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Jóvenes sentados en el parque, antes de que comenzara a llover.

La lluvia da una tregua y permite a miles de jóvenes disfrutar de la fiesta de la ITA en Palencia

La celebración discurrió con normalidad, a pesar de que varias nubes descargaron sobre el parque Ribera Sur

MARCO ALONSO

Viernes, 13 de mayo 2016, 12:16

Cuando uno va a una macrofiesta universitaria espera encontrarse líquidos de todas las clases. Cerveza, calimocho y bebidas alcohólicas de todos los sabores y colores... Eso es lo que uno piensa que se va a encontrar en una celebración como la que se vivió ayer en el Parque Ribera Sur de Palencia. Y así fue, pero fue otro líquido, el agua, el que estuvo en boca de todos, más aún que el calimocho y la cerveza.

La lluvia no estaba invitada a la fiesta de ITA (Ingeniería Técnica Agrícola), pero fue la única que pudo pasar los férreos controles de seguridad sin entrada y se coló en el recinto para intentar aguar las primeras horas de jornada festiva, aunque los estudiantes estaban bien preparados. A falta de paraguas su entrada al recinto estaba prohibida por motivos de seguridad, los chubasqueros comenzaron a aparecer, e incluso alguno llegó preparado con grandes plásticos que permitieron improvisar un techado que sirvió a más de uno para no acabar como una sopa.

«Me cago en el dios de la lluvia», gritaba el vocalista del grupo palentino Ignición, pero sus blasfemias solo consiguieron que la deidad se enfureciese y descargase con más fuerza, así que el cantante optó por invocar a otro Dios, al Ra de los egipcios, con una versión del tema Cuando salga el sol del grupo de punk-rock Desakato y el astro rey decidió hacer acto de presencia para alegría de los 10.000 universitarios que ayer se olvidaron por un momento de que los exámenes están a la vuelta de la esquina.

Las nubes fueron pasando una tras otra, descargando cada poco su contenido, pero los jóvenes seguían haciendo cola para acceder al recinto con bolsas cargadas de bebidas que iban mezclando mientras esperaban a que llegase su turno. La fiesta iba tomando color y la lluvia se fue para no volver más mientras el dueto de DJs formado por los vallisoletanos El Gordo y el Flaco calentaba el ambiente. Si Laurel y Hardy hicieron las delicias de los cinéfilos en los sesenta, este par de DJs también lo lograron ayer bajo el mismo pseudónimo, pero con argumentos bien distintos: un house comercial «del bueno, de ese que te levanta del suelo», afirmaba uno de los asistentes a la fiesta mientras no paraba de bailar.

Moverse. Eso es lo que necesitaban los jóvenes para no caer en el tan temido bajón el mal más extendido en este tipo de eventos. Y vaya si se movieron. El tiempo iba pasando, pero la fiesta no decaía y el esperado sol de la mañana se convirtió incómodo compañero por la tarde. Los chubasqueros dieron paso a las gafas de sol, y las caras de felicidad mañanera se tornaron en cansancio y algo más, en un «pedo colectivo que da alegría a Palencia», como gritaba a los cuatro vientos uno de estos jóvenes que disfrutaron de lo lindo en la jornada de ayer.

Quién iba a decir que esta fiesta, que nació hace años como una paellada en honor a San Isidro iba a derivar en esta macrofiesta en la que 10.000 personas bailaron ayer al son del Gordo y el Flaco o Héctor Calderón. Los tiempos cambian, las costumbres, también, pero lo que no sufrirá nunca ni un pequeña alteración son las ganas de disfrutar y de vivir la vida de la juventud, tal y como explicaba Pablo García, uno de los organizadores, que quiso hacer las veces de portavoz en la jornada de ayer. «Hay muchas horas y muchos dolores de cabeza detrás de esta fiesta. No tenemos ninguna experiencia para organizar este tipo de eventos, pero eso lo hemos podido suplir con unas enormes ganas de organizar una fiesta en la que la gente disfrute al máximo» aseguraba el estudiante.

Las paellas de antaño han sido desbancadas por las garrafas de cinco litros de calimocho y por la música electrónica. El Gaudeamus igitur ha perdido fuerza y ahora lo que se lleva es cantar en comunión la marcha imperial de Star Wars. Las nuevas costumbres pueden parecer de otra galaxia a los más veteranos, pero muchos de ellos vieron la fiesta con envidia desde la barrera.

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