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Vivienda en la que residió Kamal en San Cebrián de Campos.
«Yo pondría la mano en el fuego por Kamal»

«Yo pondría la mano en el fuego por Kamal»

Numerosos vecinos de San Cebrián de Campos y de Amayuelas de Abajo se resisten a creer que el joven que fue su vecino durante varios años se haya convertido en un yihadista

José María díaz

Jueves, 29 de septiembre 2016, 06:19

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«Yo no me lo creo, pondría la mano en el fuego por Kamal, porque estoy convencido que no está metido en nada eso. No digo que no haya ayudado a su amigo, porque es una gran persona, pero, desde luego, Kamal no es yihadista. De Ali no puedo decir nada porque prácticamente no lo conozco, pero con Kamal he trabajado, hemos pasado mucho tiempo juntos y siempre ha sido un chaval muy majo», explicaba ayer un vecino de San Cebrián de Campos, que insistía firmemente en la inocencia de Kamal, al tiempo que recalcaba, «a mí no me hagas fotos, que yo no quiero salir, saca al perro si quieres...».

Y no es solo este agricultor quien se muestra convencido de que el joven detenido en Murcia como supuesto yihadista no tiene nada que ver con los islamistas radicales, puesto que prácticamente todos los vecinos de San Cebrián de Campos o de Amayuelas de Abajo con los que convivió durante casi cuatro años no pueden concebir que «un chico tan majo, tan educado, tan guapo, pueda estar metido en eso».

A diferencia de Ali, detenido en Valladolid y que permanece ingresado en la cárcel de Soto del Real, Kamal se encuentra ya en libertad con cargos y sus antiguos vecinos de Palencia se acogen a este hecho para interpretar que la detención de Kamal se debe solo a su propia bondad. «Eran amigos íntimos desde la infancia en su pueblo de Marruecos y si Ali le ha pedido ayuda, que le haga algunas gestiones o algo, Kamal no lo ha dudado, porque era su amigo, pero yo estoy convencido de que él no estaba metido en todo eso», explica Enrique del Río, responsable del proyecto Volviendo al campo, que desarrolla el programa de Formación Profesional para la Sostenibilidad Rural, en el que participaron durante el año 2013 los dos detenidos junto a otros seis chicos y que les permitió formarse en labores de horticultura, ganadería, pero también fontanería o carpintería.

Enrique del Río recuerda que los dos jóvenes pasaron el primer año de formación residiendo en comunidad en una vivienda en Amayuelas de Abajo, para una vez superada la formación asentarse en pueblos de la zona, Ali fundamentalmente en Padilla de Arriba y Kamal en San Cebrián de Campos, en donde compartía una casa con otros jóvenes que habían participado en el proyecto. «Eran muy distintos, Kamal era más abierto, jugaba mucho al fútbol y era más conocido. Ali era más reservado, aunque los señores mayores le quería mucho porque les ayudaba a encender la gloria en el invierno. Es difícil de creer, pero nunca sabes qué es lo que pasa por la cabeza de una persona que ha llevado una vida tan dura como estos jóvenes», señala Enrique del Río, al tiempo que explica las difíciles situación por la que atraviesan muchos de estos jóvenes. «Suelen estar muy solos, alejados de su familia, tienen mucho tiempo libre por las noches y las redes sociales e Internet son su única forma de contacto con amigos y familiares. Y esto les puede llevar a entrar en determinadas páginas radicales, y parece que esto es lo que ha pasado con Ali, pero la verdad es que nosotros hemos sido los primeros sorprendidos», señala Enrique del Río.

Primeros indicios

El responsable de Volviendo al campo señala también que la sorpresa con respecto a la detención de Kamal ha sido mayúscula. «La verdad es que estamos desolados, porque no podíamos esperar que fuera él. Estoy convencido de que ha sido un error. Sobre Ali ya sabíamos que había tenido algún problema, porque la Policía nos había informado. Cuando desapareció de repente, se denunció a la Guardia Civil, porque no sabíamos nada de él, y poco después la Policía nos comunicó que estaba controlado. Después nos enteramos de que había viajado a Turquía... Pero el caso de Kamal es completamente diferente. Cuando se marchó fue porque le salió otro trabajo en el que le pagaban mejor y se despidió de todos nosotros. Pasó por el bar de San Cebrián y estuvo hablando con la gente y despidiéndose. Y después parece que se marchó a Murcia porque le ofrecieron algo más de dinero. Le hacía mucha falta porque su padre estaba enfermo y había dejado el trabajo y todos los hermanos estaban mandado dinero a casa», rememora Enrique del Río, quien indica además que habló por teléfono con Kamal la semana pasada. «Me llamó para disculparse por haberse marchado a Murcia con tanta prisa. Yo le ofrecí la ayuda de algunos amigos por si necesitaba algo. Me dijo que estaba bien, que le había salido un trabajo un poco mejor, por eso me extraña tanto que estuviera metido en estas cosas», señala.

Por su parte, Jerónimo (Jeromo) Aguado, otro de los monitores del proyecto, recalca también la profunda sorpresa por las detenciones. «La verdad es que poco puedo decir más que eran unas personas excelentes. Muy trabajadores los dos y se portaban muy bien con todo el mundo. Decir otra cosa sería mentir. Es prácticamente increíble, porque tanto Ali como Kamal son dos de los mejores chicos que han pasado por aquí, mostrando siempre una gran responsabilidad», explica Jeromo Aguado.

Un joven atractivo

Mientras, en San Cebrián, su alcalde, Juan José Aguado, se mostraba también preocupado por la repercusión pública de las detenciones. «A pesar de que San Cebrián es un pueblo muy abierto y tolerante, un tema de estos hace mucho daño en un pueblo pequeño. Yo no sé lo que habrá pasado, porque la verdad es que Kamal, que era el que vivía aquí no daba para nada ese perfil. Esperemos que al final no paguen justos por pecadores y no comience a haber problemas con los inmigrantes, porque sería una injusticia. Aquí tenemos claro que los inmigrantes traen a nuestros pueblos dos cosas importantes, población para unas zonas en las que estamos muy necesitados y también trabajadores para esos oficios que ya parece que nadie quiere hacer», indica el regidor.

El alcalde coincide con otros vecinos o los monitores del proyecto Volviendo al campo en indicar que la sorpresa por las detenciones ha sido total para quienes conocían a los jóvenes. «Desde luego, Kamal, que era quien vivía en San Cebrián, estaba perfectamente integrado en el pueblo. Ali también venía de vez en cuando, pero no vivía aquí. Iban al bar y veían los partidos de fútbol con todos los vecinos y saltaban de alegría cuando marcaba su equipo. Hacían una vida completamente normal y nunca han tenido ningún problema. Es más, si ha pasado algo se lo han hecho a ellos, porque alguna vez les han quitado las bicicletas que siempre tienen aparcadas a la puerta de casa», explica el regidor en referencia a la vivienda que hasta hace unos pocos meses compartía Kamal con otros jóvenes inmigrantes.

«A Kamal le conocíamos todos, se llevaba bien con la gente, incluso las chicas del pueblo decía que era muy guapo, aunque la verdad es que no tuvo ninguna relación, al menos que sepamos nosotros», explica el alcalde de San Cebrián de Campos.

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