de la fe».

García Escudero destacó la unidad de acción que se ha producido en los últimos años en la Semana Santa para engrandecerla, hasta el punto lo lograr la declaración de fiesta de interés turístico internacional, pero debe haber más. «Cuando se olvidaron aquellas disputas estériles de mi cofradía es la que tiene más hermanos, o la más antigua, o la que mejores pasos saca a la calle, llegó la comunión y el éxito», aseguró, para añadir que «esa persecución de lo colectivo, olvidando el yo y los personalismos, debe proseguir, debe recordarse en cada cabildo, año tras año, presidente tras presidente, hermano mayor tras hermano mayor». Esta llamada a la unidad la extendió también al conjunto de la Diócesis. «Y no solo porque se alce como un valor cristiano, sino también porque es lo más enriquecedor y lo más inteligente», sentenció.

Y esa unidad de acción debe continuar, en su opinión, para seguir dando pasos. «Aún cabe extender esa idea común de convertir la Semana Santa de Palencia en una sentida manifestación de fe popular mes tras mes y en un atractivo cultural para todo el año», aseguró. Y en este sentido, abogó por «retomar e impulsar el viejo proyecto de que Palencia tenga un museo de la Semana Santa», un empeño en el que no deben estar solos la Hermandad y el Ayuntamiento, sino que también han de involucrarse el resto de administraciones públicas: el Ministerio de Cultura, la Junta, la Diputación Provincial y también el Obispado. «Los años de la gran crisis van quedando atrás –o al menos eso nos dicen– y ha llegado la hora de volver a invertir en cultura, en patrimonio y en tradiciones», añadió, para terminar sugiriendo que el lugar idóneo para este museo es la iglesia de San Francisco –que a mediados de junio dejará de estar regentada por los jesuitas–. «Analícese. Estúdiese. Valórese. ¡Qué mejor continente para tan bello contenido!», instó el pregonero.

García Escudero vinculó la Cuaresma con la solidaridad, «como el mejor antídoto contra el egoísmo y la dureza de corazón, aunque todo el año será el tiempo de no olvidar a los marginados de la economía, a los parados, a los que carecen de un techo, a los inmigrantes y a los refugiados, como compete a una Iglesia verdadera y comprometida, a unas cofradías involucradas con la Palencia actual y a cualquier ser humano bondadoso que repara en el otro, en el diferente, en el desprotegido». «No pongamos más fronteras a la caridad y a la justicia», sentenció.

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