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La mujer afectada por el desahucio.
Tiene 78 años, avaló a su hijo con su piso y teme acabar en la calle como Carmen de Vallecas

Tiene 78 años, avaló a su hijo con su piso y teme acabar en la calle como Carmen de Vallecas

La vivienda pasó a ser propiedad de una empresa asturiana hace meses y teme que en cualquier momento llegue la notificación de desahucio

c. vicente

Lunes, 24 de noviembre 2014, 20:35

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«Me muero de miedo cada vez que suena el telefonillo a las doce y media a la una; es la hora que vienen con las notificaciones del juzgado», confiesa Mari Carmen Gil con los ojos bañados de lágrimas y surcados de unas arrugas que revelan una vida dedicada al trabajo y llena de sacrificios. Mari Carmen tiene 78 años y al igual que hizo Carmen de Vallecas avaló con su vivienda a su hijo. Según recoge Ical, su casa, donde ha vivido toda la vida, no está en Madrid sino que en el barrio de la Avenida de Madrid de Palencia y ya no es suya porque hace unos meses salió por segunda vez a subasta y tras un juicio pasó a manos del banco y de éste a ser propiedad de una empresa asturiana. Solo le falta para ser igual que la Carmen de Madrid que la desahucien y eso puede ocurrir en cualquier momento.

Mari Carmen, rodeada de miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Palencia, relata que hace unos cinco años avaló a su hijo para que pusiera un negocio en Solares (Cantabria). El negoció fracaso y ahora Caja Cantabria le reclama el préstamo de 40.000 euros más los intereses y gastos generados por impago, por lo que la deuda total asciende a unos 70.000 euros.

«Lo compramos mi marido y yo con todo el sacrificio del mundo, pagando mes a mes para el día de mañana...y ya ves...el día de mañana», llora. Mañana o pasado mañana lo que puede ocurrir es que llegue la notificación de que tiene que abandonar la vivienda y «me quede en la calle». Mari Carmen explica que cobra una pensión de algo más de 630 euros, que el piso en realidad era de sus hijos y que ella quedó como usufructuaria.

Dice que se le denegó hasta en dos ocasiones la justicia gratuita alegando que tiene bienes. «¡Bienes! -sonríe irónica- lo que tengo es el usufructo de un piso en Laredo que era herencia de mi marido y que al morir se decidió que pasara a ser propiedad de mi hija y de mi sobrina, que viven allí». Así que Mari Carmen no puede vender su supuesta propiedad para hacerse cargo de la deuda de su hijo porque no está a su nombre y no puede disfrutar de ella porque ya está ocupada.

La anciana se lamenta constantemente por haber avalado a su hijo para un negocio que, ahora dice, se veía que no tenía futuro. No te fustigues, Mari Carmen, algo de culpa tendrán también quienes consistieron que fueras avalista con una nómina de 630 euros, le apoya Teodosio Villahoz, de la PAH.

Lo peor, añade, «es la incertidumbre, el no saber que va a pasar». Desde Caja Cantabria no se han puesto en contacto con ella en ningún momento ni tampoco la empresa asturiana propietaria de su piso. Desconoce si se va a respetar el usufructo o si, por el contrario, a las doce y media o una de cualquier día de estos llegará el funcionario del juzgado.

«Mari Carmen, no estás solas y no vamos a dejar que te echen de tu casa», le animan casi al unísono varios miembros de la Plataforma. El miércoles habrá concentraciones, reuniones con representantes institucionales, entrega de escritos...anuncia Teodosio Villahoz, quien reclama la implicación por parte de las administraciones en la búsqueda de soluciones al problema de Mari Carmen.

La anciana, sumida en el dolor y la tristeza, confiesa que no tiene muchas esperanzas, que la gente va a lo suyo y teme no recibir el apoyo necesario para poder conservar su casa de toda la vida. «Esto no es Vallecas...», baja los ojos y su rostro dibuja una mueca de dolor.

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