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Los niños prepararon sus adobes, ayudados por Antonio Matías.
El adobe de La Poncarriona

El adobe de La Poncarriona

Vecinos de Cevico Navero y visitantes han podido disfrutar de música, teatro y curiosas actividades en la Semana Cultural

luis antonio curiel

Domingo, 31 de agosto 2014, 19:50

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Vecinos y visitantes han disfrutado de una animada Semana Cultural, en la que música, deporte, teatro y otras actividades han permitido a los vecinos disfrutar de unos días de encuentro y diversión. El programa arrancó con la asamblea general ordinaria, en la que los socios conocieron los distintos proyectos de la Asociación Socio-Cultural de Cevico Navero.

Entre las actividades más curiosas, destaca el taller de elaboración de adobes que dirigió Antonio Matías El Cerela. Una actividad que se realizó por tercer año consecutivo en la zona de La Poncarriona y que reunió a numerosos niños y mayores. Además, los asistentes tuvieron la oportunidad de conocer los juegos de antaño y disfrutaron haciendo rodar la veleta el juego típico de Cevico Navero que se practicaba en San Marcos, el hinque y el aro, entre otros.

Antonio Matías, promotor de la iniciativa desde hace tres años, explicó las distintas fases de la elaboración de adobes y recordó la tradición que existía en el Cerrato y en Cevico Navero sobre este tema. «En mi familia siempre hemos hecho adobes, por lo que conozco muy bien esta tradición adobera. Con este tipo de actos, hacemos que niños y jóvenes conozcan más a fondo los oficios de antaño, nuestras tradiciones y los juegos de la infancia», señaló Antonio Matías, que además ha recogido sus vivencias en una publicación.

El Cerela explicó el proceso de elaboración de adobes. En un primer momento, se cava la tierra, se echa agua y paja de trigo ya trillada y se pisa el montón de tierra. Después, se deja reposar durante unas horas y se procede a la preparación de los adobes mediante los moldes, que pueden tener fondo o no. En Cevico Navero, este tipo de moldes, que se conocen como la abancal, suelen tener una medida de 40 x 20 y 10 de fondo. Los adobes se dejan secar durante varios días.

El taller contó con una abancal para niños, más pequeña, lo que les permitió preparar numerosos adobes, a los que pusieron sus nombres y que, una vez completado el proceso de secado, se llevaron como recuerdo del taller. Los adultos también se llevaron los adobes elaborados como testimonio vivo de un oficio que los ceviqueños se empeñan en perpetuar.

Cevico Navero disfrutó con el recuerdo a los adoberos y conoció más a fondo la historia de numerosas familias que se dedicaban a este oficio. La zona de La Poncarriona fue testigo de los juegos del ayer en manos de los niños del hoy.

Consciente de la importancia de este tipo de oficios, Antonio Matías ha donado algunas piezas relacionadas con la elaboración de adobes y la agricultura al Museo del Cerrato Castellano.

Cevico Navero ha despedido su Semana Cultural con las vistas en el Día del Montanero, el próximo mes de septiembre. Será una jornada que permitirá también recordar otro de los oficios más arraigados a la historia de la localidad.

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