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Pedro Iturralde interpreta uno de sus temas con el saxo soprano, este sábado en la Díaz Caneja.
Viaje por la historia de Iturralde

Viaje por la historia de Iturralde

El músico navarro repasa su legado musical en una velada para el recuerdo

EDUARDO R. SALGADO

Domingo, 23 de noviembre 2014, 14:07

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Con setenta años dedicados a la música, Pedro Iturralde puede contar batallas musicales a unas cuantas generaciones. Anoche, las 160 personas que llenaban por segunda día consecutivo el auditoria de la Fundación Díaz-Caneja, tuvieron la fortuna de escuchar, en una hora y media, toda una vida dedicada a la música.

Con la paciencia de quien ha visto de todo, Iturralde se sentó en el centro del escenario y explicó pausadamente, con voz de maestro, de dónde vino, de quién aprendió, dónde viajó y qué hizo. ¿Se puede resumir toda una vida en unos minutos? Sí, se puede. Especialmente si eres un genio que se comunica mediante el clarinete y el saxo.

Lara Vizuete y Víctor Antón rematan el festival con poesía

  • Después de los históricos conciertos de los geniales Jorge Pardo y Pedro Iturralde, la primera edición del Jazz Palencia Festival concluye este domingo con una sesión que combinará música y poesía. La primera estará a cargo del dúo Lara Vizuete (voz) y el guitarrista Víctor Antón, que combina los estándares de la tradición del jazz, la bossa-nova y los boleros. Durante el concierto, integrantes del grupo poético DiVersos leerán textos de Óscar Martín, Pablo Otero, Carmen Gc, Celia Frías, Laura Sánchez y Luis Javier Pinar. Este acto, cuya entrada es gratuita, se celebrará en el bar The Lemon Society (Paseo del Salón, 13), en el horario del vermut (13 30 horas), lo que permitirá cerrar el festival con un cóctel de música y poesía, jazz y versos.

Dividido en tres partes, el concierto comenzó sin sobresaltos por el jazz tradicional de Nueva York. Para abrir boca, arrancó con la célebre nana de George Gershwin Summertime. Siguiendo la línea musical, a continuación el cuarteto hiló con otro estándar, en este caso bajo la liviana melodía de Sophisticated Lady, del mayúsculo Duke Ellington. Hasta aquí todo bien, todo dentro de la normalidad en un concierto de jazz. Pero si algo va a definir la primera edición del Jazz Palencia Festival, no es precisamente lo previsible.

Después de interpretar a su manera dos estándares, llegaron las composiciones propias de este legendario músico español. Primero con Memorias, donde demostró sus recuerdos por tierras del magreb o por la vecina Lisboa. También rememoró su gran trabajo de Etnofonías, donde recoge melodías del folclore de Asturias y otras zonas de la península Ibérica. Así durante media hora, en la que trabajaron los cuarto músicos sin parar, ya que Iturralde dividió el concierto en tres partes, formadas por distintas composiciones suyas y que unió a modo de suite.

La segunda parte del concierto estuvo protagonizada por su brillante obra Suite Helénica, inspirada en su viaje por Grecia. Con lo ya escuchado, se podría definir a este músico navarro como un vanguardista del folclore, un original compositor y fabuloso intérprete que recolecta músicas populares para elevarlas. Al igual que al comienzo, antes de adentrarse en las sonoridades griegas, explicó la peculiaridad de la suite, basada en la música modal. Nada que ver con el jazz modal que inauguró Miles Davis en Kind of Blue. La suite estaba compuesta por tres escalas modales, cuya nota fundamental era mantenida a modo de obstinato, primero por el piano y más tarde por el contrabajo.

La batería servía por entonces de fiel recordatorio de que estábamos en un concierto de jazz. ¡Y qué baterista! Carlos Carli es de esos percusionistas que mide cada golpe. No sobraba nada. Llevaba el tiempo con soltura, tranquilidad, sin casi inmutarse, y sin embargo llegaba a todos sitios. En esencia, un baterista curtido en la escuela de Art Blakey. Soberbio.

Al otro lado del escenario, a la izquierda del público, el piano de cola de Mariano Díaz subía y bajaba por coloridas escaleras cromáticas. Como si su estilo se hubiera cocinado bajo el fuego del repertorio de Pedro Iturralde, Díaz se movía con gracilidad en sucesiones acordales a una velocidad impresionante. Por momentos recordaba al mítico Tete Montoliu da mucho gusto citar como referencia a músicos españoles de jazz. Como recordó Pedro Iturralde, Entre amigos, el disco que anoche presentó, lo ha grabado con el mismo cuarteto que le acompañó ayer en Palencia. Tres viejos amigos, que se completan con el contrabajo de Richie Ferrer.

Andalucía estuvo presente

La última parte del concierto fue la más española. Si Pedro Iturralde tiene el oído atento para las músicas populares, no está menos interesado en las composiciones de la música académica. Así que la parte final se la dedicó a Joaquín Turina, unos de los mejores y más prolijos compositores españoles de la primera mitad del siglo XX. Recuerdando a Turina es una pieza de Iturralde basada en una de las danzas del creador sevillano, y en la que a su vez Iturralde tuvo presente al bailarín Manolo Caracol. Como era de esperar, fue la sección más andaluza, que no flamenca, del recital.

Antes de echar el cierre a una noche magistral, Iturralde tuvo tiempo para endulzar el auditorio con la nostálgica Les Feulles Mortes, tan propicia para el otoño, y que resulta seña de identidad del bello sonido que le saca a su clarinte. Y como colofón, una despedida con otro octogenario de la leyenda del jazz. Con su obra Mr. Rollins, dedicada a su «amigo y colega» Sonny Rollins, Iturralde puso la última nota con su saxo tenor a un memorable repaso por su legado musical.

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