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RICARDO S. RICO
Martes, 22 de marzo 2016, 22:13
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A petición de la Junta de Castilla y León, un perro de la Unidad Canina de detección de cebos envenenados del Servicio Cinológico de la Guardia Civil con base en El Pardo (Madrid), rastreará el día 31 el paraje de Cordovilla de Aguilar, en el norte de la provincia, donde recientemente se hallaron restos de animal, huesos y pelo que podrían ser de oso pardo, en busca de sustancias tóxicas que pudieran haber sido causantes de su muerte.
El pasado día 16, el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) corroboró la presencia de veneno en el paraje de Cordovilla de Aguilar donde se hallaron posibles restos de un oso pardo, y acusó a la Junta de Castilla y León de intentar justificar la muerte de este oso para evitar responsabilidades, tratando de ofrecer «una situación de naturalidad y sin intensificar, a través de medios técnicos y esfuerzos humanos, la posibilidad de descubrir la realidad por la que mueren los osos», según señalaba en un comunicado. Pues bien, la Junta ha movido ficha al respecto y ha pedido la presencia en la zona de un perro de la Guardia Civil especialista en detectar veneno.
Los restos, encontrados por un paseante, fueron trasladados al Centro de Recuperación de Animales Silvestres de la Junta de Castilla y León de Burgos, donde se procedió a su análisis e investigación forense para comprobar si correspondían a un oso pardo y averiguar las causas de su muerte.
Con posterioridad, la Junta de Castilla y León, a través de las pruebas efectuadas por veterinarios, confirmó que los restos óseos encontrados el pasado 10 de marzo en un paraje de Cordovilla la Real pertenecen a un oso pardo, y sigue investigando el momento y las causas de la muerte, razón por la que ha pedido la presencia del can del Servicio Cinológico de la Guardia Civil. Precisamente, el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS), informó de que había corroborado, usando una perra adiestrada, la presencia de veneno en el paraje de Cordovilla de Aguilar en el que se hallaron restos de huesos y pelo de un oso pardo.
El hallazgo del hueso conocido como báculum o hueso peneano, permite además identificar al oso como un macho, y se ha comprobado también que era un ejemplar joven, ya que algunos de los huesos encontrados no presentan osificación completa. El Centro de Recuperación ha remitido muestras de tejidos al Laboratorio Forense de Vida Silvestre de Madrid para analizar mediante cromatografía planar de alta resolución la posible presencia de tóxicos. También se intentará determinar el momento de la muerte, aunque por el estado de descomposición todo apunta a que se trata de restos muy antiguos.
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