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Emilio Naranjo-Efe
Una dimisión tardía

Una dimisión tardía

Cifuentes dice ser víctima de su compromiso contra la corrupción, lo que debería detallar en sede parlamentaria y ante la justicia

El Norte

Valladolid

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Jueves, 26 de abril 2018, 10:47

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El escándalo de un master trufado de ventajas, falsificaciones y mentiras colocó a Cristina Cifuentes en una situación tan insostenible que su táctica defensiva de derivar responsabilidades hacia la Universidad Rey Juan Carlos solo podía servir para empeorarla. La publicación de un vídeo que correspondería a un posible hurto cometido por la ya expresidenta de Madrid en 2011, y que a todas luces alguien había guardado con la intención de filtrarlo en un momento de oportunidad, violentando la intimidad de la ayer dimisionaria –y que habría que investigar quién lo copió o guardó por si ha vulnerado alguna ley en su custodia–, acabó por precipitar los acontecimientos. Del mismo modo que Cifuentes había rehusado abandonar su cargo porque no veía razón objetiva alguna para hacerlo a causa del máster, ayer lo hizo –según sus palabras– no porque se sintiera responsable de alguna conducta inadecuada, sino para evitar a su familia, a su partido y a la Comunidad de Madrid que padezcan los efectos de la persecución que estaría sufriendo por su «tolerancia cero» contra la corrupción. Es muy probable que Cifuentes haya suscitado la animadversión de muchos de aquellos dirigentes del PP que le han precedido al frente del partido y de las instituciones madrileñas. Pero su genérica acusación, ni es argumento suficiente para que se sacuda las culpas propias, ni la exime de detallar hacia quiénes apunta y por qué, cuando el señalamiento se refiere nada menos que a la existencia de una trama propicia a encubrir delitos. Tanto que su testimonio podría ser requerido de nuevo en sede parlamentaria, y también por la justicia. Cifuentes debería haber dimitido antes, como pidió este periódico, pero los modos en que finalmente se la ha obligado a ello son preocupantes. La tenacidad personal de Cristina Cifuentes y la inclinación del PP de Rajoy a ganar tiempo dilatando las crisis generadas por las irregularidades han afectado a la estabilidad institucional en Madrid y a la credibilidad de los populares, después de que la corrupción política asolara su trayectoria reciente en el gobierno autonómico. Ayer el presidente Rajoy anunció que su partido iniciaba una nueva etapa en Madrid. Una aseveración sin duda voluntarista, puesto que el relevo de Cifuentes al frente de la Comunidad está sujeto al previo entendimiento con Ciudadanos y, sobre todo, porque en sí mismo se convierte en un momento de lanzamiento de la campaña electoral para los comicios de 2019. De una campaña que ya se presenta tensa e implacable en términos partidarios, dado que sus resultados están en el aire.

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