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Rafael del Río, a la derecha, recibe ayer el saludo del actual director de la Policía, Ignacio Cosidó.
Rafael del Río recrea en el Casino la ciudad de su niñez y juventud

Rafael del Río recrea en el Casino la ciudad de su niñez y juventud

El pregonero evocó la forma de vida de hace décadas, en un relato nostálgico plagado de leyendas y anécdotas

el norte

Jueves, 27 de agosto 2015, 12:48

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El presidente de Cáritas España y de la Fundación de la Policía Española, el palentino Rafael del Río, abrió ayer las fiestas de Palencia ante los socios del Casino con un nostálgico pregón en el que evocó la Palencia de sus años de niñez y juventud. El que fuera también director general de la Policía Nacional entre los años 1982 y 1986 recreó la ciudad de hace décadas, con sus monumentos, sus fábricas y sus costumbres, en un dibujo salpicado de historia, leyendas y anécdotas.

El pregonero, que se definió como «un palentino en la diáspora», recodó que esta ciudad era conocida en su época por la industria de las mantas, y que abastecía, entre otros colectivos, al ejército. De aquella floreciente actividad solo queda el Prado de la Lana, indicó, donde se secaba y cardaba para su posterior manipulación.

El orador compartió con los asistentes las distintas versiones de un incidente que ocurrió en los años 30, relacionado con la figura monumental más sobresaliente de la ciudad, el Cristo del Otero. «Las crónicas cuentan que en la noche del 23 al 24 de septiembre de 1933, alguien colocó un artefacto explosivo formado por cinco kilos de dinamita y una mecha de un metro de largo». Una de las versiones sobre el fin del incidente es que la mecha se apagó; otra, que el autor o autores se arrepintieron y no la prendieron, y otra, «como da a entender Victorio Macho en sus memorias», apunta a que fue un milagro.

En su alocución, recordó a la iglesia de San Miguel, «donde dicen que se casó Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador, y en torno a la que se celebra el primero de enero el Bautizo del Niño.

Otra inevitable referencia fue la catedral, La bella desconocida, «cuyo origen está envuelto en mitos y leyendas», como la que cuenta que Sancho III el Mayor, rey de Navarra y conde de Castilla, estando de caza por estos parajes, perseguía a un jabalí que se refugió en la cripta, en los restos de la ermita que había mandado construir el rey visigodo Wamba. A punto de lanzar el venablo, a Sancho III se le quedó paralizado el brazo, se dio cuenta de que estaba en un lugar sagrado y prometió a San Antolín construir un templo si le devolvía la movilidad del brazo.

La más larga del mundo

«En la memoria del joven palentino que marchó de su ciudad quedó también la iglesia de San Lázaro, donde fue bautizado», indicó el pregonero, que también repasó la historia de este templo, para pasear luego por la Calle Mayor, la que los chavales de la época definían como las más larga del mundo, porque empezaba en la isla de Cuba y terminaba en El Pilar. La Isla de Cuba era una juguetería situada en el número 14, donde estaba la placa que indicaba que en esa casa nació el pintor Díaz Caneja, y El Pilar es una imprenta que aún existe, en el número 222.

En la Palencia de la época, los jóvenes practicaban el atletismo de la mano de Gerardo Cisneros, empezaba a destacar Mariano Haro, había afición al motociclismo, al balonmano, al ciclismo y el hockey sobre patines era un deporte emergente.

Pese a los cambios registrados, el pregonero recordó que los Cuatro Cantones siguen siendo un lugar de referencia, «y continúa el edificio singular del Casino, un orgullo de nuestra ciudad», según recalcó.

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