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Una familia observa las réplicas religiosas de uno de los puestos.
Los artesanos quieren mejorar sus ventas de todo el año con la feria de Navidad

Los artesanos quieren mejorar sus ventas de todo el año con la feria de Navidad

Ocho expositores ofrecen en la Plaza Mayor productos de cuero, cosméticos y hasta de magia

SAMUEL GARCÍA GIL

Sábado, 20 de diciembre 2014, 14:17

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Será por las luces de colores que estimulan el ánimo de los consumidores, o quizá por la necesidad imperiosa de buscar regalos que apuntar para la lista a los Reyes Magos. El caso es que las navidades ayudan, y mucho, a terminar con buenas ventas el balance anual del gremio de los artesanos, como les sucede a los ocho que exponen y venden sus productos en la Plaza Mayor de Palencia desde el pasado jueves y hasta el próximo 5 de enero. Para animar esta Feria de Artesanía Navideña, que el Club de Artesanos Mercaderes promueve a través de un convenio con el Ayuntamiento, se realizarán diversos talleres que incluyen demostraciones de retacería, cuero o magia.

Las últimas fechas del año son claves para los expositores, tanto que llegan a ser calificadas como la mejor época de todo el curso para más de uno de ellos. Es el caso de Virginia Corredera, que ofrece en su puesto de La Bruja y sus Pócimas, procedente de Venta de Baños, jabón artesanal, cosmética natural, ambientadores, sacos térmicos... «Nuestro objetivo y el de nuestros compañeros artesanos es enriquecer la Navidad», resume poéticamente la artesana, que llega a hablar de esta época como su preferida del año, no solo por el carácter sentimental que conlleva, sino también por el lado económico, ya que se potencian las ventas a raíz de los regalos.

«Es Navidad, así que siempre hay algún regalito que hacer», comenta la responsable de La Bruja y sus Pócimas. En su puesto, los jabones «hechos con una formulación propia», las zapatillas y los peluches son el producto con más demanda, aunque en esta edición han introducido cosmética oriental. «Parece ser que ha llamado bastante la atención en los primeros días», señala Virginia Corredera.

«Y aquí tenemos cinturones desde 15 euros, y los de allá están a 30». Antonio Pardillo, de Cuero-Palencia, sale de su caseta para atender a una clienta potencial, que finalmente se va sin comprar. Sin embargo, no sucede siempre así. «Aquí hay de todo: gente que viene a curiosear, amigos, familiares y gente que va viniendo toda la vida a vernos y que incluso nos llama para preguntarnos cuándo venimos y pedirnos que vengamos antes», constata el artesano palentino, quien señala que las carteras es el producto con más salida de su caseta.

En medio de su puesto de artesanía en cuero, piel y marroquinería, Antonio Pardillo afirma que lo que más llama la atención de los curiosos no es un producto en venta, sino una máquina, el pantógrafo, «el único que existe en toda Castilla y León», asegura, que sirve «para grabar metal, escudos, mecheros, pulseras y todo ese tipo de cosas, personalizadas y con tu nombre», explica Pardillo.

Mientras tanto, en uno de los extremos de la feria, aparecen y desaparecen cartas de manera inexplicable. No se trata de casos paranormales, sino de la magia de Nacho Robles, «veterano de la feria» como él se autodenomina, que ha participado en las tres últimas ediciones. Robles no se quiere precipitar en sus expectativas, pero está seguro de que «tiene que venir mucha gente, todos los años lo hacen». «Tenemos que vender mucho», se plantea como objetivo general el prestidigitador que, lejos de señalar a las navidades como única época del año para su arte, considera que «la magia es en cualquier momento, en todo el año, pero aprovechamos el momento y que la gente se compra productos para sí misma», razona Nacho Robles.

En otra caseta, Marian Rodríguez opina desde la experiencia de una artesana que ha pisado multitud de ferias en la provincia durante veinte años de profesión. «He estado en Ampudia, Carrión, Saldaña... Por la provincia, todo lo que puedo», asegura la responsable de Drago Taller Artesanal. Dentro de su puesto, llaman la atención unos zapatos de cuero en miniatura, que sirven como llaveros. «Me lleva alrededor de una hora cortando todas las piezas, cosiendo y lijando», detalla Marian Rodríguez, que observa el devenir de la feria con buenos ojos. «Yo espero siempre todo muy bien, luego se cumple o no», comenta la artesana.

Además de para celebraciones y vacaciones los que puedan, el fin de año también sirve para hacer balances. Y en el suyo particular, los artesanos disienten según cada sector, aunque la sensación más optimista se limite a un ligero repunte. «La gente poco a poco se va concienciando de que si el dinero no se mueve, se queda anquilosado», explica Antonio Pardillo, un veterano en el sector desde los 12 años, quinta generación de guardicioneros, y que admite que los últimos doce meses no han sido negativos para su empresa. «Para mí, personalmente este año ha sido un poquito mejor que el año pasado, aunque hay compañeros que se quejan», añade Pardillo.

Entre esos colegas está Virginia Corredera. «La crisis está costando mucho, este año ha sido peor que el anterior porque ha bajado bastante la venta», describe la responsable de La Bruja y sus Pócimas. Para combatir esta tendencia negativa, el sector intenta aprovechar incluso el arrastre de las nuevas tecnologías. «Nos buscamos la vida un poco a través de Internet, pero el descenso ha afectado en general tanto al comercio como al caso de los productos navideños», comenta Corredera.

En un punto intermedio lo ve Marian Rodríguez. «Ha sido un año raro, pero yo me defiendo; llevábamos un bajón desde 2007 y ahora hemos tenido un par de años en que se mantiene, que por lo menos no baja, pero que me obliga a trabajar todo el año», justifica la artesana del taller Drago.

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