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Joaquín Galán
«En mi nuevo libro late una crítica al sistema de valores»

«En mi nuevo libro late una crítica al sistema de valores»

Joaquín Galán, poeta, presenta este jueves un nuevo libro

fernando caballero

Jueves, 26 de junio 2014, 00:08

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El poeta cerrateño Joaquín Galán (Villaviudas, 1940) mantiene su actividad creadora poética con un nuevo libro, que se presenta este miércoles en la Librería Del Burgo (calle Marqués de Albaida, 7). Los puentes de Wheat City, editado por la editorial palentina Cálamo, formula una reflexión de sesgo moral sobre la que gravitan las solicitaciones de la urbe y los sueños incumplidos de la adolescencia. En medio de una sociedad que masifica a sus hijos figiendo mejorarlos, el libro emprende un retorno a la intimidad donde confluyen el yo y el mundo.

La presentación del libro correrá a cargo del también poeta y crítico literario César Augusto Ayuso, diretor de la colección poética en la que ha aparecido el libro. Joaquín Galán, que reside en Barcelona, es autor de libros como Vocación de mar, Los ojos de la piedra, Ni el desorden del fuego, El aire original, La perdición de Ulises, Teseo en el laberinto y Cierta cantidad de silencio. También ha publicado estudios sobre los poetas Blas de Otero y Marciano Zurita.

¿Cómo define su nuevo libro?

Es un viaje alrededor de la ciudad, la nuestra, como una mirada de la memoria. Aquí se traza una topografía espiritual, de cuño biográfico, lo que conlleva desenterrar muertos y tragar mucho polvo.

¿Wheat City se refiere a Palencia?

Sí, es el icono que subyace en los distintos poemas y situaciones. Pero aquí no se entona una loa o un canto de amor, sino una apelación al encuentro. El río Carrión que cruza la ciudad y los tres puentes más nombrados simbolizan desunión por un lado, o complicidad, por otro. En el fondo late una crítica al sistema de valores o a la falta de coherencia.

¿Insinúa que su visión de Palencia no es amable?

Amable, sí, pero no hipócrita. En aras de la sinceridad, algunos versos suenan a queja. Un trasterrado, como yo, carece de ubicación, de modo que está en un sitio siendo de otro. Cada retorno al origen significa corroborar los lugares de la memoria, lo que perdura y lo que se ha perdido. Pues bien, si un trasterrado recibe, en vez de un cierto reconocimiento, un silencio culpable, ¿cómo se sentirá? Es, pues, normal que aparezcan ciertos desahogos, como de familia.

¿Hay en sus nuevos poemas algún elemento novedoso o poco usado hasta ahora en sus poemarios?

Desde el punto de vista formal, la articulación narrativa de algunos poemas, el desdoblamiento del sujeto poético en otras voces, la reivindicación identitaria del cuerpo, y otros aspectos.

¿Estamos, por tanto, delante de una ruptura de estilo?

No, más bien de un desarrollo orgánico, con una mayor depuración en el decir. No es difícil detectar una más esmerada atención a lo esencial. Se da primacía no tanto a la percepción de la realidad cuanto a su interpretación. Creo que el lenguaje, despojado, se pliega al sentido, rehuyendo la hueca musicalidad.

¿Cuál es el registro formal que usa en los poemas?

Es variado. En algunos poemas asistimos a la fragmentación del discurso, en otros, el verso libre subraya la falta de sometimiento a una estructura estrófica definida. En todo caso, es propósito mío proponer un lenguaje autónomo que, más allá del decir, sugiera la hondura del significado, así como la complejidad de las vivencias que en nosotros despierta el mundo que nos rodea. Seguro que este libro hará pensar a más de uno y fecundará la imaginación de muchos. Ojalá.

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